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Esa noche se daba por vencida. Renunciaba a él. Quedaba demostrado que su amor no era correspondido. Había intentado todo, absolutamente todo, y él no mostraba el menor interés en ella.

Vestuario sexy, maquillaje sugerente, distintos cortes de cabello... y nada, el hombre parecía inmune a sus encantos.

Incluso cuando hacían el amor, él no ponía ni amor ni entusiasmo.

Así pues, se daba por vencida. Tras un año intentado enamorar a aquel hombre, había llegado la hora de depositar su amor en alguien más, en alguien que lo mereciera.

Fue entonces que tomó el cuchillo y bajó al sótano, para deshacerse del amor imposible que durante un año había mantenido secuestrado. 

Microcuentos de terror (volumen II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora