Capítulo 4: La apuesta.

359 41 0
                                    

Jennie perdía terreno conmigo y pronto me volví su más grande amenaza. Todo era una competencia entre nosotras, y eso me estaba ayudando con las notas. No volví a ver mis pies al caminar, y mi vestimenta siempre pasaba por la aprobación de Troye, así que cada vez tenía a más gente de mi lado y ella menos del suyo.

Estaba caminando hacia la escuela cuando la vi llegar en el auto de su papá; estábamos a unas cuadras sobre la avenida principal; ella no me había visto, su padre se estacionó a un lado de mí, y comenzó a gritarle llamando mi atención, me detuve un momento, aunque no sé para que exactamente.

—¡Ya te dije Ruby Jane! No lo voy a permitir, así que haz lo que te pedí o te la verás conmigo— Seokjin la miraba enojado. Aunque me vio, creo que no me reconoció.

—Pero papá… —Intentó hablar, pero su padre de nuevo la interrumpió.

—Pero nada Ruby Jane, ya te lo dije, ¡sólo haz lo que te digo!

—Sí, papá.

Ella se bajó del auto y nos miramos por un segundo, luego yo seguí con mi camino. De reojo pude ver como se le escapaban un par de lagrimas, sentí su mirada sobre mi, pero no volteé; seguí de frente e hice caso omiso de lo que había escuchado.

Con lo poco que conocía a su papá sabía que Jennie estaba en problemas y sentí curiosidad de saber por qué, pero lo borré de mi cabeza. Nuestros padres eran muy diferentes, tras la muerte de su abuelo su casa siempre estaba vacía, a excepción de la gente de servicio, y aunque tuviera dos hermanos más, siempre estaba cada uno en sus asuntos.

No teníamos dinero de sobra como su familia, pero tenía unos padres geniales que me habían aceptado cuando les dije que estaba enamorada de Sana.

En casa siempre estaba mamá, que aunque la había dejado de lado en mis problemas, siempre estaba ahí para darme un abrazo y decirme que todo estaría bien; las veces que llegaba a casa llorando ella siempre buscaba la manera de hacerme sentir mejor y después de un tiempo había dejado de preguntar sabiendo que yo no quería hablar, me respetaba, pero no me dejaba sola. Y tenía a mi abuelita, que vivía lejos, pero era mi mejor amiga, siempre que podía hablábamos por teléfono, y ella era la única que sabía todo de mí, siempre me daba consejos y me hacía reír cuando decía que le arrancaría los cabellos a Jennie si alguna vez la veía, pero ahora estaba enferma, y eso me preocupaba.

Dos semanas antes de las v
Acaciones de invierno Jimin organizó una fiesta. Sus fiestas eran populares por las apuestas; desde que había viajado a Las Vegas quería ser dueño de un casino y decía que estaba practicando; sólo asistían los chicos más populares, y claro, los que más dinero podían poner sobre la mesa. Obviamente Kim Jennie nunca se perdía una de esas fiestas.

—Vamos Lisa, tienes que ir.

—No lo sé Jimin, eso de apostar no es lo mío.

—Pero nos vamos a divertir, te lo prometo

—¿Ya invitaste a los demás?

Roseanne y Jisoo si van, Troye y Jacob también, sólo fastas tú.

Estábamos en la cafetería esperando al resto de los chicos, le dí un trago a mi jugo.

—Ok déjame pensarlo, no sé si mis papás me den permiso.— Eso, claro esta, era una mentira, mis papás nunca me negaban nada; ventajas de ser hija única.

La apuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora