Caíste en la trampa

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"No hay trampa más mortífera que la que uno se tiende a sí mismo". "Hielo negro" (1993), Michael Connelly

Crismaylin y Alejandro caminaban de la mano por la calle Real de las Canteras, cercana a la Iglesia de Santa Bárbara, que en su tiempo habría sido llamada, arzobispo Meriño. Su paseo tenía un toque romántico; Crismaylin llevaba un chal sobre sus hombros, hábilmente atado al frente para ocultar el descosido en su vestido que Turey le había hecho. Si continuaba en dirección norte, podrían ver los cimientos de la futura Catedral Primada de América. Atravesaron la casa de los Velázquez y algunos establecimientos comerciales, como una zapatería y una botica recién establecida. Se detuvieron en la plaza de Armas, junto a la Plazoleta de los Curas, lo que en su tiempo sería llamada Parque Colón.

—Deberías ser más discreta—comentó Alejandro mientras miraba hacia arriba y llenaba sus pulmones de aire—. Aquí, los chismes vuelan y los oídos curiosos están en todas partes. Tergiversan todo y crean calumnias que incluso harían estremecer al diablo. Bueno, cuando te unas a las damas de sociedad, lo entenderás.

—¿Por qué asumes que me uniré a ese grupo? —preguntó Crismaylin.

—La mayoría de las mujeres de la alta sociedad lo hacen—explicó Alejandro—. Te pido que comprendas que las apariencias son de suma importancia.

La actual calle Las Damas tomó su nombre porque las mujeres respetables de la colonia solían pasearse por allí, destacando las familias Oviedo, Dávila, Heredia, entre otras. Sin embargo, en aquel momento se conocían como la calle de la Fortaleza.

—Bueno, eso es algo que podemos discutir más adelante—dijo Cris, tratando de cambiar el tema—. ¿Por qué me hiciste creer que entre Turey y María había algo más que amistad?

—Porque en realidad lo hay—dijo Alejandro con una sonrisa irónica.

Cris mantuvo su mirada fija en él, no le agradaba esa respuesta, por lo que le dio un manotazo en el hombro.

—¿Qué estás tramando? —pregunto Crismaylin, molesta.

Alejandro soltó una risa sonora.

—Conozco tu temperamento volátil y supuse que irías a su habitación y terminarían discutiendo, pero no, hiciste todo lo contrario, te pusiste a fornicar, perdón, a cometer adulterio. —Alejandro dejó aparecer una mueca en sus labios. —A veces, todo esto me resulta bastante aburrido, sabes lo difícil que es para mí controlar mis impulsos anarquistas—hizo una breve pausa antes de continuar—: La verdadera relación entre ellos y un grupo de personas de esta época es que sospechan de un caso de suplantación de identidad.

Turey le había explicado que María lo buscó porque desconfiaba de su esposo. Según la historia, Diego Colón sería gobernador de la isla en 1508, sucediendo a Nicolás de Ovando en 1509. Uno de sus planes era establecer una sociedad estamental compuesta por la nobleza, el clero y un tercer estado formado por campesinos, mercaderes y plebeyos. Además, buscaba la distribución forzosa de indígenas para trabajar en minas y proyectos de la corona. Sin embargo, el hombre que afirmaba ser el esposo de María solo tenía interés en otorgar tierras y privilegios a una persona en particular, Gabriel de Bastidas.

—¿Qué llevó a María a sospechar? —indagó Crismaylin.

Nicolás de Ovando había fijado recompensas por la captura de Turey y otros rebeldes, pero ellos lograron escapar antes de que los alcanzaran. María consiguió que le perdonaran la vida, a cambio de que Turey se bautizara. El desgraciado se negaba, así que tuve que rogarle hasta el cansancio para que accediera. —Alejandro resopló con amargura—. Turey es como un hijo para mí, le tengo mucho cariño y no quería verlo morir. Tantas muertes me afectaron, soy un artista, promuevo la alegría, y aquí todo lo que había era dolor y lágrimas.

Atrapada en el tiempo : Ecos de amor taínoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora