Capitulo 4

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Por primera vez, Sasuke resintió la recepción circunstancial de los moradores de Belvry. A pesar de que no le importaba mucho su castillo o su gente, el deseaba que Sakura reconociese su poder y su riqueza.

Ese comportamiento distante y desconfiado nunca le había perturbado. Tan diferente al recibimiento que recibía Naruto, el extrovertido marido de su hermana.

¡Idiotas! Ellos no tenían razón para quejarse, pues su señor era un hombre justo y sensato. Simplemente no le gustaba hablar mucho, ni visitar a los arrendatarios sin motivo o permitir conmemoraciones festivas con cualquier excusa. Nada de eso. El mantenía el castillo en buen estado, protegía sus habitantes y había un excelente administrador. Sin duda, era lo suficiente. A sí mismo, al entrar al salón, Sasuke noto el profundo silencio cosa que no ocurría cuando Naruto estaba presente o en los tiempos de su padre. Ignorando todo, atravesó el aposento acompañado de Juugo.

‒Quiero un baño ‒declaro sin mirar a las cara de los presentes.

‒Yo también. ¿Su esposa cumplirá con su obligación? Tu nos forzaste a una cabalgata larga y cansadora y yo también tengo en mente un baño revigorizante dado por ella ‒dijo su compañero.

Las palabras de Juugo llevaron a Sasuke lanzarle una mirada feroz.

‒¿No es costumbre de su pueblo que la señora del castillo bañe a sus huéspedes? ‒indago el sirio con expresión imperturbable.

‒No esta mujer. Ella no está acostumbrada a tales tareas. Además, va estar ocupada conmigo ‒respondió Sasuke, sintiendo su estómago quemar al imaginar el cuerpo dorado de Juugo siendo lavado por Sakura.

‒¡Iruka! ‒ llamo de manera un tanto brusca a un criado que se aproximaba corriendo. ‒Lleve a mi esposa para mi cuarto y provéale agua caliente. ‒Giró hacia donde estaba Sakura. ‒Toma un baño rápidamente porque yo también quiero uno y preciso de tu ayuda. ‒El shock en su rostro hermoso le produjo satisfacción. ‒Líbrate de esos trapos negros. Iruka, mande a traer las ropas viejas de Hinata a mi cuarto. Quiero que mi mujer este vestida de manera apropiada.

El criado se movió de prisa y Sasuke se sintió aliviado. Sakura no cuidaría de ninguno que no fuera el. Observándola abandonar el salón notó el leve ondular de sus caderas debajo del hábito. Su sangre se agito. Tan absorbido estaba en mirar a su mujer que no percibió aproximarse a su administrador que venía a felicitarlo por su casamiento.

Sasuke no vio la necesidad de explicar el acontecimiento a nadie. Por eso, acepto las felicitaciones en silencio e impidió preguntas con una mirada severa.

La idea de Sakura lavándole su cuerpo le creo una ansiedad repentina. Naturalmente, la ejecución de dicha tarea seria costosa para ella y eso explicaba su propia impaciencia .

Cuando calculo que había pasado el tiempo suficiente, Sasuke se dirigió a las escaleras. Subió de dos en dos los escalones y llego corriendo a su habitación. Abrió la puerta sin golpear previamente.

Alarmada por el barullo, Sakura se dio vuelta. Estaba terminando su aseo trenzando sus cabellos. Sasuke la observo. Sus dedos eran largos y hábiles con el cabello... ¡Por Dios! Aun mojado su cabello, le recordaban los arboles con pétalos rosa. Su pelo Era abundante y largo, alcanzando la altura de su cintura.

Sakura usaba un vestido de Hinata, verde escuro, que le realzaba el color de los ojos. Pero ese era el único detalle favorable, percibió Sasuke. Hecho para el cuerpo de su hermana, era demasiado corto y apretado para su esposa. La silueta de Sakura era mucho mejor dotada, cosa que había estado escondida por el traje del convento. Generosamente dotada, certifico el al mirar el escote del vestido, donde sus senos se apretaban amenazando con romper las costuras. Erguidos, sus pezones formaban dos puntos visibles debajo del tejido. Súbitamente, Sasuke desvió la mirada.

La Esposa Virgen ~  SasuSakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora