Capítulo 2: Verdades

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Aunque ahora tenía un amigo en quien confiar, seguía sin ganas de ir a la escuela. Estaba dentro del baño cuando por fin tuve el valor de volverme a ver al espejo. No había rastro de la chica alegre que fui hace unos años; en lugar de eso me encontré con una desconocida.

Dos surcos oscuros delataban que mi cama me había traicionado y no había podido dormir, había perdido peso, mi pelo estaba crespo de las puntas, ya ni siquiera tenía forma. Todo ese tiempo me había consumido poco a poco. Lucia enferma, y aunque no lo estaba también me sentía así.

“¿Cómo llegaste hasta aquí Lisa?”, me preguntaba una y otra vez, “¿Qué te paso?” “¿Quién eres?” pero nunca había respuesta.

No quería ir a la escuela, pero tampoco soportaba estar ahí sola, donde todo me recordaba a Nadia, donde me enfrentaba diariamente a mis demonios.

Troye y yo nos volvimos inseparables. Aunque todos le hablaban y lo querían conocer, él no me hacía a un lado. Muchas veces intentaron convencerlo de alejarse de mí, pero nunca hizo caso a los comentarios de los demás y siempre me defendía. Inclusive Jennie se había entusiasmado con él. Un día la escuche decir “Troye es más atractivo que Jimin, ¡ops tendré que remplazarlo!” Y sus amigas comenzaron a reír.

Ese día sentí miedo, había conseguido un amigo y sí a Troye le gustaba Jennie me quedaría sola de nuevo; y quién no se fijaría en ella, era popular y hermosa; estaba perdida.

Troye llegó poco antes de que iniciara la clase.

—Lis necesito un favor.

—Dime Tro.

—Pero no quiero que te molestes conmigo.

Aquí venía, lo sabía, me dejaría por esa estúpida pelirroja.

—Dime.

—Necesito que me acompañes mañana a una cena con mis papás.

“¿Qué? ¿Una cena? ¿Por una cena me iba a enojar?” Puse cara de interrogación, no entendía nada.

—Pero, necesito que seas mi novia; sólo en frente de ellos lo juro, no tenemos que besarnos, ni nada; bueno, quizá sólo nos tomemos de la mano.

—¿Tu novia? Troye ¿Por qué no le dices a Jennie? Seguramente ella estaría encantada y no tendrían que fingir mucho, se muere por ti.

¿Por qué dije eso? No lo sé, pero lo dije. Creo que me aterró que mi amigo se interesara en mi en plan romántico. Hay muchos hombres que en cuanto se enteran de tus preferencias saltan haciendo alarde de sus cualidades para ver si te cambian de opinión, como si el convencerte fuera un reto, y de lograrlo presumirlo como muestra de su hombría.

—Lis, Jennie no me interesa, y, pues te lo diré así… Troye comenzaba a sonrojarse y yo a ponerme cada vez mas nerviosa, “¡Hay no, por favor!” pensaba cuando Troye me tomó de las manos y se acercó a mi oído.

—Digamos que me gusta más Jimin que Jennie.

Abrí los ojos tan grandes como pude de la impresión. Si que me sorprendió.

—¡No! ¿En serio?

Por fin respiraba normalmente ¡puf! Que alivio sentí.

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