Capitulo 10

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Con aire alterado, Sasuke fijó su mirada en el jarro de cerveza. Se Imaginaba que el sol del desierto le había quemado todo vestigio de civilidad pues resentía el hecho de tener que hospedar a su hermana y su cuñado.

Esa mañana, se levantó más temprano para no encontrarse con ellos. Pero Naruto ya estaba de pie y lo había convencido de cabalgar por la propiedad. ¿Qué tipo de hombre era aquel para haber desistido de Belvry sin protestar?, se preguntó.

El Caballero Rojo, después del casamiento con Hinata, había morado allí por un buen tiempo. Pero cuando Sasuke retornó, él había decidido mudarse. Alegaba preferir su viejo castillo que aquel más nuevo y lujoso. ¿En qué había errado con ese hombre? ¿Y con Hinata?

Debían estar locos. Todavía ahora, comenzaba a imaginar si no había errado en algo consigo mismo. Aunque apreciase la belleza y la riqueza de su propiedad, Sasuke nunca sentiría apego por ella como Naruto y Hinata por Dunmurrow. Pero aun asi, a él nunca le importaba nada en exceso, solo la venganza. Y esta misma comenzaba a desvanecerse a pesar de que él se aferraba a ella como si fuese la única cosa capaz de mantenerlo vivo.

El estómago le dolía por la dureza de la silla. La irritación crecía. ¿Su cambio era por esa visita repentina? Aunque él hubiese ido a Dunmurrow algunas veces sin avisar, no esperaba recibir el mismo trato por parte de su hermana y su cuñado. La situación era diferente, pues ellos habían de traído a esa niña. Sorprendido por como Sakura se había apegado a ella tan rápidamente. Al pensar en su mujer, el dolor de estómago aumento. Ella ahora lo atacaba con renovado vigor, mientras la aflicción en otra parte de su anatomía empeoraba. Estaba excitado desde la víspera de anoche, cuando Sakura se ofreció a él.

Él la vio apenas con una camisa y las piernas abiertas y el tiempo se había detenido para él. Sasuke tenía conciencia de sus propios límites. Si su mujer hubiese levantado más la prenda final, él hubiera estado perdido. Por eso, le había dicho algunas mentiras y se había ido afuera.

Escaparse de su esposa. El recuerdo del hecho aumentaba su mal humor.

‒Me gustaría de tomar un baño esta tarde ‒dijo Naruto.

Sasuke levantó la cabeza y encaró a su cuñado con aire exasperado. Eso, como todo lo demás, no tuvo efecto en el Caballero Rojo. Mientras continuaba mirándolo fijo, Naruto se inclinó hacia atrás y levantó el jarro de cerveza.

‒Tal vez tu esposa...

‒¡Mi mujer solo cuida de mí! ‒Sasuke contestó gritando, y luego bajó la voz. ‒Pídele a Hinata que te dé el baño.

La actitud amenazadora no ofendió al huésped, que tuvo la audacia de sonreír.

‒¿Cuál es la gracia? ‒ Sasuke preguntó, sentándose de repente, con unas ganas de pelear.

El latido persistente en la zona baja lo tornaba irascible y la manera en que se escapó de Sakura lo dejaba con una sensación de cobardía. Precisaba probar ser su propio señor. Y la mejor manera seria en una lucha.

‒La gracia es ver finalmente como es una vida con odio ‒respondió Naruto.

‒Solo hablas idioteces.

‒No. Noté que tu mujer no es vieja ni fea. Sakura es la mujer más hermosa que han visto mis ojos, vibrante, joven y preciosa, lo suficiente como para apartar la idea de venganza de la cabeza de cualquier hombre ‒Naruto afirmo, sin dejar de sonreír.

‒¿Tú crees que yo no la odio? ‒preguntó Sasuke furioso, pues la fruta había caído muy cerca del árbol.

La sonrisa de Naruto desapareció.

‒Serías un tonto si lo hicieses.

‒¡Con qué facilidad me injurias! ‒La expresión de Naruto se tornó sombría.

‒Acuérdate antes de que sea muy tarde, Sasuke. Esta es la hora que abandones esa postura. Forma una familia y una buena vida para ti mismo, ¡Posees una preciosidad! Una esposa hermosa que te puede dar muchos hijos.

‒¡Pues no quiero nada con esta mujer a no ser vengarme! ‒resumió Sasuke.

Naruto, furioso, golpeó con el jarro la mesa.

‒Si no fueses el hermano de Hinata, yo intentaría llenar tu cabeza dura de buen sentido.

‒¿Por qué dejar que eso te lo impida? Inténtalo ‒lo desafió Sasuke levantándose.

‒En mi opinión, un hombre debe proteger a su familia y no dividirla con peleas bobas típicas de un joven tonto e inexperto.

Hacía mucho tiempo que nadie lo acusaba de ser infantil y el insulto sobrentendido hizo explotar a Sasuke. Con un grito de rabia, se tiró sobre Naruto. Los bancos caían al piso y los criados, asustados, huían del salón.

Aunque era un poco más corpulento, Naruto era también más viejo. Por su lado, Sasuke había aprendido algunos golpes en el este, lo que lo convertía en un oponente a la altura de su cuñado. Le dirigió un golpe a la nariz, pero Naruto se agachó a tiempo. Con un golpe formidable, él lanzó a Sasuke lejos.

Rodando por la paja, no tuvo tiempo de respirar antes que el Caballero Rojo se arrojase sobre él. Ignorando los gritos que venían de los laterales, luchó con una ferocidad nacida de la propia frustración causada por Naruto, Sakura y la venganza que ya no saboreaba. Oyó un gemido y sintió la satisfacción de haberle sacado sangre. En el instante siguiente, golpeaba con su cabeza el ladrillo.

La Esposa Virgen ~  SasuSakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora