Capitulo 11

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Lamento no ser hombre de beber mucho pensó Sasuke, mirando el vino. Y aunque supiese que le haría mal al estómago, hizo una señal al criado para que le sirva. Apenas un poco, lo suficiente para amenizar la sensación desagradable que lo afligía desde a partida de los huéspedes.

No estaba con un sentimiento de culpa, pues fue Naruto quien había comenzado la pelea, opinando sobre su casamiento. Sangrando, su cuñado anunció la partida aunque tuviese los labios hinchados y algunas magulladuras. Por el momento, Sasuke se había ocupado de continuar olvidando los consejos del Caballero Rojo. ¿Y para que necesitaba de su hermana y la niña llorosa? Felizmente estaba libre de todos.

Se palpó la nariz y quedó satisfecho por no estar hinchado. Después, masajeó los nudillos doloridos de los dedos. A pesar de su esperanza de sentirse mejor después de la pelea con su cuñado, ésta sólo le había dejado un gusto amargo en la boca. Un trago de vino lo aliviaría, pensó al tomar uno. No cambió nada.

Furioso, Sasuke intentó concentrarse en el odio sentido hacia tanto tiempo y que, últimamente lo desertaba, sofocado por sensaciones nuevas. Hasta el mismo vacío detestable sería preferible al tumulto que lo asaltaba. Tenía la sensación de haberse metido en un enjambre de abejas y que el vino le amortiguaba las picaduras, bebió mas.

Sasuke ya estaba en medio de la comida cuando se dio cuenta de que Sakura no descendería para cenar. ¡Maldita mujer! Estaba siendo muy tolerante con ella, pero eso iba a cambiar. Si fuese preciso, la castigaría. Se puso de pie, ignorando las miradas desconfiadas y se dirigió para la escalera, determinado a obligar Sakura a arrodillarse finalmente.

En el corredor desierto no se oía ruido alguno viniendo del cuarto. Si Sakura se hubiese fugado... Una palabra subió a sus labios mientras abría a puerta, pero no llegó a ser pronunciada cuando él la vio.

Delante de la chimenea y vestida apenas a camisa, Sakura secaba sus cabellos. La luz del fuego, venia de atrás, iluminándole todas las curvas.

Finalmente, sus cabellos estaban sueltos y las ondas flameantes, cubrían los dos pechos y alcanzaban la cintura. Sasuke contuvo la respiración y abrió los ojos como un hombre deslumbrado y bebido. Se agarró de la rabia como si fuese un escudo protector contra la tentación representada por su bella esposa. Buscó algo para decir, pero su boca estaba seca. Sakura jugó con sus cabellos, los puso para atrás y lo encaró con una expresión de desafío.

‒¿Que haces aquí?

La pregunta y el ondular de su cuerpo bajo la camisa lo desequilibraban, pero Sasuke se acordó de la rabia.

‒¿Por qué estoy aquí en mi cuarto? Tú deberías hacerme compañía durante la cena.

‒¡Yo lamentaba la partida de tu familia! ¿Cómo pudiste hacer eso, Sasuke?

La acusación llegó bien cerca de la verdad. No pudiendo negarla, el contratacó:

‒¡No es asunto tuyo, mujer! Tu no tienes que preocuparte de nada, excepto por tu obediencia, que viene fallando mucho. Tu obligación es cuidar de mí, pero tú no haces eso. ‒Toda la frustración de Sasuke se concentraba en esa mujer, tan diferente de lo que el esperaba y mucho más de lo que él jamás deseara. En una actitud amenazadora se aproximó, parando a un paso de ella.

‒Yo debería castigarte hasta casi la muerte. ‒Sakura no se acobardó ni se escapó. Levantó la mandíbula y lo enfrentó.

‒¡Ven de frente! Estoy cansada de vivir bajo sus constantes amenazas. ¡Haz lo peor, Sasuke!, pero presta atención. ¡Jamás cederé! Tu puedes quitarme mi libertad, mis amigos y privilegios, puedes atormentarme y hasta castigarme, ¡pero yo no me rendiré ante ti!

La Esposa Virgen ~  SasuSakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora