(Dieciséis) Simon

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Baz me sostenía con fuerza, y me miraba a los ojos, buscando transmitirme algo.

Cuando estaba así, ni Aggs ni Penny me miraban a los ojos. Sólo trataban de contenerme con un abrazo, como máximo. Baz no. Baz me miraba a los ojos, me mantenía firme.

No era una cosa que estudiar, como Penny me veía. No era una persona famosa, como probablemente me veía Aggs. Era alguien normal, como cualquier otro, así me hacía sentir Baz. No un fenómeno. No una cosa rara. Sólo yo.

Mi cuerpo todavía temblaba. Como una gelatina, o como cuando pateas un slime. Mi piel quemaba, pero bajo las manos de Baz se sentía bien, como si pasara paños fríos para aliviarme. Y a la vez mi piel también estaba fría, entonces Baz me calentaba. Y me enfriaba, y me calentaba, y me volvía a enfriar, sin criticar, sin hacerme sentir mal.

Él es tan bueno, tan perfecto... A veces me dan ganas de dejarlo, porque sé que no soy suficiente para él, quiero decir, él es tan genial, tan dulce, tan gentil, tan etéreo... No sé qué significa etéreo, pero Baz es todas las palabras que suenan bonitas, aunque no sepa su significado. Pero luego olvido eso y quiero ser egoísta, apretarlo contra mi pecho hasta que nuestras pieles se unan y así se quede siempre a mi lado. Yo sé que Baz me va a dejar en algún momento, quiero decir, sólo soy la estela de lo que se enamoró, en algún momento se va a cansar de este "nuevo yo" por no ser lo suficientemente bueno para él y me va a dejar, pero mientras tanto quiero tenerlo tan cerca de mí que incluso sin vernos tenga un trozo de mí con él. Y luego, cuando se canse de lo que soy, que lo deseche, junto a mi corazón.

Después de todo, soy tan suyo que ya no soy mío, y cuando me deje seré algo y no alguien, porque se llevará todo de mí con él.

Lo amo. Pero no sé cómo decírselo.

Y le prometí no rendirme, así que no voy a hacerlo, pero aún así eso no significa que no quiera desaparecer de su vida para que sea feliz.

-- También te amo, Simon. Y si es verdad que los vampiros son eternos, te amaré eternamente.

El maldito hijo de puta puede leer mentes. Yo lo sé.

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Tal vez sí exageré con lo que le dije a Penny. Su mirada se vió apagada hasta que se fue, unos minutos después de que me calmé.

Ella siempre fue mi mejor amiga, pero tal vez no lo lamento. Quiero decir, tal vez no lamento decirle eso, después de todo es como me sentía...

Sí me arrepiento de decirlo así. Pero no de decirlo, como tal, necesitaba que Penny entendiera que no era tan fácil, que no era tan sencillo, ella solucionaba todo con magia y muchas veces me había sorprendido diciéndome de la nada "lanza un hechizo", como si por el simple hecho de que ella me dijera que lo haga, podría hacerlo.

Ella es la poderosa, a la que nunca le faltó la magia. Espero que nunca le falte.

Espero que nunca le falte la magia a Penny, a Baz... A Ags no le interesa, pero ellos viven por la magia.

Incluso mientras duerme, Baz tiene su diestra cerrada como si sostuviera su varita.

Incluso mientras está desmayada, Penny sostiene su gema lista para lanzar un hechizo incluso inconsciente.

Ellos son magia, y espero que nunca dejen de serlo. Pero también espero que comprendan, en realidad que Penny comprenda, que vivir sin magia no es tan fácil después de ser la magia.

Estoy en el baño. Baz estaba haciendo un café para los dos, me estaba esperando en la sala. Pero yo seguía viéndome al espejo, tratando de asimilar todo.

-- Soy un dragón. Y tengo mi magia. ¿Cuánto hubiera cambiado de saber esto antes?

Apoyé mi mano en el espejo y pegué mi frente, suspirando. Baz abrió la puerta, apoyándose en el marco con elegancia, bebiendo de su taza de café.-- ¿Vienes, Chimuelo?

Lo admito, me sacó una risa.-- Voy, Hipo.

Me sonrió, y tal vez todo se resuelva para bien mientras siga sonriéndome de esa forma, sólo a mí.

"zzzzzzzhhhhh"

-- ¿Simon? ¿Estás bien?

"zzzzzzzzzzhhhhhhhhh estás vivo..."

La taza se destruyó en el suelo cuando Baz se lanzó a sostenerme.

-- Están... en mi cabeza...

"viiiivooooo... viiiiiivooooo..."

"la lucha..."
"no ha acabado..."

-- No están en tu cabeza, amor. Los escucho también... Vamos, salgamos de aquí.

"¡No!"

Fue el grito más desgarrador que sentí alguna vez en mis oídos, haciéndome sangrar. Baz también se vió afectado. Lo sostuve de la cintura y caminamos tambaleantes hasta el sillón.

"la lucha... joven guerrero..."

Eran voces, voces pasando en mi cabeza, como si estuviera con auriculares y van del derecho al izquierdo, y luego del izquierdo al derecho.

-- Te buscan a ti, Simon...

"no salves el mundo..."
"de los magos..."

"salva el mundo..."
"de todos..."

Una varita cayó desde alguna parte del techo. Baz la agarró y me la pasó.

La sostuve entre mis manos y de inmediato las voces se esfumaron.

-- Snow, no lucharás solo esta vez, si es que quieres luchar aún.

Limpió con su pulgar la sangre que había caído de mi oído y lo vi mirarla, entonces le torcí el brazo y metí su pulgar en su boca, entonces me alejó de una patada mientras yo me reía.

Quiero luchar, defender a mi mundo. Es lo que soy y es para lo que nací. Sólo espero no ser de nuevo el causante de la destrucción, no disfruté ser el malo, no puedo ser como Baz.

-- Eres una celebridad, en estos días has tenido una agenda apretada... América, Lamb, casi muerte dos veces, el incendio de la casa de mi familia, tu destape emocional de hace un rato y ahora luchas. --Se tiró en el suelo, mirándome mientras yo sostenía la varita que había caído de algún lado frente a nuestros rostros.

-- Me siento como si fuera de nuevo El Elegido, rodeado de desastres constantes y sin tiempo para asimilar nada.

-- Eres El Elegido, te lo acaban de decir esas voces. Sólo que para que te des cuenta por qué eras El Elegido tuviste que ser el supervillano, es como que estabas anudado en tu propio destino.

-- Ya cállate Baz. -- Cállame. --Y así lo hice. Lo callé de un beso.

-- Cállame de nuevo, Snow. Cállame eternamente.

Ojos de cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora