—¡Lalisa Manobal!, ¿por qué te fuiste así, sin dar explicaciones señorita?
Jennie comenzó a reír, los gritos de mi mamá se escuchaban hasta el otro extremo de la sala, donde ella estaba.
—Lo siento mamá, pero salí corriendo y…
—Si, ya Troye nos dijo. ¿Cómo sigue Jennie?
—Mejor, mucho mejor.
No tenía ni idea de lo que Troye les había dicho a mis papás y comenzaba a ponerme nerviosa.
—Nos asustamos cuando tu amigo nos dijo que se había caído. ¿Ya la vió un medico?—
—Sí mamá, dijo que no era nada grave—
—¡Qué bien!. Tienes que estar en casa a mas tardar el miércoles; van a abrir el testamento de Minnie allá y tienes que estar presente.
—Si mamá.
—Saluda a Jennie de mi parte.
—Sí, adiós.—
Colgué el teléfono y me fui a sentar al sofá.
—¿Qué te dijo?— dijo aún sonriendo.
—Que tengo que estar en casa el miércoles, por lo del testamento de mi abuela.
—¿Ósea que pasaras conmigo la noche de año nuevo?
—Así es señorita Kim.
Se aclaró la garganta llamando mi atención.
—Señora de Manobal, por favor
—¿Señora?
—Te recuerdo que ayer me quitaron lo señorita— dijo con una sonrisa.
—Eso quiere decir que yo soy la señora de Kim.
—Ajá— dijo jalándome de la playera acercándome hacia su boca.
No podía cansarme de sus labios, al contrario, me declaro adicta a ellos, en cualquier presentación; ya sea en una sonrisa, entreabiertos, o simplemente húmedos con lo tibio de su saliva.
—¿Vemos una película?— me preguntó alejándose.
—Mejor vamos a salir.
—Pero hace mucho frío— dijo con un puchero.
—Sí, pero vamos a patinar al lago, ¿si?
—Todavía me duelen las piernas Lili.
—Ya sé, cara o cruz, quien gana decide.
Jennie suspiró.
—Todo lo dejas a la suerte.
—No, no lo hago— dije sacando una moneda de mi pantalón y lanzándola.
—Cara— dijo ella.
—Cruz— dije en cuanto la moneda aterrizó en mi mano.
—Dos de tres— dijo viendo la moneda.
—Ok— volví a lanzar la moneda.
—Cruz— dijo ella.
Atrapé la moneda la giré y coloqué sobre mi otra mano.
—Cara— dije triunfante.
—¡Otro, otro!
Volví a lanzar la moneda
—Cruz.
Atrapé la moneda y se la mostré.
—Cara.
—¡Oye! ¡Estas haciendo trampa!.— Me dijo más con sorpresa que enojo. Yo solo sonreí y le di un beso en los labios.—Tramposa— me dijo correspondiendo el beso. –¿Cómo lo haces?
—Es simple, todo está en como lanzar la moneda. Entonces si tu elijes yo sé si girarla o descubrirla.
—¡Oh! ¿y cómo la lanzas?.
—Eso es un secreto— dije volviéndola a besar.
—Entonces el día en que nos besamos en la cafetería… ¿Hiciste trampa?
—¡Ops!. Sí, bueno, pero… Pero a veces me falla, si la lanzo muy fuerte o no la atrapo a tiempo puedo perder.
—¡Me engañaste!— dijo sin dejar de sonreír.
—Sólo un poquito, vamos.
—¿Qué?, no se vale, ¡hiciste trampa!
—Perdió señora, así que ahora lleve a su mujer a patinar— Dije tomando sus manos para ayudarla a ponerse de pie.
—Ok, pero cuando regresemos vemos una película.
—Sí.
Nos abrigamos y salimos en la motonieve rumbo al lago.
—Lisa, no me jales— gritaba Jennie moviendo los brazos en un intento por mantenerse de pie.
—Pues avanza, no te has movido nada— dije volviendo a empujarla.
—Espera, me da miedo que se rompa el hielo— respondió manteniendo su postura.
—¡No se va a romper! Vamos, yo te agarro— dije tirando de su mano.
—No, mejor vámonos.— me jaló hacia ella para dar vuelta.
—Jennie, no me digas que no puedes— solté su mano y la rete.
—Si puedo, pero…—
—¿Pero? Eso suena a pretexto Kim.
Se puso seria, me tomó de la mano y nos deslizamos lentamente sobre el hielo.
—No me sueltes.
En un momento ya estábamos algo alejadas de la orilla; Jennie me sujetaba fuertemente del brazo y yo tiraba de ella.
—¿Ya podemos regresar?
—No.
—¿Al menos podemos acercarnos a la orilla?
—Ok, ok— dije llevándola de regreso —¿qué fue eso?— pregunte volteando hacia atrás.
—¿Qué?— me pregunto Jennie asustada.
—Escuché un crujido—
—Ya Lili, no me asustas— dijo fingiendo seguridad.
Mi cara se lleno de terror y grité.
—¡Corre Jennie!—
Jennie se asusto y empezó a patinar lo mas rápido que pudo hacia la orilla.
—¡Ah!— gritó.
Antes de llegar a la orilla se resbaló, cayó de bruces en el hielo, y así llegó para ponerse a salvo arrastrándose hasta la orilla.
Yo estallé en carcajadas y ella se quedó acostada en la nieve a la orilla del lago. Llegué a la par de ella tranquilamente; le extendí mi mano para ayudarla a levantarse; pero ella jaló de mi tirándome junto a ella, seguía riéndome.
—Me la debías.
—Ja—ja—ja que graciosa.
—Lo sé, soy increíble. Y así me quieres
—¡A veces te odio Manobal!
Esa noche vimos la película que Jennie quería, aunque la verdad no le puse atención. Jennie se quedó dormida a los cinco minutos de que empezará. Yo me quedé velando sus sueños, contemplándola, acariciando su rostro y memorizando cada gesto, cada rasgo, todo de ella, hasta quedarme dormida con su cuerpo entre mis brazos.
La cena de año nuevo fue todo un show, chocolate, fresas, crema batida, duraznos. A Jennie se le ocurrió cubrirme los ojos con una mascada, para descubrir sabores, sonidos y sentidos; y entre atraparla corriendo en la cocina y no saber a donde iban mis manos; terminamos con comida en casi todo el cuerpo.
—Más rápido Lili— me decía al oído erizando mi piel al contacto de su respiración. Eso de tener los ojos vendados resultó muy bien.
Aumenté el movimiento de mi mano y con la otra busque a tientas el borde de la mesa para sostenerme.
—Lisa— pronunciaba mi nombre entre gemidos. –Ahh… Lisa… te amo—
“¿Y yo a ti?”. ¿Qué tan difícil era decirlo en ese momento? Mucho, aún me dolía el orgullo, pero el verla, el sentirla hacían que mi corazón casi estallara de felicidad.
Un gemido mas gutural escapó de sus labios, sus uñas se enterraron en la piel desnuda de mi espalda y sus piernas rodearon mi cintura apretándome contra su cuerpo e impidiendo que me moviera.
—Feliz año nuevo— me dijo casi sin aliento. Yo en respuesta la besé.
Esa sin duda era la mejor manera de comenzar un nuevo año, juntas; entregándonos por completo a lo que sentíamos.
El tiempo junto a Jennie se me escapaba muy rápido, las horas se iban como segundos y a pesar de no querer salir nunca de nuestro mundo, dónde solo estábamos ella y yo, teníamos que regresar a la realidad. Regresamos a casa. Sólo nos quedaban unos días de vacaciones, y, quería pasar el mayor tiempo posible con ella, la extrañaba por las noches, extrañaba su calor y despertar junto a ella en la mañana.
—Te extrañe mucho— dijo abrazándome con fuerza cuando nos encontramos en el parque.
—Yo también te extrañe mucho—
Le dí un beso en los labios y ella sonrió, caminamos juntas de la mano por unos minutos.
—¿Cómo te fue?— me preguntó.
—Bien— dije secamente.
—¿Qué pasa amor?
—Nada, sólo estoy sorprendida.
—¿Por qué?, ¿qué pasó?
—Mi abuela me dejó su casa.
—Pues tu abuelita te quería mucho, no veo porque te sorprende
—No lo sé, ahora soy dueña de una casa, es raro supongo.
—¿Tu papá se enojó?
—No, sólo dijo: “Espero que seas lo suficientemente madura para cuidarla”— dije tratando de imitar la voz de mi papá. –A él le dejo unas acciones, no sabíamos que mi abuelita invertía su dinero.
—Eso es bueno.
—Sí, papá dice que son buenas inversiones, pero hay que saber en cuales seguir invirtiendo y cuales vender. Extraño mucho a mi abuela Jennie. Dejaría todo lo que tengo por volver a tenerla conmigo.
—Lo sé, pero ¿sabes?, yo te voy a consentir mucho para que no te deprimas. Me encanta verte sonreír, me contagias con tu alegría. Y si tu estas triste yo también lo estoy.
—Te quiero mucho.
—Y yo a ti, flaquita—
Me abrazó y nos quedamos platicando un rato.
El día en que entramos a la escuela el cambio entre nosotras se hizo obvio. Entramos tomadas de la mano, Jennie sonreía y de vez en cuando me daba un besos en los labios. No todos reaccionaron de la misma manera; a Rosé no le pareció que nuestra relación ahora fuera real; Jimin parecía molesto, creo que lastimamos su ego masculino, pero no dijo nada, sólo que lo había notado antes del funeral de mi abuelita; Troye y Jisoo fueron los únicos que decían estar felices por nosotras. Pero nada nos importaba, ni lo que nos pudieran decir sus ex amigas ni lo que opinaban los demás, simplemente vivíamos nuestra relación juntas. Ella y yo, nadie más.
En casa las cosas estaban mejorando, resultó que las acciones valían más de lo que papá pensaba y ahora se la pasaba viajando de un lado a otro verificando las inversiones que tenía, arrastrando a mi mamá con él. De vez en cuando llamaban para decirme que les estaba yendo muy bien, que nuestra situación económica había mejorado de un día para otro. Me daba gusto, pero lo cierto era que los extrañaba muchísimo. No me gustaba estar en una casa vacía.
—¿Qué vamos a hacer Lis?— me pregunto Troye
Teníamos receso, y estábamos sentados en el pasto. Yo estaba recargada en Jennie con nuestras manos entrelazadas en mi abdomen.
—No sé Troye. No estoy de ánimos para celebraciones.
—Pero nena va a ser tu cumpleaños, tenemos que hacer algo— dijo insistiendo.— Jennie, convéncela por favor.
—Amor, es buena idea. Sirve de que te distraes.
—Si Lis hay que celebrar, últimamente no hacemos nada juntos— dijo Rosé interviniendo.
—Además, podemos hacer sólo una reunión, no una gran fiesta. Ya es tiempo de que salgamos, ¿no te parece?— comentó Jimin.
—Esta bien, esta bien— dije resignada.
—¡Yuju!. Cambiando de tema ¿Ya enviaron las solicitudes para las universidades?— pregunto Troye.
—Yo ya— dijo Rosé – Me quiero quedar aquí y estudiar derecho.
—Yo igual pero mercadotecnia— añadió Jisoo
—Administración— dijo Jimin sonriendo.
—¿Y ustedes?— Nos pregunto Troye a Jennie y a mí.
—El conservatorio de música— respondí.
Jennie no respondía y cuando giré para verla escondió su rostro de mi.
—¿Jennie?
—Pues, aún no lo eh decidido— dijo en tono bajo – quizá termine escogiendo al azar— dijo fingiendo una sonrisa.
—¿Al azar?
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La apuesta
Fanfiction⚠️⚠️⚠️ Adaptación Jenlisa⚠️⚠️⚠️ Está historia es original por @BaN_RoCkLust Descarto el dominio total de la trama y los personajes. -Ya sabes que por ahí se dice que del odio al amor sólo hay un paso. ¡POR FAVOR NO LO DES! - El amor es una apuesta e...