Capítulo 6: ¿Sorprendidos?

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El lunes en la mañana pasé por ella a su casa. Al llegar, me estacioné fuera de la reja de entrada. Ya no sentía los nervios de dos días antes, pero no estaba del todo tranquila. Jennie salió en el auto con su chofer, antes de que yo pusiera enviar en el mensaje que le había escrito; le pidió que se estacionara y bajó el cristal de la ventana.

—Supongo que vienes por mí.

—Supones bien.

—Gracias Antony, pero me voy con mi amiga— le dijo a su chofer y se bajó del auto.

—¿Así que ahora vendrás por mi para llevarme a la escuela? —Me dijo cuando se sentó a mi lado.

—Sí, pero no te acostumbres tanto, no siempre voy a venir.

—Bien — Se colocó el cinturón de seguridad y me miró fijamente —¿Y qué propósito tiene recogerme en mi casa? No me digas que quieres ser una linda novia.

—No, sólo quiero ver la cara de todos cuando nos vean llegar juntas—

—Creo que estas perdiendo el suelo Manobal —dijo cerrando los ojos y tratando de disimular su enfado.

Yo sonreí y me apresure a llegar a la escuela.

En cuanto nos estacionamos y salimos del auto la tomé de la mano, no parecía sorprendida; pero en cuanto toqué su mano una corriente eléctrica recorrió mi espalda sorprendiéndome a mí, claro que culpé a la adrenalina de la situación.

Caminábamos por el pasillo principal, Jennie se acomodó su mochila sobre el hombro sin soltarme, se notaba algo nerviosa, pero no decía nada; yo seguía viendo a mi alrededor, todos nos miraban incrédulos y sorprendidos. Varios se quedaban viendo hacia nuestras manos. Se escuchaban susurros como, “¿Llegaron juntas?”, “wow, que bien se ven las dos”, “Están tomadas de las manos ¿ya viste?”, “¡Era cierto!”…

—¿Satisfecha? —me preguntó.

—Sí ¿y tu?

—Sabes perfectamente lo que pienso—

—Por favor Jennie, somos la sensación del momento.

—¿Y todo esto se trata de eso? ¿De ser más popular?

—No.

Llegamos al salón que nos tocaba a primera hora, Troye aún no llegaba y Rosé estaba en su lugar platicando con Jisoo.

—Hola— nos dijo a las dos.

—Hola —dijo Jennie. A propósito no la había soltado y la dirigí hasta mi asiento. —¿También me tengo que sentar a tu lado?

—Claro, ¿si no qué van a pensar de nosotras?

Las amigas de Jennie entraron y voltearon a verla. Una de ellas, Kendall; la pelinegra del grupo, le hizo señas para que fuera con ellas.

—¿Te acompaño? —dije con sarcasmo

—No gracias, ahora vuelvo.

—Ok.

Dejó su mochila en la silla junto a mí y se fue al lado de sus amigas.

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