(Once) Baz

10 1 0
                                    

Se quejó mientras se revolvía en la cama. El Dr. Wellbelove se había ido hacía rato y tanto mi familia como yo estábamos en Hacckney Wick.

-- Entonces dices que Snow tiene magia. --Dijo mi papá, mirándome estar sentado en el borde del colchón acariciando la pierna de Simon. Asentí.

Cuando llegamos él tuvo una clara contracción en su rostro, quiero decir, éramos una familia "adinerada" y poderosa llegando a un barrio... Un barrio. Sin opiniones. Traía al Elegido en mis brazos como un bebé, aprovechando que sus alas no nos molestaban; Niamh, Ágatha y su padre curaron las quemaduras con magia (por fin le surtía efecto después de dos años de Smith Smith-Richards).

-- Hay ratones... y Goblin... -- Los Goblin vienen por Snow, y las ratas son un milagro para mí aquí. Nada del otro mundo.

Mordelia agarró una y la pateó, chillando mientras ella se reía. Luego tomó dos más y les hizo lo mismo.-- ¡Hat trick!

Me reí, abriendo la puerta y entrando, recostando a Snow en la cama, para luego contarle a detalle la situación en Estados Unidos, con Lamb y los NowNext, con la dragona y con la profesía.

-- Simon es un dragón, hijo del Mago y de Lucy Salisbury, con algún tipo de parentesco con América y siendo el foco de atención de un grupo de vampiros que buscan magia y un grupo de vampiros que buscan dominar. Tiene dinero por la herencia de David, tiene dinero por ser Salisbury, y encima es reconocido por ser, o haber sido, el Elegido. Estás con una especie de caótica celebridad, hijo, cuida que no muera de sobredosis. --Papá bromeó, alzando las manos a la altura de su cabeza luego mientras sonreía. Mordelia me había pedido mi teléfono para jugar, pero como no tenía juegos le di el de Simon (él sólo lo usa para lo mismo, para jugar) (y para escuchar música, ni siquiera responde los mensajes o llamados). Pronto la banda sonora de "Tom a por el oro" sonó en el fondo de nuestra conversación.

-- Hay que dejarlos descansar, Malcolm. Luego los invitaremos a cenar, ahora debemos conseguir dónde quedarnos. -- ¿Crees que se podrá donde tu madre por un tiempo hasta conseguir casa? --Comenzaron a salir de la habitación, suspirando agotados. Daphne asintió, saliendo del departamento a llamarla.

-- Hijo... Yo... Hay algo que quiero decirte... --Él se volteó a verme, y pensé que iba a atacar a Simon con sus palabras horribles, o a mí, pero su mirada era gentil-- Gracias. A Simon, a ti... Nunca valoré realmente lo mucho que eras para mí, Basil. Sé feliz con Simon, y... Y salgamos a cenar un fin de semana, todos... Ya sabes. Una cena familiar...

Sonreí.-- Por supuesto, papá. Al próximo fin de semana se le suma el viernes que es día festivo de no sé qué cosa, no hay universidad. Podríamos salir el mismo viernes. Y, papá... También te quiero.

Se acercó y besó mi frente antes de irse. Me quedé sentado sobre la cama, mirando mis pies, ¿hacía cuánto no besaba mi frente, no me decía que estaba orgulloso? Incluso cuando me gradué de Watford, él no fue quien lo dijo, fue mi tía Fiona.

Mordelia y las gemelas vinieron a despedirse a la habitación, devolviendo el teléfono. Daphne trajo a Swithin para lo mismo antes de que el taxi tocara el claxon.-- Hasta luego, hijo.

La puerta se cerró y la hechicé para que la llave se ponga sola, para así poder recostarme al lado de Snow.

Él estaba de lado, sin sus alas o cola que lo molesten. Su brazo se mantenía en forma de triángulo bajo la almohada, y su mejilla estaba abultada por eso. Sus rizos del color del cobre estaban desparramados, y de sus labios entreabiertos caía un pequeño hilo de saliva; la limpié con mi pulgar y luego lo lamí. Nunca me dió asco o algo similar la baba de Snow, ni cuando éramos enemigos (una vez me escupió en el rostro y en vez de limpiarme con mi pañuelo usé mis dedos e hice lo mismo que ahora, pensando si a eso sabrían sus besos).

Comenzó a desperezarse como un gatito, estirando las piernas antes curvadas en posición fetal, girando un poco por la cama.-- Ugh, buenos días, bebé.

Se terminó de despertar cuando abrió los ojos lagañosos, llevándome una vista casi como un flashback de Watford. Excepto por el "bebé".-- Buenos días, hermoso. ¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo?

-- Un poco la cabeza... Pero nada más. ¿Cómo está tu familia? -- Bien. Ellos se fueron hace poco tiempo, diez minutos tal vez.

Se posó sobre su espalda, y luego me miró. Le sonreí.-- ¿Dónde están? --Preguntó. Supuse que se refería a sus alas.-- Tú las escondiste. Están dentro de ti.

-- ¿De verdad puedo controlar eso? -- Niamh dijo que sí. Sólo debías desearlo. Ellas estaban ahí para ti, eran parte de tu ser junto al dragón. Y debías desear que salgan, o debías desear que se oculten. Ahora que tu dragón despertó tienes el poder de decidir si las quieres dentro o fuera. Eso también lo dijo Margaret con su constante "gatito no, dragón".

Él asintió, como pareciéndole mucho para asimilar. Se posó sobre sus antebrazos sobre la cama, con la espalda hacia el techo, y de repente sus alas se desplegaron; luego sólo desaparecieron de su espalda. Era verdad. Él era... Y pensar que quería cortarlas. Qué cosas. Iba a ser un dragón desalado.

Se dejó caer sobre la cama y empezó a reír, feliz. Lo miré sonriendo, y él me devolvió la mirada.-- Eres hermoso. --Me dijo e hice una mueca de "duh, ya lo sabía". Pensé que podría besarlo, aunque antes de hacerlo me gana de mano.

Sus labios son tibios y un poco más rellenos que los míos, me envuelven perfectamente. No hay forma de escapar de ellos, o si la hay no he pensado en buscarla. Mis manos acarician su espalda, sintiendo raro no llegar a tocar ningún hueso del ala; él ríe por eso. Sus manos están por todos lados: en mi cabello, en mi pecho, en mi cintura, en mis piernas... Parece que está a punto de crearse tentáculos para hacer todo a la vez.

Huele a humo, a quemado (no se ha bañado luego del incendio). Huelo a humo, a sucio. Los dos apestamos, y lo sabemos. Se levanta de la cama y abre su guardarropa, tomando un jean azulado de tiro alto y una camiseta blanca de mangas largas, común y corriente. Luego, tomó una camiseta negra y un jean del mismo color. Y dos boxers. Lo miré extrañado, ¿para qué necesitaba dos conjuntos?

-- ¿Tomamos una ducha? --Alcé una de mis cejas, no captando directamente si era por separado o ambos juntos. Él no apartó sus ojos azules de los míos, y ni siquiera desapareció su sonrisa o corrigió sus palabras.

Mordí mi labio inferior para contener la felicidad y asentí, levantándome rápido para entrar primero al baño, él detrás de mí.

Oh, Crowley. Por fin está pasando.

Por fin nos bañaremos juntos después de cinco años (para seis) de relación.

He sido muy paciente durante tanto tiempo, no pueden pedirme que no quiera esperar un segundo más antes de comenzar a desabrochar los botones de mi camisa azul, revelando mi piel.

He sido muy paciente como para no sentirme ansioso y excitado ante la mirada profunda de Simon sobre mí. He sido muy paciente para no querer que en una ducha de un departamento de clase baja en un barrio de clase baja mi novio me folle, dejando de lado el sexo oral o masturbarnos juntos.

He sido muy paciente, pero aún así me detengo cuando me pide que lo haga. El agua ya está corriendo, entibiándose. Y es él quien se acerca a quitarme la ropa.

Entonces así va a ser. Hazlo, Simon, toma todo de mí. Cada parte. Cada centímetro te pertenece.

Ojos de cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora