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Se sentía un poco nervioso pero impaciente. ¿Razón? Sencillo: Verá nuevamente a su compañero Finn McMissile luego del tiempo concurrido. Estaba preocupado por sus fracturas, de que sí lo arreglaron tal como dijeron la enfermera y doctores o no…

Creía que aún no estaba listo su recuperación y que en realidad habría que esperar más días, pero algunos agentes mencionaron de él, como el tema de que se sienten aliviado por estar bien.

Aunque aquellas conversaciones lo mantenía algo emocionado, no podía verlo por cierto temor. ¿Por qué tantos pensamientos preocupantes? Ni él sabría la respuesta.

Pero dejó de lado su ridícula cobardía y dió un paso al frente al abrir la puerta de la habitación del paciente, no sin antes dar un suspiro algo nervioso y cerrar sus ojos por unos tres segundos.

Al pararse, vió como estaba despierto el agente cían azúl, sentado en la cama mientras leía un libro, percatándose de la presencia del espía rojo.

Ambos se quedaron observándose por unos segundos, hasta que uno de ellos habló con calma:

     —Agente Leland, es bueno verte.

El contrario se sentía más que feliz, dando gracias al esfuerzo de médicos y la determinación de su compañero al lograr ponerlo bastante estable de su garganta, como si nada le había pasado, sonriendo levemente orgulloso con un suspiro que sonaba como una pequeña risa.

     —Yo… estoy feliz de verte mejor.

     —Y todo gracias a los médicos —le devolvió la sonrisa.

Sin embargo, el agente Leland se acercó hacía él sin decir nada, dejando de sonreír, dejando algo confuso al espía Finn.

     —¿Te encuentras… bien? —Pero antes de poder preguntar algo más, recibió un cálido abrazo que dejó con cierta sorpresa al agente cían azúl—. Woah, ¿qué sucede, amigo? —Esperaba una palabra de parte del menor, pero al ver que no decía nada y solo era un «extraño» abrazo, lo correspondió con una palmada en su espalda—. ¿Se puede saber por qué ese comportamiento? —Sonrió algo sarcástico.

     —Fue un impulso.

     —¿Impulso, o porque te alegras verme mejor?

¿Era tan obvio? Ahora se sentía avergonzado que se alejó del abrazo viendo a otro lado.

     —D-disculpame, yo–

     —No hay ninguna razón para pedirle disculpas por algo normal.

Ambos se echaron a reír levemente, que comenzaron una conversación ordinaria, como la pregunta de «¿Qué tal la pasaste en la operación» y entre otros; hasta que llegaron a un momento importante.

     —¿Y qué estuviste haciendo fuera de mi ausencia?

     —Bueno… —No sabría por dónde empezar, pero no sentía temor ni nervio alguno por explicar todo—. Estuve avanzando en la investigación de los responsables de tus fracturas.

Finn se quedó callado y dejando de sonreír, pero luego preguntó:

     —Ah ¿sí? ¿Qué tanto?

     —No suficiente, pero al menos la información es decente.

     —Informate —dijo sin molestía.

     —En primer lugar, fuí hasta el callejón donde había escapado, dejando muestras de sangre fresca. Luego, supuse que tendría algo por mostrarme, pero con este incidente no lograste mostrarlo a tiempo, y esa es una medalla plateada. Lo tomé prestado para analizar, si eso no te molesta.

Romance Encubierto {Finn McMissile X Leland Turbo}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora