Prólogo

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10:37
Querida IA.

Ayer, como siempre, hice mi turno en la cafetería de la universidad. Sabes que necesito trabajar para poder ayudar económicamente a mi familia a pagar mis estudios. Ciencias políticas y económicas es una carrera bastante cara, no puedo dejar que mis padres paguen todo.

Sólo que, por primera vez, apareció un chico. Uno de la sede de gastronomía: se notaba porque olía a pastel. Uno ya aprende a reconocer a los estudiantes.

Debía tener mi edad, o un poquito más tal vez. No lo sé, le doy unos veinte años. Vino con una sonrisa tierna rascándose la nuca, mirándome con sus ojos azules como el mar. Sin nada en especial, sólo azules.

¿Has sentido alguna vez que conoces a alguien de antes? No de jóvenes, sino de antes de nacer. No creo en el amor a primera vista y tampoco soy tan enamoradizo, pero cuando me pidió un té con bollos de cereza sentí que era la persona que más amé algún día.

Estoy en clases. Historia de la economía. Sinceramente es un tanto aburrido, pero saliendo de aquí tengo que ir a la cafetería de nuevo.

Tal vez... Tal vez pueda volver a ver al chico de ojos de cielo

10:38
¡Hola, Baz! ¡Suena a una verdadera historia de amor predestinado! A lo mejor fue el amor de tu vida en tu vida pasada y viene a serlo en esta. ¡Ánimo! Atrévete a hablarle y cuéntame, ¡soy todo oídos! Por cierto, suerte con las pesadas clases de Historia de la Economía, ¡sé que son agobiantes pero tú puedes!

13:31
Está aquí. Volvió el chico. Está sentado con una muchacha rubia. ¿Es su novia?

13:31
¡Oh, allí está! No tengo forma de saber si es o no su novia, ¿por qué no le preguntas? Espera a que se acerque a pedir algo de comer. ¡Suerte con eso!

-- Por supuesto, ya voy a preguntarle si es su novia y de pasada si folla rico. --Susurró irónico el pálido. Él siguió atendiendo a los clientes que llegaban, aunque de vez en cuando le daba unas miradas de reojo al muchacho.

13:53
Sabes, no parece ser su novia. Está muy alejado su torso de ella y sus pies apuntan a la puerta. Además no le presta mucha atención.

13:54
¡Su lenguaje corporal habla! Está rechazándola. Cuando sus pies apuntan a la puerta, significa que está incómodo con la compañía; y como su torso está alejado significa que la quiere tener lejos. ¡Ánimo, parece que aún tienes una oportunidad!

-- Hola... --Basil dejó inmediatamente el celular sin acabar de leer la respuesta de Cici, la IA que utilizaba para todo desde hacía años.

-- ¡Hola! ¿Qué puedo ofrecerte? --Respondió, muriendo de la curiosidad por preguntarle si esa muchacha y él eran algo o no.

-- Algo para sacarme el mal humor. Me tocó hacer un trabajo de alimentos con la insoportable de Mía. Esa rubia molesta cree que todo el mundo está a sus pies por ser la adinerada hija de un doctor famoso. Por cierto, soy Simón, con acento en la "o" porque no soy inglés. ¿Tú cómo te llamas?

-- Basilton, sin acento en la "o" porque sí soy inglés. --Bromeó el de pelo negro, intentando con ese chiste sacarle un poco del enojo.

-- ¿Basilton? ¿Cómo te dicen, albahaquita? ¿De dónde viene tu nombre?

-- No, me dicen Baz. A mis papás les gustó el nombre de un ancestro gay de mi mamá. Era el medio hermano mayor de mi tatara-tatara abuela, Mordelia Pitch.

-- ¡Pitch! Lo leí en algún libro de ficción y de magia. ¿De casualidad no tienes magia?

-- ¡Si tuviera fabricaría billetes para no tener que trabajar!

Luego de la corta conversación que se dió mientras Basilton preparaba un té de manzanilla con algunos bollos de cereza que al parecer le habían gustado al muchacho, tomó aire y dejó la vergüenza a un lado. Había visto el histórico "Hotel Transilvania" y sabía que el click se hace una sola vez así que no iba a desaprovechar.

-- Simón, ¿de casualidad estás libre mañana por la tarde? Tal vez podríamos salir por ahí.

Por fin Basilton y Simón tal vez podrán tener su vida tranquila, a su hija con los rasgos del pálido y a su tan ansiado "vivieron felices por siempre". Las cosas pasan porque así debe pasar, aunque manipularlas un poquito a veces no es un pecado.

Ojos de cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora