Capitulo 9

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Sasuke casi no podía controlar su impaciencia al aproximarse a Belvry. No era por causa de Sakura, se decía así mismo, era más por el placer de retornar al castillo.

Sin embargo, su esposa no se salía de su mente. Él la veía alta, fuerte y vibrante, una compañera valiosa para cualquier hombre. Y le pertenecía a él.

Sasuke sonrió con satisfacción, Imaginar al que había atormentado a su mujer, lo había llenado de furia, llevándolo a enfrentarse con Mizuki Touji. Como un ángel vengativo, él había hecho una lista de los crímenes del miserable y lo había obligado a arrodillarse. Mientras su mujer y los hijos lloraban, el hombre suplicaba por su vida.

Sasuke había intentado traspasarlo con su espada, pero solo el pedido de Sakura había impedido hacerlo, le había arrancado la promesa de que jamás volvería a tocar mujer alguna, excepto su esposa. Mizuki Touji había aceptado rápidamente. Sasuke, convencido de que las actividades pervertidas del hombre habían acabado se fue sin revelar el nombre de su fuente de información. Sakura estaría satisfecha, pensó sin tomarse el trabajo de imaginar porque su opinión debería afectarlo tanto.

Pero le afectaba. Sasuke ansiaba ver su reacción. Cuando supiese del hecho, ella estaría agradecida y se sentiría en deuda con él. La expectativa le agito la sangre y, rápidamente, él entró al salón, buscándola con la mirada.

Casi inmediatamente, Sasuke la vio y sonrió satisfecho. Su mujer usaba un vestido verde que resaltaba el color de sus ojos. Ella estaba colorada y se aproximó para felicitarlo.

Por un momento, Sasuke pensó en tomarla en sus brazos. Pero cambió de idea. No quería que Sakura lo imaginase contento por verla, pues no lo estaba. ¿O si lo estaba?

A pocos pasos, ella paró. Sasuke imaginó que su mujer le extendería los brazos. Ella no lo hizo. Crispó las manos y le dirigió una mirada acusadora.

‒¿Cómo pudiste hacer eso? ¿Qué va a hacer la viuda y los hijos? ¿Quién los sustentará ahora que mataste al pilar de la familia a sangre fría?

‒Qué demonios...¿me estás reclamando?

‒¿Qué le hiciste a Mizuki Touji?

‒Eso no es de tu incumbencia. ¿Ya te expliqué cuál es tu lugar aquí en el castillo?

‒¡Jamás seré esclava de un hombre! ‒ella dijo enojada y para sorpresa de Sasuke, ella tomó una taza de la mesa y la tiró apuntándole a la cabeza. No acertó por cuestión de centímetros.

‒Para con eso, mujer... ¡O te vas a arrepentir, lo juro! ‒amenazó Sasuke, intentando agarrarla. Casi lo había conseguido cuando ella se subió a la mesa y corrió para la otra punta.

‒¡Sakura! ¡Bájate de ahí o te bajaré a la fuerza! ‒gritó Sasuke, perdiendo la paciencia. Ella lo ignoro, forzándolo a perseguirla. Cuando la agarrase, juró él, su mujer lamentaría haber nacido.


***


Naruto ayudo Hinata a desmontar. Como siempre, el contacto físico con su marido le dio confianza. En verdad, ella estaba medio temerosa por haber venido a Belvry sin avisar de antemano. Ella no podía vivir tranquila sabiendo que una pobre moza había sido arrancada del convento para ser sacrificada por los errores de su tío, ella necesitaba interponerse. Por eso mismo, había convencido a Naruto de traerla, con la esperanza de que la presencia de ellos surtiese un efecto benéfico en su hermano. Se sorprendió al ver que él no había venido a recibirlos. Sasuke siempre se mantenía alerta a cualquier movimiento en la entrada del castillo.

¿Y si él se rehusase a recibirlos? Imposible. Su hermano no sería tan grosero. Él debía estar ocupado en algún lugar. Se juntó con su marido en la puerta del salón y paró al oír un griterío infernal.

‒¿qué será? ‒preguntó, girando hacia Naruto.

‒Parece la voz de tu hermano ‒respondió él.

‒¿Sasuke? No. Él jamás levantaría la voz ‒Hinata dijo.

En su opinión, quien gritaba se parecía más a alguien como su marido, dado a las explosiones temperamentales. Su hermano era más frío e indiferente. ¿Dónde estaría él y porque permitía tal alarido?

Determinada a descubrir lo que pasaba, Hinata entró en el salón, pero quedó atónita con la escena. La silueta alta y de cabellos oscuros era la de su hermano.

Sasuke perseguía a alguien, corriendo alrededor de la mesa. ¡Una mujer! Por lo que se acordaba, él nunca había sentido nada así por una mujer, excepto desdén. Mientras tanto, su hermano corría atrás de aquella mujer como si estuviese poseído. Hinata miró a su hermano, quien jamás había levantado la mano en un gesto de rabia o de afecto, esta vez agarró a la mujer y la cargó en su hombro como si fuese un saco de cereales.

Ella y Naruto se aproximaron, solo entonces, Sasuke los vio. A Hinata le extrañó la expresión de sorpresa, era la primera emoción, aparte de odio, que él exhibía en años. En verdad, la presencia de ellos parecía dejarlo sin palabras. La mujer le daba puntapiés y se zamarreaba.

‒¡Para con eso de una vez! ‒Sasuke aconsejo por sobre su hombro.

Volviendo a mirar Hinata tuvo la certeza de que él estaba avergonzado. ¿Sasuke, el indiferente? Tuvo que morderse el labio para no sonreír.

‒¿Hinata? ¿Naruto? ¿Qué los trae por aquí? ‒preguntó el admirado.

Al oírlo su mujer se aquietó, pero él no explicó su posición.

‒¿Problemas con una criada insubordinada? - preguntó Naruto.

‒¿qué? Ah, no. Esta es mi mujer.

Más extrañada que antes, Hinata vio Sasuke poner a su mujer en el piso. Él la tomó por la cintura como si temiese su fuga. ¿Seria ella capaz? Hinata no podía creer que esa muchacha furiosa, que enfrento a su hermano, fuese una ex-novicia. A pesar de los indecorosos puntapiés, golpes y gritos, se sintió desarmada al observarle el rostro suave y hermoso.

Era alta, hermosa, poseía curvas graciosas y un porte altivo, digno de una Uchiha. De la toca escapaba un rizo de cabellos rosado, señal de temperamento fuerte, pero era un color adorable. Debajo de las cejas arqueadas, los ojos verdes brillaban como esmeraldas.

Entonces, ¿esta era la sobrina de Deidara? Ella no se parecía ni un poco al desgraciado de cabellos rubios. Tampoco tenía la expresión traicionera de su tío. ¿En cuanto a Sasuke? ¿Podría el olvidar el odio y admirar a su esposa fascinante y hermosa?

Hinata observó a su cuñada más de cerca. Ella no aparentaba señales de malos tratos y el modo en que Sasuke la enlazaba por la cintura no era el de un enemigo.

Volvió la mirada a su hermano y vio que él continuaba incapaz de hablar. La expresión de él, generalmente era impasible.

Le hubiese gustado estudiarlo por más tiempo, pero la situación no lo permitía.

‒Hola. Soy Hinata, la hermana de Sasuke, y este es Naruto, mi marido. Tú debes ser Sakura ‒dijo con una sonrisa.

En el mismo instante, el rostro da cuñada se iluminó, mostrando felicidad. Hinata contuvo la respiración. La mujer de Sasuke era mucho más que hermosa. Era preciosa y muy vistosa.

Un coro infantil, se oía de atrás, eso hizo a Hinata voltearse hacia la nana con una bebe. Extendió los brazos y agarró a su hija, quien se aquietó en ese mismo instante.

‒Esta niña bullera es Himawari ‒Hinata la presentó. Cuando miró a Sakura, el encantamiento en sus ojos verdes esmeraldas la sorprendió. Automáticamente, le entrego a la bebe.

‒Hima, dile hola a tu tía Sakura.

La mujer de Sasuke, extasiada, tomó a la bebe como si fuese la cosa pero preciosa del mundo. Himawari, por suerte, no reclamó sino que sonrió.

‒¡A ella le gusta estar conmigo! ‒ Sakura exclamó, ‒Yo nunca había sostenido un bebe antes.

El comentario hizo a Hinata llevar su mirada a su hermano. Este observaba a su esposa con mucha atención. Él jamás había demostrado el más mínimo interés por Himawari y ahora daba la impresión de estar viéndola por primera vez, mientras observaba a Sakura con la niña.

Sasuke había quedado mudo. Cuando su hermano la miró, ella descubrió la diferencia más importante de todas. Los ojos de Sasuke no expresaban odio, la frialdad y la indiferencia habituales. Tenían algo nuevo en ellos.

Hinata apenas vislumbró eso antes de las facciones readquirieran la inflexibilidad habitual. Observó a Sakura nuevamente y sorprendiéndose con la mirada vibrante que ella dirigía a su marido. Esta mujer de cabellos rosados era muy corajuda. Evidentemente, había algo más que venganza en ese casamiento de su hermano. Tal vez hubiese esperanza para Sasuke.

‒Deben estar cansados del viaje. ¡Iruka! Arregle el antiguo cuarto de lady Hinata para ella y su marido ‒ordenó Sasuke a los criados que salieron corriendo.

Hinata tomó a Himawari de los brazos de Sakura, quien la entrego con resistencia obvia. Con una sonrisa a su cuñada, ella siguió a Iruka rumbo a la escalera.

Luego vinieron criados a darle la bienvenida. Hinata paró la conversación con un ellos y, aunque no le gustaba fomentar el chisme, estaba ansiosa por saber la opinión de ellos sobre la esposa de su señor.

Lo que Hinata descubrió la dejo helada. En la mesa cuando cenaban después de ver a expresión mal-humorada de su hermano, se aproximó a Naruto y le dijo en voz muy baja:

‒Los habitantes de Belvry están con miedo. Ellos escapan se esconden cuando Sasuke se aproxima a su mujer.

‒¿Por qué? - curioso, o marido quiso saber.

‒Porque él actúa como un loco cerca de ella. Grita y despotrica como si hubiese perdido el juicio.

‒Por cierto, no llevo aquí tiempo suficiente para que me conozcan. Caso contrario, ellos no temerían las explosiones de un hombre.

Hinata sonrió.

‒No es la misma cosa. Todos saben de tu naturaleza violenta y ya se acostumbraron a ellas, Naruto.

‒¡No me digas! ‒exclamó él con aire divertido.

‒Bien, casi todos. Pero existe una diferencia. Las personas de aquí conocen a Sasuke desde la infancia y están asustados con el cambio repentino de él.

Naruto encogió sus hombros.

‒¿Él lastimo a alguien?

‒Que yo sepa, no. Las quejas son contra el mal humor constante de Sasuke. Ellos están apostando quien será el vencedor de la batalla entre el señor y la señora de Belvry... Conversé muy poco con Edith, pero sospecho que ella está metida en esto... ¿Cuál es tu opinión?

‒No creo que la iglesia apruebe este tipo de juego.

‒¡No estoy hablando de las apuestas sino de Sasuke y de Sakura!

‒Tú me arrastraste hasta esta casa a causa de nada. La señora en cuestión no está maltratada como tú pensaste ‒respondió Naruto.

Discretamente, Hinata observó la belleza real sentada al lado de Sasuke.

‒Ella es muy hermosa. Mucho más de lo que imagine, pero no subestimes a mi hermano. Con una simple mirada y sin dejar vestigios, él puede malograr profundamente una persona ‒argumento ella.

‒Esta monja peli rosa es una protagonista a la altura de él ‒afirmo Naruto con una sonrisa de admiración.

