—Lamento llegar tarde —dijo alguien durante el funeral.
Todos los rostros se volvieron hacia la puerta. Algunos contuvieron la respiración, otros soltaron un grito ahogado, muchos se llevaron la mano al corazón y alguien se desmayó.
Ahí, de pie en el vano de la puerta, el hombre que debía estar en el ataúd, vestido de impecable etiqueta. A continuación, caminó hacia el féretro, la gente le abrió paso conmocionada. Quitó la tapa y se acomodó en el interior.
Había un doctor presente, quien, disfrazado de valiente, se acercó al ataúd y tomó el pulso de su ocupante. En efecto, estaba muerto.
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Microcuentos de terror (volumen II)
HorrorContinuación de mi anterior libro "Microcuentos de terror". Como tal, en este libro empezaremos a partir del microcuento No. 201. Los textos rondan alrededor de 100 palabras, se leen en cuestión de segundos. Agrega el libro a tu biblioteca y disfrut...