13. Ensalada de corazón.

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No esperaba encontrarme con algo así.

El labio inferior de Farkle y su pómulo estaban rotos.

Lucas tenía la nariz roja con indicios de que había estado sangrando. Su ojo estaba un poco verde azulado, tendría un gran moretón seguramente.

Me quedé allí hasta que pude reaccionar.

—¿Qué rayos les pasó?—Abrí pasó al interior de la habitaciones mientras los miraba confundida.

Ellos se miraron entre si, pero no respondían.

—¿Van a decir algo o se van a quedar callados?— dije exaltada esperando una respuesta.

—¿Qué haces aquí?— dijo Farkle medio frustrado. Se sentó en la silla de su escritorio.
Ah perfecto, me ignoraría.

—Lucas— este me miró— ¿Que pasó?

Suspiró

—¿Qué haces aquí Chloe?— me miró fijamente.
Traté de concentrarme, me encontraba en una habitación con dos chicos sumamente apuestos.

—¿Pero que les pasa? No responden ninguna de mis preguntas— a este punto estaba que estallaba—. Y tú— señalé a Farkle—. ¿Porqué has ignorado mis mensajes y llamadas?

—Estaba ocupado— estaba algo distante.

Empezaba a sentir que estorbaba y no era un bonito sentimiento, los chicos más importantes para mí actuaban bastante extraños.

No dije nada más, me acerqué a la puerta para irme, pero la voz de Lucas me detuvo.

—Unos chicos estaban peleando y tratamos de separarlos, no les agradó nada nuestra interferencia.  Así que recibimos unos golpes. Eso es lo que pasó.

—¿Podrías dejarnos solos?— le pregunté a Lucas.

—Claro— dijo algo inseguro.

—¿Estás molesto conmigo?— rompí el silencio apenas Lucas cerro la puerta.

—No ¿Debería estarlo por algo?— dijo en un tono frío.

—Creí que todo estaba bien— me sentía triste, nunca lo vi así conmigo. No dijo nada— ¿Ya no quieres ser mi amigo?

—No quiero estar metido entre tú y Lucas— expresó harto.

—¿A qué te refieres?

—Olvidalo.

—Farkle ¿Porqué estás tan molesto?—No respondió. —¡FARKLE!— Grité ya cansada.

—¡Porque me gustas! Y si tanto te gusta Lucas, bien. Ve y dile, pero no quiero escuchar una palabra más de él.

Salió de la habitación rápidamente y dio un fuerte portazo.

Me quedé ahí, congelada por milésima vez en el día. Muchas emociones y pensamientos pasaban por mi mente.
No sabía que hacer o decir.

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