La creencia popular afirma que somos las mujeres las que nos adueñamos de las sábanas y cobijas mientras dormimos, dejando a quien comparte la cama con nosotras sin nada para cubrirse. Pues bien, déjenme decirles que, en mi caso, ocurría lo contrario.
Desperté congelada, casi temblando, hecha un ovillo sobre el lado de la cama en el que me había dormido. Tanteé con una mano detrás de mí en busca de algo con lo que taparme, pero todo lo que podía servirme se encontraba envolviendo el cuerpo de Carter.
Me senté y le dispensé mi mejor mirada de reproche, como si él pudiera verme. Estaba profundamente dormido, tapado hasta la nariz. Me dieron ganas de despertarlo solo para pelear un poco, pero se veía tan tierno que no quise arruinar esa imagen, celestial para mis hinchados ojos que no habían recibido el descanso necesario.
Me levanté de la cama para buscar mi teléfono, que continuaba dentro de mi mochila y me informó que eran casi las diez de la mañana, lo cual significaba que no había llegado a dormir ni cinco horas. Definitivamente iba a necesitar mucho café y azúcar para conseguir arrancar el día. Pensar en todo lo que me esperaba hacía que se me revolviera el estómago. Conocer a los tíos de Carter, a sus primos..., volver a ver a Eli...
Suspiré y me restregué los ojos, haciendo todo lo que estaba a mi alcance para alejar esos pensamientos de mi cabeza. Angustiarme no me servía más que para empeorar mi estado de ánimo. Lo único que deseaba era que Carter y Eli se reconciliaran; solo eso, y nada más.
Fui al baño a darme una ducha rápida e intenté hacer algo por mi demacrado rostro, pero no conseguí demasiado, así que me di por vencida y me cambié para bajar a desayunar algo.
Abrí despacio la puerta del dormitorio y aguardé unos instantes, esperando detectar algún sonido, pero la casa parecía encontrarse sumida en un silencio total. Estuve segura de que todos dormían hasta que llegué a la planta baja y oí un ruido lejano que llegaba a través del comedor. Fui hacia allí y divisé las puertas dobles que daban a la cocina abiertas. A través de ellas se veía una figura inconfundible moviéndose, abriendo y cerrando las alacenas.
—Hola, Willa —la saludé, acercándome a la amplia isla de mármol. Tal y como lo había sospechado, la cocina era increíble. Grande, moderna y reluciente.
Willa se sobresaltó y se dio vuelta con los ojos desorbitados.
—¡Me asustaste! —protestó con una mano en el pecho.
—Perdón —reí—. ¿Estás buscando algo para comer? Agrégame a la lista, por favor.
—Sí, me tomé la molestia de entrar en confianza rápido con esta casa, de otro modo moriré de hambre hasta que los demás se levanten. Me despertaron los rugidos de mi propio estómago, así que imagínate. Ah, mira, aquí hay unas cajas de cereales. ¿Quieres un cuenco?
—Sí, cualquier cosa resulta deliciosa cuando estás famélica —suspiré, trepándome a uno de los altos taburetes acolchados ubicados alrededor de isla.
ESTÁS LEYENDO
Sin Sin Sin© /// COMPLETA
Romance[VERSIÓN ORIGINAL PUBLICADA EL 20/09/2018] ------------------------------------ Carter ha sido el amor imposible de Ariana desde que ella es capaz de recordarlo. Entre cartas jamás entregadas, dibujos de corazones y suspiros de enamorada, Ari ha pas...