「Heredero forzado」⎪ Traducciones Off

──CAPÍTULO O6

O6 ── Heir Apparent

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「Voldemort y Harry en un sofá, B-E-S-Á-N-D-O-SE.

(No hay besos en la boca, por desgracia... ¡pero hay besos en otros lugares!)」

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Esa noche, a la luz del fuego que iluminaba el salón de Riddle Manor, Voldemort recibió una invitación. Llegó por lechuza, siguiendo la entrega de la boutique de Tabitha que, casualmente, había llegado apenas una hora antes. Tabitha había hecho un trabajo rápido cosiendo la ropa de Harry, aunque eso podría deberse a la gran suma de dinero que Voldemort le había pagado para acelerar el proceso.

Resultó ser dinero bien gastado. Porque Harry comenzaría a usar esa ropa esta noche.

Harry estaba actualmente acurrucado en el sofá de dos plazas junto a la chimenea, bebiendo de una taza de chocolate caliente que Flopsy casi le había forzado en las manos mientras exclamaba lo fríos que estaban los dedos del joven maestro.

El propio Voldemort nunca había recibido tanta devoción por parte del elfo doméstico, pero no podía envidiar a Harry por ser su favorito. En todo caso, parecía correcto que Harry fuera el ocupante más querido de esta casa. No era tan cadavérico con Harry dentro, como si Harry disipara recuerdos desagradables con su mera presencia. Un Patronus vivo, ahuyentando a los Dementores.

Voldemort nunca había sido capaz de lanzar un Patronus, su único fracaso mágico. Se preguntó si sería capaz de hacerlo ahora, con el recuerdo de Harry bajo la nieve como combustible. Tendría que intentarlo algún día. Hoy, sin embargo, tenía un hijo para presentar a sus seguidores.

Se levantó con fluidez de su sillón y le entregó la invitación. Era algo clásico de Malfoy: un pergamino transparente como el vidrio con palabras plateadas que brillaban como la luz de las estrellas, como si el vidrio mismo hubiera sido templado a la consistencia del papel. Una elegante imposibilidad.

—¿Estamos invitados a la Mansión Malfoy a cenar?—. Harry dejó su taza a un lado en una mesa auxiliar y leyó el pergamino, en el que las palabras plateadas parpadeaban y brillaban.— ¿Para celebrar 'esta auspiciosa ocasión'? ¿Cuál ocasión auspiciosa?—.

Mi cumpleaños, mi regreso, mi hijo, elige. —Mulciber debe haber pasado la noticia de que ahora tengo un heredero. Todos mis rangos superiores te conocerán y estarán impacientes por conocerte. Malfoy no se atreve a ofenderme invitándonos un día demasiado tarde, así que nos está invitando ahora. Todos los Mortífagos estarán presentes. Será una excelente oportunidad para presentarte—.

La boca de Harry se abrió. —Me niego a asistir a una fiesta de Mortífagos como una versión retorcida de Cenicienta, contigo como un extraño cruce entre mi malvada madrastra y mi hada madrina—.

Voldemort fingió una expresión herida. —¿Por qué no puedo ser yo el príncipe?—.

—El príncipe no es el padre de Cenicienta—. Harry puso los ojos en blanco. —Aunque supongo que eres demasiado narcisista para identificarte con alguien que no sea el personaje masculino más atractivo de la historia—.

Voldemort ignoró el insulto; era, después de todo, cierto. —¿Es esta digresión con tema de cuento de hadas tu método para escapar de una fiesta Malfoy? Comprensible, pero ineficaz—.

Harry exhaló con fuerza. —Mira, no soy un pura sangre nacido y criado con todos los... modales que esperan que tenga. Usaré los tenedores equivocados, pisaré los zapatos de alguien en medio de un vals y prenderé fuego a las cortinas. ¿Qué tipo de introducción será esa? Arruinaré tu reputación—