DESTINO

La Guerra Llego a Nosotros.

- Mi hermana espiritual y su bebé - dijo Ronal al pueblo, dolor impregnado en sus palabras. Los líderes del clan acompañados de Jake y Neytiri habían vuelto de su viaje y al parecer no habían traído buenas noticias con ellos. El ambiente se sentía como el clima, lluvioso, lujubre, las nubes cubriendo el sol oscureciendo brevemente el panorama. Los metkayina se habían reunido alrededor de sus líderes, alterados ante el mensaje que estos les estaban compartiendo. Los tiempos de celebración se habían terminado y asuntos más graves se habrían paso llevando con ellos toda la felicidad - ¡Fueron asesinados por las personas del cielo! - se escucharon las exclamaciones de horror de parte de la gente. Los guerreros estaban listos, sostenían sus lanzas con fuerza sintiendo el dolor de la tsahik. Tonowari gruño siendo coreado por otros de sus guerreros.

- ¡Esta guerra ya llego a nosotros! - grito el hombre con furia. - Sabíamos de la caza de nuestro pueblo Tulkum, pero estaba en el horizonte. ¡Muy distante! - Andeyla tomó la mano libre de Neteyam sintiéndose un poco asustada por lo que ocurría a su alrededor, ella sabía lo importante que eran los tulkum para los metkayina y al mirar a su alrededor podía confirmarlo, vio angustia, odio y dolor en cada uno de ellos, todos parecían estar dispuestos a dar su vida para proteger a sus hermanos y hermanas. Su mirada se topó con Tsireya que lloraba ante lo ocurrido, le dolio verla así. Neteyam le dio un ligero apretón a su mano en forma de consuelo sin quitar la vista de su alrededor. - ¡Ahora está aquí! - Tonowari golpeo el suelo con su lanza gruñendo a su alrededor, haciendo sus orejas para atrás y sacando la lengua en señal de batalla siendo imitado por su hijo y sus guerreros.

- ¡Tienen que entender cómo piensan las personas del cielo! - habló Jake intentando razonar con gente enfurecida. - ¡El gran balance no les importa!

- ¡Nosotros responderemos a las personas del cielo! - grito un soldado en el fondo.

- ¡Escuchen! ¡Escuchenlo! - gritó Neteyam tratando de apoyar a su padre mirando a las personas a su alrededor.

- ¡Por favor, tienen que escucharlo! - le siguió Andeyla alzando sus manos ligeramente hacia las personas en un intento de hacerse ver entre todo ese caos, pero el clan metkayina no estaba dispuesto a escucharlos, ellos debían proteger a sus familias de las personas del cielo, su ira no dejándolos ver más allá.

- Las personas del cielo no se detendrán - intentó explicar Jake alzando sus manos hacia los líderes del clan - este es solo el comienzo. Díganles a sus Tulkum que se vayan - apunto el hombre hacia algún punto a lo lejos. - ¡Díganles que se vayan lejos de aquí! - gritó ahora hacía el pueblo.

- ¿Qué? - exclamó Ronal hacia Jake - ¡Vives entre nosotros y no has entendido nada!

- LUCHAREMOS PARA PROTEGER A NUESTROS HERMANOS Y HERMANAS - gritó uno de los guerreros alzando su lanza y golpeando su pecho con una mano antes de gruñir al estilo metkayina sacando su lengua a la par que siseaba. Otro guerrero detrás de él golpeando sus antebrazos entre si en señal de pelea.

- No, no, ¡No! - grito Jake. - ¡ESCUCHEN! SI DECIDEN ATACAR. Si deciden pelear - dijo mirando a todos su a alrededor que lo veían de vuelta - ¡ELLOS LOS DESTRUIRAN! Destruirán todo lo que aman - señaló a Ronal que cubrió su barriga en un reflejo de protección. El discurso solo lograba alterar más a los metkayina que gruñían y gritaban en busca de lucha y venganza. - ESCUCHENME

- VAMOS A LUCHAR - se escuchaban los gritos de los guerreros detrás de ellos y a su alrededor. Todo se estaba saliendo de control, la sed de venganza no dejaba a los otros reaccionar.

- Cálmense. ¡Cálmense! - volvió a intentar Neteyam que aun sostenía el arpón en su mano derecha. Andeyla retrocedió sintiendo un nudo en la garganta que ya no le permitía hablar, Kiri debió haberlo notado porque tomo su mano guiándola a ella, su amiga debía sentirse igual de angustiada ya que Neytiri sostenía la mano de su hija. - ¡Escuchen a mi padre!