Hinata reflexionó. Su cuñada no parecía amedrentada, pero se mantenía tensa y en silencio, sentándose lo más lejos posible de su marido. Sasuke, a su vez, pellizcaba la comida y miraba para todos lados con su clásica expresión dura.

Preocupada, ella se mordió el labio. A la tarde, tal vez se hubiese imaginado los cambios en su hermano, pues él continuaba frío e insensible como siempre.

Por el costado del ojo, Sakura miró a la hermana de Sasuke y su marido. Por primera vez en su vida, se sintió envidiosa. Los dos parecían tan felices juntos. Hinata era delicada y linda y Naruto, a pesar de su estatura intimidadora, parecía bondadoso y gentil, tratando a su mujer con respeto y afecto. Sakura no les negaba el derecho a la felicidad, pero deseaba un poco para sí. Deseaba un marido sin odio, que no la insultase, que no despreciase su propia sangre y que no corriese con el propósito de matarla como si eso le diese placer. Con esa clase de hombre, ella podría tener un hijo. Un bebe solo suyo.

Ese pensamiento fue repentino, pero fue muy fuerte como una revelación. Hacía mucho tiempo, Sakura había dejado de soñar en formar una familia. Los años en el convento habían acabado con el resto de sus esperanzas. En verdad, ni se acordaba de la última vez en que pensó en hijos. Pero al ver Himawari, todo cambió. La bebe había sacudido un deseo fuerte. Nunca antes quiso algo más que satisfacer sus necesidades básicas como alimento, abrigo y calor. Pero ahora, soñaba con una otra cosa: un hijo.

Miró de refilón a su marido y suspiró. Si juntase el coraje suficiente, ella conseguiría lo que tanto deseaba.

Estremecida ahogó una exclamación. Lo que aconteciese valdría el premio, reflexionó, decidida. ¿Y cuán terrible podría ser la relación con su marido en la cama?

De repente, se acordó de Sasuke apretándola contra la pared, con una rodilla entre sus muslos y devorándole la boca. Miró la mano fuerte y sus dedos largos, y fue dominada por el recuerdo de lo que sintió en su pecho. El corazón se aceleró, dejándola atolondrada. ¡Ella podría ser corajuda y lo sería! pero entonces observó las facciones frías, inflexibles y llenas de odio de su marido.

Obtuvo respuesta a su propia pregunta. Podría ser su ruina.

Y en cuanto a la promesa de Edith de que ella conseguiría tener a su marido a sus pies si hiciese algún esfuerzo. La criada había sugerido ciertas actitudes que habían hecho enrojecer a Sakura. ¿Tendría ella el coraje para hacer tales cosas con Sasuke? Al extender su mano para tomar la copa vio que temblaba sin querer, derribo un poco de vino en la mesa.

El accidente hizo que Sasuke se girase rápidamente, la mirara con un aire de reprobación. Sakura vacilo. ¡Cobarde! Se dijo a sí misma, reconociendo que jamás poder seducir a este hombre no importaba lo que Edith dijese. Se acordó del tónico preparado por la criada para Sasuke. A pesar de las buenas intenciones, ella no estaba siempre en lo cierto.

La idea le provocó un gran vacío íntimo y Sakura dirigió la atención a la comida. Como siempre, este era un consuelo. Ella terminó su parte. Y sin pensarlo empezó a pellizcar la porción de su marido. Distraída, oía la voz suave de Hinata, levantaba la cabeza para responder las preguntas sobre su vida en el convento.

Sakura tomaba un pedazo más de carne del plato de su marido cuando Hinata, sonriente le dijo:

‒Tú no naciste para ser monja, Sakura. Fuiste amorosa con Himawari, deberías tener tus propios hijos.

Asustada, Sakura tiró el pedazo de carne en el brazo extendido de Sasuke. Él reaccionó como una fiera provocada.

‒¡Corta la conversación ya! Es tarde y nuestros huéspedes deben estar con sueño. Vamos a descansar, mujer ‒dijo él y la agarró del brazo y la empujó hacia las escaleras.

Sasuke no la soltó hasta llegar a la puerta del cuarto, Pero esta vez, Sakura no estaba asustada sino furiosa. Como un gato, se tiró sobre él para de arañarle el rostro.

‒¡Como te atreves a tratarme así delante de tus parientes, eres un desgraciado asesino! ‒gritó ella. Él la empujo en dirección a la cama, donde ella cayó de espaldas.

‒Para que tú no me marques con tus garras te informo que no mate a Mizuki Touji. Lo Deje vivir bajo la promesa de mantener sus manos inmundas para sí mismo.

Por un momento, Sakura continuó echada y boquiabierta. ¿Sasuke Uchiha había demostrado misericordia? ¡Vaya que el mundo estaba lleno de sorpresas! Atónita, a ella le llevo algún tiempo para balbucear:

‒Gracias.

Sasuke la observó por unos instantes y, después, retrocedió unos pasos.

‒Bien, aclarado ese punto, quiero recordarte que una dama no tira objetos a su señor, no intenta arañarle el rostro, ni corre sobre mesas que se usan para comer.

‒Tal vez si yo fuese la señora del castillo, me acordaría de tales reglas, pero como no lo soy...

‒¡Ni una esclava ataca a su dueño, mujer!

‒¡No soy tu esclava!

‒Lo eres y vas a cumplir tus deberes ahora. Eres mía y tienes que obedecerme. ¡Suéltate los cabellos!

La rabia de Sakura venía creciendo hacía mucho tiempo y era demasiado fuerte como para ceder al miedo.

‒No, no vas a aterrorizarme otra vez. ¡Estoy cansada de tus insultos!

La única manera de lidiar con un tirano fanfarrón era enfrentándolo. Sakura se levantó de la cama e irguió bien los hombros.

‒¿Tú me quieres? ¡Pues entonces, ven...ven a pegarme! ‒lo desafío ella.

Una vez pronunciadas las palabras no sonaron tan amedrentadoras y la expresión estupefacta de Sasuke la hizo sentirse más fuerte. Sin desviar los ojos de él desabotonó el vestido. Asombrado, su marido no conseguida decir nada.

‒No pienses que me molesta darte la sensación de triunfo deseado, ven de frente y trata de poseerme ‒dijo ella, quitándose su vestido y arrojándolo al piso. ‒¡Pero te aviso que no importa lo que me hagas, jamás te daré nada a cambio!

Sin vergüenza ni miedo, Sakura lo encaraba, sintiéndose libre. Yació en la cama y expuso las piernas. Sasuke continuaba inmóvil, pero sus ojos brillaban...de deseo.

El tiempo parecía suspendido y ella se preparó para levantarse la camisa, el último paso. Después, no habría punto de retorno. Se sentía triunfante y no se arqueaba por la falta de aire. Finalmente, enfrentaba al demonio.

La transpiración en su cabello, las manos crispadas, apenas su inmensa fuerza de voluntad la mantenía en control. Los ojos negros no expresaban odio sino deseo, lo que hizo acelerar el corazón de Sakura.

Él retrocedió y sacudió a cabeza.

‒ Yo no te tocaría así fueses la única mujer de la tierra. Prefiero satisfacerme con una ramera más sucia ‒declaro Sasuke en voz áspera.

Giró y salió del cuarto, golpeando la puerta y dejando Sakura con una sensación de haber recibido un puntapié en el pecho.



Continuara...



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Si no se rieron con la escena de Sakura sobre la mesa, déjenme decirles que no tienen sentido del humor ok no, ¡PERO YO EN SERIO QUE MORÍ DE RISA JAJAJA ESTUVE RIENDO UN BUEN RATO, PUES LO IMAGINE TODO!

¿Alguien más quiso pegarle con una sartén al bruto de Sasuke al final del capítulo? ¡PORQUE YO SI!

La Esposa Virgen ~  SasuSakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora