(Diecinueve) Baz

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Absorbió mis grises entre sus colores. Se vió como si tuviera un suave vitiligo que poco a poco se va normalizando, que empezó en su cuello y terminó en sus ojos.

¿Y si Lamb me mintió, y en vez de cinco segundos se convertía a los cuatro? ¿O tres?

-- No soy un vampiro... No me siento diferente. --Dijo después de un minuto de sólo besarnos.

Yo sí me sentía diferente.

Todo lo que viene de Simon me deja lleno. Sólo bebí cinco segundos, y me sentía como si me hubiera bebido un venado entero. O diez de ellos.

Su magia también me deja lleno. Como si fuera una catarata eterna.

Su comida, su amor, su sexo, su alma. Todo él llenaba ese vacío.

Como hizo con el Humdrum. Lo llenó.

Pero yo sé que mientras más me llene, más hueco haré en mí para que siga haciéndome sentir vivo, no pienso desaparecer.

Lo abracé y lo cargué hasta la cama. Y le preparé un sándwich.

-- Bebé... ¿Eso es...? --Asentí-- ¿Para mí? --Volví a asentir, y le dió un mordisco. Automáticamente su rostro se iluminó y llenó mi cara de besos.-- ¡Tiene manteca, lo recordaste! ¡Gracias, cariño!

Estúpido. Podría forzar al mundo a girar al revés por él. Podría morir un millón de veces para salvarlo. Le daría todo lo que desee, incluso más. Podría matar a quien sea que yo conozca sin pensarlo ni un segundo por un momento de su felicidad.

Y cree que después de tantos años no recordaría que le gusta la manteca en el sándwich.

Estúpido.

Estoy perdidamente enamorado de él. Desde segundo año. Y jamás dejó de gustarme. Él será mi primer y último amor. El único que mi corazón acepte.

Lo vi comer feliz lo que le preparé, como si nada del mundo importara más que ese momento. Y mi corazón latió una vez más como lo llevaba haciendo hacía tantos años, sólo por él.

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Simon está ocultando algo.

Fuimos a la cafetería donde habíamos quedado con Bunce y el Normal, y Simon después de leer algo en su celular fue al baño.

No me es infiel, lo sé. Pero oculta algo.

Lo veo en sus ojos azules que me miran con algo escrito en la cara, pero por primera vez no sé qué es. Lo veo en sus manos nerviosas rasguñando sus brazos. Lo veo en su pierna saltarina por la ansiedad mientras está sentado. Lo veo en su lengua siendo mordisqueada por sus dientes.

Simon Snow me oculta algo, joder.

Incluso me tomé el atrevimiento de revisar su teléfono mientras él estaba en el baño, pero no había nada. Le pregunté qué le pasaba; "nada, bebé" respondía.

No he vuelto a beber sangre desde la mañana. Usualmente a estas horas de la tarde estoy hambriento, pero ahora no lo necesito. Me siento lleno, como jamás me había sentido. Y mis colmillos están un poco rebeldes, se niegan a salir.

Los vampiros jamás se curan, o al menos no hay un hechizo o truco escrito. Pero cuando se trata de Simon Snow, cualquier realidad es posible. No lo sé, necesito hablarlo con él, preguntarle qué opina. Pero no puedo, porque Snow oculta algo.

No habla casi, está perdido en algún lugar. Incluso a veces tampoco escucha.

¿Qué sucede contigo, Elegido?

¿Por qué parece que piensas en algo que hiciste? Nunca piensas en tus actos, ¿por qué parece que lo hicieras?

-- Snow.

-- ...

-- Ey, Snow. --No me oye. Está tan metido en su mente, maquinando; elaborando; ocultando; encubriendo...

-- ¡Snow, maldita sea!

-- ¡Uh! L-Lo siento, estaba... pensando.

-- ¿En qué? -- ¿Eh? --Respondió. "¿Eh?" lleva respondiendo desde eso que leyó. Estoy perdiendo la paciencia. Me senté frente a él. Él tomó mis manos y sonrió como si nada sucediera.

-- ¿En qué piensas, Simon? ¿En qué piensas desde la mañana?

-- No es nada, bebé. No te preocupes.

-- ¡Carajo, Snow! --Solté sus manos para golpear el apoyabrazos del sofá. Él se asustó, y me arrepentí inmediatamente de hacerlo.

-- ¿Es que acaso tienes que saber todo, tienes que tener el control sobre todo, Baz?

-- ¡Cuando se trata de ti, sí, Simon, por Crowley! Sólo quiero que estés bien, quiero que confíes en mí, y que me cuentes y compartas tus pensamientos... No quiero tener el control, sólo quiero apoyarte...

Me miró fijamente, suavizando su mirada.-- Yo... Sólo estoy intentando pensar en estrategias para que no salgas herido por la guerra... Quisiera que no luches, Baz, no quiero que algo te pase.

No está mintiendo. Pero no está diciendo toda la verdad.

Está bien. Está bien, con eso basta. No necesita decir más.

-- Simon... -- Shh, no me consueles. Me sentiré peor luego. Sólo prométeme algo.

Me lo rogaba. Tenía la súplica escrita en la frente. Su abrazo era tan débil que por poco y sus brazos se deslizaban por mi espalda y se alejaban solos. La música de la radio sonaba lejana, sólo éramos nosotros dos.

-- Prométeme que mañana me despertarás para ir a las clases de cocina juntos.

Nunca pensé no querer cumplirle una promesa a Simon. El tono de despedida con el que habló, no quiero cumplirle el deseo. Pero no quiero decirle que no.

-- Prometo poner la alarma para despertarnos al mismo tiempo e ir a las clases.

Simon rió, no esperaba esa respuesta. No esperaba responder eso tampoco, realmente.

Odio las despedidas. Pero odio más no despedirme.

Ojos de cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora