Quedarte dormida en su regazo

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El sonido de la risa de Jennie se estaba desvaneciendo lentamente mientras tus ojos se cerraban una vez más.

Las chicas volvieron a salir juntas y Rosé quería que las acompañaras. La película acababa de terminar y las chicas se reían y hablaban de sus partes favoritas. Bueno, todas ellas excepto Rosé que había sentido que te quedabas callada.

Tocó tu brazo haciendo que tus ojos se abrieran de golpe.

—¿Estás cansada, T/n?—. Te frotaste los ojos y asentiste con cansancio. —¿Quieres regresar a casa?

—No. Sé lo mucho que has estado deseando salir con ellas. Ni siquiera es tan tarde todavía, solo estoy agotada por esta semana. Pero no hay necesidad de apresurarse. Puede que me quede dormida, eso es todo—. Rosé se mordió el interior de la mejilla y miró tus ojos cansados, asegurándose de que realmente no te importaba que se quedara.

—Está bien. Al menos puedes poner tu cabeza en mi regazo si quieres, bebé—. Sonreíste mientras ella palmeaba su regazo y no dudaste en recostar la cabeza. Cerraste los ojos justo cuando Rosé comenzó a jugar con tu cabello. —Eres tan linda—. Ella sonrió, inclinándose hacia adelante para plantar un suave beso en tu frente.

—¿Qué película deberíamos ver después?—. Preguntó Lisa.

Todas las chicas voltearon a mirarte a ti y a Rosé solo para encontrarte casi dormida con la cabeza en su regazo.

—Cualquier cosa está bien—. Todas sonrieron mientras miraban a Rosé calmarte para que te durmiera.

—Te amo, T/n—. Ella susurró, mirándote con amor en sus ojos.

—Yo también te amo, Rosé.

Observó que tu respiración se estabilizaba mientras te dormías en su regazo, dejando a Rosé con la mayor sonrisa en su rostro y un aleteo en su corazón.

Ella realmente estaba tan enamorada de ti.

Rosé Imaginas - Libro uno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora