Mezclado

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Lo primero que escuchaste cuando entraste fue el sonido alegre de la risa de tu novia.

Allí se sentó en el sofá con un programa en la televisión. Bajó el volumen cuando te escuchó entrar y te miró con una sonrisa; una que rápidamente se desvaneció cuando vio la mirada en tus ojos.

—¿T/n? ¿Qué pasa? ¿Tuviste un mal día?

Te encogiste de hombros. —Sí. ¡Pero luego mi día empeoró cuando mi novia se saltó nuestra cita!

Rosé dejó escapar una risa nerviosa. Apagó la televisión y arrojó el control remoto sobre el cojín a su lado.

—No olvidé nada. T/n. No teníamos nada planeado para esta noche.

—¿De qué estás hablando? Rosé, teníamos esta cita planeada desde la semana pasada—. Te burlaste cuando un ceño fruncido apareció en su rostro.

—¿Para qué día?

—¡Hoy! ¡Jueves!

Ella negó con la cabeza y sacó su teléfono de su bolsillo. —Está bien. Bueno, eso es mañana—. Frunciste las cejas con incredulidad. —Es miércoles, T/n—. Ella se rió y te mostró el calendario en su teléfono.

Cerraste los ojos con fuerza y te miraste los pies. —Dios. Lo siento, Rosé.

—¿Por qué?—? Ella sonrió.

—Por enfadarme tanto contigo. Nunca debí haber sacado conclusiones precipitadas.

Te agarró con las manos y sus ojos se iluminaron cuando te acercaste a ella. Te puso en su regazo y te abrazó.

—Está bien. Te perdono, cariño. Tengamos mañana, nuestra verdadera cita nocturna.

Ella se rió cuando le hiciste cosquillas en los costados juguetonamente.

—Hablando en serio, obviamente no tuviste un buen día antes de que asumieras que te dejé plantada, así que sé que no era tu intención enojarte tanto en primer lugar. Dejemos esto atrás, ¿Okey?

Asentiste y te inclinaste para darle un beso, pero ella colocó su dedo sobre tus labios primero.

—¿Sabes que nunca arruinaría una cita contigo, de todos modos? ¿Verdad?—. Asentiste.

—Lo sé. Esa es otra razón por la que te amo.

Rosé sonrió y te dio un beso. —Yo también te amo.

Rosé Imaginas - Libro uno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora