Capítulo 19: El regreso

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Veo a la mujer frente a mí, y sé que la he Veo a la mujer frente a mí, y sé que la he lastimado, pero realmente no quiero mentirle y prometerle algo que no puedo cumplir; ya tengo demasiadas promesas rotas en mi vida como para agregar otras tantas.

La conocí hace apenas dos meses gracias a Rosé. Ella terminó con Jisoo durante el primer año de universidad, y una larga fila de chicas habían desfilado por su habitación. Nuestra amistad era complicada en ese tiempo, estábamos en la universidad y teníamos que dividir el tiempo entre estudiar y reunirnos, agregándole a esto que si Rosé y Jisoo llegaban a verse, estallaba la guerra; tres años después aún no podían perdonarse.

Rosé le había puesto los cuernos; y aunque no estaba de acuerdo con su forma de ser, la respetaba e intentaba no involucrarme en sus problemas, y Rosé había aprendido a aceptar que nuestra amistad era algo aparte de su relación.

Alex no formaba parte de su lista de conquistas y Rosé decía hasta el cansancio que éramos perfectas la una para la otra. Al principio nos encontrábamos las tres para comer o ir a algún bar, hasta que hace unas semanas Alex me había pedido una cita y yo había aceptado; primero fue un café, luego una película; pero sólo eso, apenas me tomaba de la mano con confianza, no me presionaba, no me pedía nada, sabía esperar, y yo había considerado la posibilidad de intentarlo con ella. Sus ojos me miran fijamente con tristeza, sus labios forman un intento fallido de sonrisa.

Es increíble la velocidad con la que puede cambiar tu vida; unas cuantas palabras te regresan a un camino que considerabas distante. Apenas unas horas atrás habíamos entrando al bar queriendo pasar un buen rato, platicar y conocernos un poco más. Alexandra había entrado a buscar una mesa mientras yo la esperaba en la puerta.


—¿Manobal?— me llamó alguien a mi espalda.

Me giré y me encontré frente a la morena que no veía desde que salimos de la preparatoria.

—¿Kendall?—

—La misma, ¿cómo has estado?— preguntó saludándome con dos besos en las mejillas.
—Bien, gracias—
—Te ves bien, el cabello largo te queda genial—

—Bebé, ahí hay una mesa libre.— dijo Alex tomando mi mano. –Hola— saludo a Kendall con cortesía.
—Kendall, te presento a Alexandra; Alex ella es Kendall, una compañera de la preparatoria— la presenté, no como mi amiga, porque no lo era, ella había sido amiga de Jennie y únicamente de ella.
—Un gusto— dijo Kendall tomando la mano de Alex.
—Por qué no pides algo y enseguida voy— dije dándole a entender que nos dejara a solas; y Alex entendió de inmediato.
—No tardes— dijo dándome un beso en la mejilla.
—¿Te apetece un trago?— me preguntó Kendall y yo la seguí hasta la barra.
—¿Y tú como has estado?— pregunté por cortesía aunque en realidad no estuviera interesada. Quería terminar rápido con ese encuentro que me traía tantos recuerdos y regresar a mi cita.
—Pues no me quejo, acabo de terminar leyes y ya tengo un contrato con un buen bufete.—
—Que bien—
—¿Es tu novia?— preguntó haciendo una señal con su cabeza hacia la mesa donde Alexandra me esperaba.
—No, apenas estamos saliendo— respondí.
—Supe que te mudaste—
—Sí, en cuanto salimos me fui a vivir sola; pero regresé a casa de mis padres ¿cómo supiste?—
—Fui a buscarte a tu casa— dijo como si nada.
—¿A buscarme? ¿por qué?— No entendía porque me había buscado, como dije, Kendall no había sido mi amiga, no teníamos nada en común, salvo por Jennie.
—¿Les sirvo algo?— se acercó uno de los bar tender a preguntarnos, dándole a ella tiempo de pensar lo que estaba apunto de decirme.
—Tráeme un whiskey en las rocas— respondí.
—A mi un vodka— dijo ella quitándome la mirada de encima.
El chico se alejó dejando un silencio incomodo entre nosotras.
—¿Por qué?— repetí la pregunta.
—Porque quería decirte lo que en verdad sucedió con Jennie. Sé que no me correspondía, pero ella debió decírtelo y no lo hizo. No sé como pudiste dejar ir a Jennie así de fácil.—

¿Qué se creía esa tipa?, ¿yo la deje ir? ¡Ella fue la que decidió largarse!


—¿Dejarla? Ella fue quien me dejó a mí Kendall. Me dijo que todo había sido por la jodida apuesta. Y todavía después de eso fui a buscarla y ¿Qué me encuentro? que ya está con alguien más—
—Jongin— dijo soltando un bufido.
—Quien sea, el punto es que esta con alguien—
—Pues debiste de haberle pedido una explicación, no sabes todo lo que mi amiga sufrió por tener que mentirte.—
—¿Mentirme? Explícate— Mi estómago se contrajo y por un segundo yo estuve a punto de marcharme, no estaba segura de querer saber.
—Sus bebidas— intervino el bar tender dejándolas sobre la barra.

Kendall tomó su vaso y dio un trago antes de responder.
—Mejor pídele a ella que te lo explique, regresó hace unos días aunque sólo estará una semana hasta el día de la...— se interrumpió, como si estuviera a punto de cometer otra indiscreción.
—¿De la qué?—No, si ya había comenzado a hablar quería que terminara.
—De la boda. Jennie se casa en una semana. El chico con el que la viste es Jongin, el prometido de Jennie...— ¿Y así quería que la buscara? ¿Acaso está loca? ¿Se estaba burlando de mí? –Sus papás la comprometieron con él antes de que se marchara a Inglaterra.—

Así que era cierto; había estado con los dos, me había engañado. No creía ni una de sus palabras, Jennie no sufría, no tenía corazón para hacerlo.


—Pues espero que sea muy feliz— dije tomando mi vaso y alejándome de la morena.
—No cometas el mismo error Manobal— sentenció ella. –No la vuelvas a dejarla ir sin explicaciones—

Y con esas palabras logró que la verdad que me había creado en la cabeza se desmoronara. Regresó el dolor, y supe que no había ganado nada, sólo estaba mintiéndome a mí misma y le estaba mintiendo a Alex, aún amaba a Jennie, aunque ella estuviera a punto de casarse. Alex se había dado cuenta de que algo sucedía y así terminé contándole la historia entre Jennie y yo. Y ahora estamos aquí, yo sin saber que decirle y ella analizándome.


—Alex... yo...—
—Te entiendo.— Me interrumpe tomando su vaso y bebiendo — La verdad es que sabía que eras difícil, y para ser sincera contigo, eso es lo que más me gusta de ti. Sabía que esto podía suceder, pero eso ya no importa. Yo te considero alguien muy especial, te quiero y te respeto más de lo que imaginas; y si no me quieres de igual manera, entonces podemos simplemente ser amigas—
—Gracias por entenderlo. No quiero lastimarte.—
—No te preocupes, después de la historia que acabas de contarme al menos puedo comprenderte mejor. ¿Qué piensas hacer Lisa?—
¿Qué pienso hacer?. Ni yo misma sé que voy a hacer, no puedo creer que Jennie regresó, que esta tan cerca. Al ver que no respondo Alex me pone en claro mis opciones, como si no las supiera ya.
—¿Vas a buscarla y pedirle un explicación ó te quedaras así? pensando en lo que pudo ser—
—No lo sé.—


Tengo muchas preguntas, y sólo ella tiene las respuestas, pero no quiero buscarla, no quiero estar cerca de ella, tengo miedo de volver a romperme; y sin embargo tengo tantas dudas, las cosas se quedaron inconclusas entre nosotras y lo peor es que nunca supe si fue real o mentira nuestra relación.

Quiero saberlo, quiero decirle todo lo que calle aquel día. Decirle, decirle que la amo, que no quería que se fuera, que ella es la razón de toda mi existencia, que no se case. ¡Por Dios!, ese día no dije nada para mantener un poco de orgullo y no humillarme más de lo que ya estaba, si no lo hice en ese entonces ¿para qué hacerlo ahora?


Dejo a Alex en su casa, me regala una sonrisa y baja del auto.


–Fue un placer conocerte— dice cerrando la puerta y dejándome sola, y sé que no la veré en un tiempo al menos. Manejo sin fijarme realmente un destino. Sus papás la comprometieron. ¿Eso significa que ella no quería? ¿Fue a la fuerza?. ¿Por qué no me lo dijo?


La corta conversación pasaba una y otra vez en mi cabeza. Prometido, boda, mentiras, Jongin, sus papas, Jennie, sus besos, sus palabras, sus caricias, sus miradas. Estaciono el auto frente a su casa, ni siquiera sé como llegué; es muy tarde para tocar y pregunta por ella. Quizá no esta en casa de sus padres, quizá esta con él, con su prometido. ¿Por qué se comprometió? ¿Por qué lo acepto?, da igual, sólo sé que va a casarse.


Me siento sola, me siento vacía. No me parece real que este aquí, tan cerca de mí, a unos metros quizá. Tan cerca... tan cerca que no lo creo.

¿Por qué deje ir a Alex? Ella podía ayudarme a olvidarla, podía hacerme sonreír y hacerme feliz si le hubiera dado la oportunidad. Pero no hubiera sido justo. Mis manos se aferran al volante recordándome aquella tarde donde todo terminó. Y otra vez, vuelvo a llorar por ella. No es justo, tener alguien que te quiere y no corresponderle, y en cambio amar a quien no te ama; la vida no es justa y el amor es una mierda.
Quince minutos después llego a casa con los ojos hinchados. Es más tarde de lo que pensaba y mamá baja corriendo las escaleras cuando me escucha.


—¿Lisa?
—Hola mamá—
—¿Estás bien mi amor?— me pregunta abrigándose con su suéter.
—No mamá.—

Entramos a la sala y ella va preparar un poco de chocolate caliente. Escucho pasos en la escalera y me giró para encontrarme con la mirada de papá.

—¿Hija? ¿Qué sucede? ¿Estas bien?— me pregunta tocándose la barba sin saber que hacer, me ha visto tan rota que seguramente tiene miedo de que vuelva a empeorar.
—Yo...— Mi voz esta apunto de quebrarse, que egoísta había sido con ellos.
—Hija— dice apenas en un susurro y corre a envolverme con sus brazos.
Siento el calor de su abrazo, y esa sensación de seguridad que lo acompaña, como cuando era pequeña y él me protegía de todo. Mamá sale de la cocina al escuchar la voz de papá.
—¿Tienes hambre?—
—Sí— respondo aunque que no es verdad.
—Voy a preparar Waffles para desayunar—
Papá y yo soltamos una sonrisa, aún era de noche y nosotros ya estábamos desayunando. Platicamos de cosas triviales sentados en la cocina, trabajo, escuela, etcétera; hasta que me armo de valor y les cuento todo, los había echo de lado y nunca fui capaz de decirles con mi propia boca lo que sentía hasta esta noche. Aunque duele ya no es el dolor intenso en el pecho de antes, ahora soy más fuerte.
—¿Y qué piensas hacer?— Otra vez esa pregunta.
—Aún no lo sé— subo mis pies a la silla para sentirme mas cómoda –estaba pensando en irme a casa de la abuela.—
—Pero, eso esta muy lejos hija— dice mi madre.
—Lo sé mamá, pero es sólo una idea, no quiero estar aquí cuando ella esta por casarse.—
—Bueno este es el desayuno más temprano de toda mi vida— dice mi papá tratando de desviar el tema y me hace reír.

—Deberíamos dormir otro rato, aún falta para que amanezca— dice mi madre.
—Si, gracias— les digo a los dos —no sólo por el desayuno, si no por escucharme, por estar ahí cuando los necesité.—
—Para eso somos tus padres— dice mamá con su sonrisa calida en los labios.
—¿Por qué no vas a dormir? Después hablaremos de eso de irte a casa de tu abuela.—
—Si papá, buenos días— digo dándoles un beso a cada uno en la mejilla.


Entro a mi habitación, y corro al closet donde guardo una pequeña caja con recuerdos, las rosas, las cartas, las fotos, la foto que ella me regaló en mi cumpleaños, que tomó mi mejor amigo, que guardé pensando que se quedaría en el pasado. Tomo el marco y con cuidado la saco de él.

"Se veían muy bien juntas" dijo Troye esa tarde; no, nos veíamos enamoradas, no sentíamos así. Me siento en el borde de mi cama observando nuestros rostros. Sonrío sin remordimiento, por un momento estoy feliz de haber estado con ella, de haberme entregado a ella, sin importar que pase mañana.

Un rayo de sol, que se cuela por las cortinas de mi ventana y me despierta. Han pasado tres días y sigo sin tener idea de que hacer.

—¿Lisa?— me llama mi madre desde la puerta.
—Pasa— digo levantándome aún con los parpados pesados.
—¿Cómo estás?—
—Bien mamá. Estoy tranquila, no te preocupes.— Me sorprendo a mí misma, después de que Kendall me dijera que Jennie había regresado creí que volvería a morir, pero no fue así, estaba sobreviviendo, duele, pero puedo soportarlo.

—Pensamos lo que dijiste y estamos de acuerdo si te quieres marchar. Sólo... sólo no vuelvas a encerrarte. No nos dejes de lado sin poderte ayudar.— Dice con dolor, y la entiendo.
—Lo siento mamá, no lo volveré a hacer, lo prometo.—
—Te quiero— dice ella y me abraza.
—Y yo a ti—
Horas más tarde me reúno con mis amigos en casa de Troye. Jimin no estaba en la ciudad, y Rosé no podía estar en el mismo lugar que Jisoo, así que sólo los tenía a ellos dos frente a mí.

—¿Entonces lo sabían?— pregunto con enojo.
—Jennie nos envió la invitación hace un mes— confesó Jisoo.
—¿Y por qué no me dijeron?— estaba molesta con ellos por haberlo ocultado. –Se supone que son mis amigos—
—¡Y lo somos!, pero no queríamos hacerte daño— respondió Troye.
—Pues hubiera preferido que me lo dijeran, tuve que enterarme por Kendall, cuando ustedes lo sabían desde hace un mes.—
—Lisa, entiendo que estés molesta, pero Jennie también es nuestra amiga; así como tu seguiste siendo amiga de Rosé después de que me engañó. Tú misma lo dijiste, nuestra amistad es aparte de nuestras relaciones. Nosotros no podemos intervenir.—

No puedo creer que use mis palabras contra mí. Estoy molesta, furiosa, aunque no estoy segura de que mi coraje sea contra ellos.

—¡Ella no sólo me engaño!, me hizo pedazos y ustedes lo vieron, ustedes estuvieron ahí. No puedo creer que se pongan de su lado.—
—No estamos de su lado— dice Troye intentando acercarse, pero no le doy tiempo de hacerlo. Salgo azotando la puerta sin hacer caso a lo que tratan de explicar. No quiero escucharlos, no tengo ganas de hacer nada, simplemente quiero caminar y dejar de pensar.


Camino hasta llegar al parque, hay niños corriendo de un lado para otro, las madres tomando café en los pequeños locales de los alrededores y un tipo vendiendo globos. Pido un helado de crema con zarzamora, camino hacia una banca y me siento a pensar. Ya habían pasado cuatro años, y ese tiempo pasó por todos nosotros. Troye había salido del closet cuando entramos a la universidad, sus padres lo corrieron de casa y después de vivir un tiempo conmigo en el departamento había conseguido su propio lugar cuando yo regresé a casa de mis padres; ahora apenas se hablaban, ni siquiera conocían a su pareja y Troye está resentido con ellos, pero ahora era un hombre maduro que sabía lo que quería en la vida, estudió administración junto con Jimin y ahora estaban en poner su propio bar. Jisoo hacía practicas en una empresa de publicidad y le iba bien, pero en el amor era un asco; había salido con unas cuantas chicas pero creo que sigue enamorada de Rosé, por eso no soporta está cerca de ella.

Entiendo que no me lo dijeran, entiendo que quisieran ocultarlo, pero si tan sólo me hubieran dicho que seguían en contacto, quizá así me hubiera hecho a la idea de compartirlos con ella. Estoy celosa, ellos son mis amigos, no se supone que la estén apoyando, se supone que deben odiarla por hacerme daño, aunque tampoco estoy segura de querer que la odien.


Necesito tranquilizarme, respirar y poner en orden mis ideas. Ella seguramente ya me olvidó. No tengo nada que hacer. ¡Al demonio con Jennie!

No la necesito, puedo sobrevivir sin ella, ya lo logré una vez, puedo volver a hacerlo. Esta vez no me va a destrozar, ya no soy la misma persona, ni la tonta a la que humillaba ni la estúpida que se enamoró de ella. Lo que no te mata, te hace más fuerte; y ella estuvo a punto de matarme. Ahora soy más fuerte y podré soportarlo.

—Hay cosas que nuca cambian— Dice alguien a mi lado. Me asusto al escuchar su voz, y todo se va a la mierda de nuevo. Ella esta aquí, y entonces se hace real, regresó.

—¿Jennie?—, pero realmente no quiero mentirle y prometerle algo que no puedo cumplir; ya tengo demasiadas promesas rotas en mi vida como para agregar otras tantas.
La conocí hace apenas dos meses gracias a Rosé. Ella terminó con Jisoo durante el primer año de universidad, y una larga fila de chicas habían desfilado por su habitación. Nuestra amistad era complicada en ese tiempo, estábamos en la universidad y teníamos que dividir el tiempo entre estudiar y reunirnos, agregándole a esto que si Rosé y Jisoo llegaban a verse, estallaba la guerra; tres años después aún no podían perdonarse. Rosé le había puesto los cuernos; y aunque no estaba de acuerdo con su forma de ser, la respetaba e intentaba no involucrarme en sus problemas, y Jisoo había aprendido a aceptar que nuestra amistad era algo aparte de su relación. Alex no formaba parte de su lista de conquistas y Rosé decía hasta el cansancio que éramos perfectas la una para la otra. Al principio nos encontrábamos las tres para comer o ir a algún bar, hasta que hace unas semanas Alex me había pedido una cita y yo había aceptado; primero fue un café, luego una película; pero sólo eso, apenas me tomaba de la mano con confianza, no me presionaba, no me pedía nada, sabía esperar, y yo había considerado la posibilidad de intentarlo con ella. Sus ojos me miran fijamente con tristeza, sus labios forman un intento fallido de sonrisa.
Es increíble la velocidad con la que puede cambiar tu vida; unas cuantas palabras te regresan a un camino que considerabas distante.
Apenas unas horas atrás habíamos entrando al bar queriendo pasar un buen rato, platicar y conocernos un poco más. Alexandra había entrado a buscar una mesa mientras yo la esperaba en la puerta.
—¿Manobal?— me llamó alguien a mi espalda.
Me giré y me encontré frente a la morena que no veía desde que salimos de la preparatoria.
—¿Kendall?—
—La misma, ¿cómo has estado?— preguntó saludándome con dos besos en las mejillas.
—Bien, gracias—
—Te ves bien, el cabello largo te queda genial—
—Nena, ahí hay una mesa libre.— dijo Alex tomando mi mano. –Hola— saludo a Kendall con cortesía.
—Kendall, te presento a Alexandra; Alex ella es Kendall, una compañera de la preparatoria— la presenté, no como mi amiga, porque no lo era, ella había sido amiga de Jennie y únicamente de ella.
—Un gusto— dijo Kendall tomando la mano de Alex.
—Por qué no pides algo y enseguida voy— dije dándole a entender que nos dejara a solas; y Alex entendió de inmediato.
—No tardes— dijo dándome un beso en la mejilla.
—¿Te apetece un trago?— me preguntó Kendall y yo la seguí hasta la barra.
—¿Y tú como has estado?— pregunté por cortesía aunque en realidad no estuviera interesada. Quería terminar rápido con ese encuentro que me traía tantos recuerdos y regresar a mi cita.
—Pues no me quejo, acabo de terminar leyes y ya tengo un contrato con un buen bufete.—
—Que bien—
—¿Es tu novia?— preguntó haciendo una señal con su cabeza hacia la mesa donde Alexandra me esperaba.
—No, apenas estamos saliendo— respondí.
—Supe que te mudaste—
—Sí, en cuanto salimos me fui a vivir sola; pero regresé a casa de mis padres ¿cómo supiste?—
—Fui a buscarte a tu casa— dijo como si nada.
—¿A buscarme? ¿por qué?— No entendía porque me había buscado, como dije, Kendall no había sido mi amiga, no teníamos nada en común, salvo por Jennie.
—¿Les sirvo algo?— se acercó uno de los bar tender a preguntarnos, dándole a ella tiempo de pensar lo que estaba apunto de decirme.
—Tráeme un whiskey en las rocas— respondí.
—A mi un vodka— dijo ella quitándome la mirada de encima.
El chico se alejó dejando un silencio incomodo entre nosotras.
—¿Por qué?— repetí la pregunta.
—Porque quería decirte lo que en verdad sucedió con Jennie. Sé que no me correspondía, pero ella debió decírtelo y no lo hizo. No sé como pudiste dejar ir a Jennie así de fácil.—
¿Qué se creía esa tipa?, ¿yo la deje ir? ¡Ella fue la que decidió largarse!.
—¿Dejarla?, ella fue quien me dejó a mí Kendall. Me dijo que todo había sido por la jodida apuesta. Y todavía después de eso fui a buscarla y ¿qué me encuentro? que ya está con alguien más—
—Iván— dijo soltando un bufido.
—Quien sea, el punto es que esta con alguien—
—Pues debiste de haberle pedido una explicación, no sabes todo lo que mi amiga sufrió por tener que mentirte.—
—¿Mentirme? Explícate— Mi estómago se contrajo y por un segundo yo estuve a punto de marcharme, no estaba segura de querer saber.
—Sus bebidas— intervino el bar tender dejándolas sobre la barra.

Kendall tomó su vaso y dio un trago antes de responder.
—Mejor pídele a ella que te lo explique, regresó hace unos días aunque sólo estará una semana hasta el día de la...— se interrumpió, como si estuviera a punto de cometer otra indiscreción.
—¿De la qué?—No, si ya había comenzado a hablar quería que terminara.
—De la boda. Jennie se casa en una semana. El chico con el que la viste es Iván, el prometido de Jennie...— ¿Y así quería que la buscara? ¿Acaso esta loca? ¿Se estaba burlando de mí? –Sus papás la comprometieron con él antes de que se marchara a Inglaterra.—
Así que era cierto; había estado con los dos, me había engañado. No creía ni una de sus palabras, Jennie no sufría, no tenía corazón para hacerlo.
—Pues espero que sea muy feliz— dije tomando mi vaso y alejándome de la morena.
—No cometas el mismo error Manobal— sentenció ella. –No la vuelvas a dejarla ir sin explicaciones—
Y con esas palabras logró que la verdad que me había creado en la cabeza se desmoronara. Regresó el dolor, y supe que no había ganado nada, sólo estaba mintiéndome a mí misma y le estaba mintiendo a Alex, aún amaba a Jennie, aunque ella estuviera a punto de casarse. Alex se había dado cuenta de que algo sucedía y así terminé contándole la historia entre Jennie y yo. Y ahora estamos aquí, yo sin saber que decirle y ella analizándome.
—Alex... yo...—
—Te entiendo.— Me interrumpe tomando su vaso y bebiendo — La verdad es que sabía que eras difícil, y para ser sincera contigo, eso es lo que más me gusta de ti. Sabía que esto podía suceder, pero eso ya no importa. Yo, te considero alguien muy especial, te quiero y te respeto más de lo que imaginas; y si no me quieres de igual manera, entonces podemos simplemente ser amigas—
—Gracias por entenderlo. No quiero lastimarte.—
—No te preocupes, después de la historia que acabas de contarme al menos puedo comprenderte mejor. ¿Qué piensas hacer Lisa?—
¿Qué pienso hacer?. Ni yo misma sé que voy a hacer, no puedo creer que Jennie regresó, que esta tan cerca. Al ver que no respondo Alex me pone en claro mis opciones, como si no las supiera ya.
—¿Vas a buscarla y pedirle un explicación ó te quedaras así?, pensando en lo que pudo ser—
—No lo sé.—
Tengo muchas preguntas, y sólo ella tiene las respuestas, pero no quiero buscarla, no quiero estar cerca de ella, tengo miedo de volver a romperme; y sin embargo tengo tantas dudas, las cosas se quedaron inconclusas entre nosotras y lo peor es que nunca supe si fue real o mentira nuestra relación. Quiero saberlo, quiero decirle todo lo que calle aquel día. Decirle, decirle que la amo, que no quería que se fuera, que ella es la razón de toda mi existencia, que no se case. ¡Por Dios!, ese día no dije nada para mantener un poco de orgullo y no humillarme más de lo que ya estaba, si no lo hice en ese entonces ¿para qué hacerlo ahora?.
Dejo a Alex en su casa, me regala una sonrisa y baja del auto.
–Fue un placer conocerte— dice cerrando la puerta y dejándome sola, y sé que no la veré en un tiempo al menos.
Manejo sin fijarme realmente un destino. Sus papás la comprometieron. ¿Eso significa que ella no quería? ¿Fue a la fuerza?. ¿Por qué no me lo dijo?. La corta conversación pasaba una y otra vez en mi cabeza. Prometido, boda, mentiras, Iván, sus papas, Jennie, sus besos, sus palabras, sus caricias, sus miradas. Estaciono el auto frente a su casa, ni siquiera sé como llegué; es muy tarde para tocar y pregunta por ella. Quizá no esta en casa de sus padres, quizá esta con él, con su prometido. ¿Por qué se comprometió? ¿Por qué lo acepto?, da igual, sólo sé que va a casarse.
Me siento sola, me siento vacía. No me parece real que este aquí, tan cerca de mí, a unos metros quizá. Tan cerca... tan cerca que no lo creo.
¿Por qué deje ir a Alex? Ella podía ayudarme a olvidarla, podía hacerme sonreír y hacerme feliz si le hubiera dado la oportunidad. Pero no hubiera sido justo. Mis manos se aferran al volante recordándome aquella tarde donde todo terminó. Y otra vez, vuelvo a llorar por ella. No es justo, tener alguien que te quiere y no corresponderle, y en cambio amar a quien no te ama; la vida no es justa y el amor es una mierda.
Quince minutos después llego a casa con los ojos hinchados. Es más tarde de lo que pensaba y mamá baja corriendo las escaleras cuando me escucha.
—¿Lisa?
—Hola mamá—
—¿Estas bien mi amor?— me pregunta abrigándose con su suéter.
—No mamá.—
Entramos a la sala y ella va preparar un poco de chocolate caliente. Escucho pasos en la escalera y me giró para encontrarme con la mirada de papá.
—¿Hija? ¿Qué sucede? ¿Estas bien?— me pregunta tocándose la barba sin saber que hacer, me ha visto tan rota que seguramente tiene miedo de que vuelva a empeorar.
—Yo...— Mi voz esta apunto de quebrarse, que egoísta había sido con ellos.
—Hija— dice apenas en un susurro y corre a envolverme con sus brazos.
Siento el calor de su abrazo, y esa sensación de seguridad que lo acompaña, como cuando era pequeña y él me protegía de todo. Mamá sale de la cocina al escuchar la voz de papá.
—¿Tienes hambre?—
—Sí— respondo aunque que no es verdad.
—Voy a preparar Waffles para desayunar—
Papá y yo soltamos una sonrisa, aún era de noche y nosotros ya estábamos desayunando. Platicamos de cosas triviales sentados en la cocina, trabajo, escuela, etcétera; hasta que me armo de valor y les cuento todo, los había echo de lado y nunca fui capaz de decirles con mi propia boca lo que sentía hasta esta noche. Aunque duele ya no es el dolor intenso en el pecho de antes, ahora soy más fuerte.
—¿Y qué piensas hacer?— Otra vez esa pregunta.
—Aún no lo sé— subo mis pies a la silla para sentirme mas cómoda –estaba pensando en irme a casa de la abuela.—
—Pero, eso esta muy lejos hija— dice mi madre.
—Lo sé mamá pero es sólo una idea, no quiero estar aquí cuando ella esta por casarse.—
—Bueno este es el desayuno más temprano de toda mi vida— dice mi papá tratando de desviar el tema y me hace reír.
—Deberíamos dormir otro rato, aún falta para que amanezca— dice mi madre.
—Si, gracias— les digo a los dos —no sólo por el desayuno, si no por escucharme, por estar ahí cuando los necesité.—
—Para eso somos tus padres— dice mamá con su sonrisa calida en los labios.
—¿Por qué no vas a dormir? Después hablaremos de eso de irte a casa de tu abuela.—
—Si papá, buenos días— digo dándoles un beso a cada uno en la mejilla.
Entro a mi habitación, y corro al closet donde guardo una pequeña caja con recuerdos, las rosas, las cartas, las fotos, la foto que ella me regaló en mi cumpleaños, que tomó mi mejor amigo, que guardé pensando que se quedaría en el pasado. Tomo el marco y con cuidado la saco de él.
"Se veían muy bien juntas" dijo Troye esa tarde; no, nos veíamos enamoradas, no sentíamos así. Me siento en el borde de mi cama observando nuestros rostros. Sonrío sin remordimiento, por un momento estoy feliz de haber estado con ella, de haberme entregado a ella, sin importar que pase mañana.
Un rayo de sol, que se cuela por las cortinas de mi ventana y me despierta. Han pasado tres días y sigo sin tener idea de que hacer.
—¿Lisa?— me llama mi madre desde la puerta.
—Pasa— digo levantándome aún con los parpados pesados.
—¿Cómo estas?—
—Bien mamá. Estoy tranquila, no te preocupes.— Me sorprendo a mí misma, después de que Kendall me dijera que Jennie había regresado creí que volvería a morir, pero no fue así, estaba sobreviviendo, duele, pero puedo soportarlo.
—Pensamos lo que dijiste y estamos de acuerdo si te quieres marchar. Sólo... sólo no vuelvas a encerrarte. No nos dejes de lado sin poderte ayudar.— Dice con dolor, y la entiendo.
—Lo siento mamá, no lo volveré a hacer, lo prometo.—
—Te quiero— dice ella y me abraza.
—Y yo a ti—
Horas más tarde me reúno con mis amigos en casa de Troye. Jimin no estaba en la ciudad, y Rosé no podía estar en el mismo lugar que Jisoo, así que sólo los tenía a ellos dos frente a mí.
—¿Entonces lo sabían?— pregunto con enojo.
—Jennie nos envió la invitación hace un mes— confesó Jisoo.
—¿Y por qué no me dijeron?— estaba molesta con ellos por haberlo ocultado. –Se supone que son mis amigos—
—¡Y lo somos!, pero no queríamos hacerte daño— respondió Troye.
—Pues hubiera preferido que me lo dijeran, tuve que enterarme por Kendall, cuando ustedes lo sabían desde hace un mes.—
—Lisa, entiendo que estés molesta, pero Jennie también es nuestra amiga; así como tu seguiste siendo amiga de Rosé después de que me engañó. Tú misma lo dijiste, nuestra amistad es aparte de nuestras relaciones. Nosotros no podemos intervenir.—
No puedo creer que use mis palabras contra mí. Estoy molesta, furiosa, aunque no estoy segura de que mi coraje sea contra ellos.
—¡Ella no sólo me engaño!, me hizo pedazos y ustedes lo vieron, ustedes estuvieron ahí. No puedo creer que se pongan de su lado.—
—No estamos de su lado— dice Troye intentando acercarse, pero no le doy tiempo de hacerlo. Salgo azotando la puerta sin hacer caso a lo que tratan de explicar. No quiero escucharlos, no tengo ganas de hacer nada, simplemente quiero caminar y dejar de pensar.
Camino hasta llegar al parque, hay niños corriendo de un lado para otro, las madres tomando café en los pequeños locales de los alrededores y un tipo vendiendo globos. Pido un helado de crema con zarzamora, camino hacia una banca y me siento a pensar. Ya habían pasado cuatro años, y ese tiempo pasó por todos nosotros. Troye había salido del closet cuando entramos a la universidad, sus padres lo corrieron de casa y después de vivir un tiempo conmigo en el departamento había conseguido su propio lugar cuando yo regresé a casa de mis padres; ahora apenas se hablaban, ni siquiera conocían a su pareja y Troye esta resentido con ellos, pero ahora era un hombre maduro que sabía lo que quería en la vida, estudió administración junto con Jimin y ahora estaban en poner su propio bar. Jisoo hacía practicas en una empresa de publicidad y le iba bien, pero en el amor era un asco; había salido con unas cuantas chicas pero creo que sigue enamorada de Rosé, por eso no soporta esta cerca de ella. Entiendo que no me lo dijeran, entiendo que quisieran ocultarlo, pero si tan sólo me hubieran dicho que seguían en contacto, quizá así me hubiera hecho a la idea de compartirlos con ella. Estoy celosa, ellos son mis amigos, no se supone que la estén apoyando, se supone que deben odiarla por hacerme daño, aunque tampoco estoy segura de querer que la odien. Necesito tranquilizarme, respirar y poner en orden mis ideas. Ella seguramente ya me olvidó. No tengo nada que hacer. ¡Al demonio con Jennie!. No la necesito, puedo sobrevivir sin ella, ya lo logré una vez, puedo volver a hacerlo. Esta vez no me va a destrozar, ya no soy la misma persona, ni la tonta a la que humillaba ni la estúpida que se enamoró de ella. Lo que no te mata, te hace más fuerte; y ella estuvo a punto de matarme. Ahora soy más fuerte y podré soportarlo.
—Hay cosas que nuca cambian— Dice alguien a mi lado. Me asusto al escuchar su voz, y todo se va a la mierda de nuevo. Ella esta aquí, y entonces se hace real, regresó.

—¿Jennie?—

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