(Trece) Simon

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El agua ya estaba totalmente fría cuando acabamos (dejaré para luego la segunda ronda) (de verdad no me gusta bañarme con agua fría) y como Baz estaba entrecerrando sus ojos tomé yo la esponja y el jabón para limpiar su cuerpo, luego de lavar su cabello me aseé yo rápido para salir de la ducha pronto. Él salió con su cara de póquer típica de cuando se estaba haciendo el rudo pero algo le dolía (solía tenerla bastante en Estados Unidos).

Sacó el pie izquierdo primero pero al apoyarse se desvalanceó un poco, aunque automáticamente se repuso. Salí también y mientras se secaba le di una nalgada y tomé una toalla.-- ¿Qué fue eso?

-- ¿Qué cosa?

-- Esa nalgada, Simon. -- Pues eso, una nalgada.

Frunció el ceño pero luego se rió, vistiendo su cuerpo pálido. No se veía tan gris a pesar de llevar varias horas sin vaciar algunas ratas. Hasta brillaba un poco, como revitalizado.

Sólo me enrosqué una toalla alrededor de la cintura decidido a estar así. Incluso había comenzado a seguir a Baz (ya vestido) al cuarto cuando me aventó mi ropa interior a la cara.-- Crowley, Snow, quiero tomar una siesta abrazándote sin que tu compañero me golpee. Ponte aunque sea un calzoncillo.

-- No. --Dije, aunque cuando me miró de lado bajé la cabeza y me vestí, tal como pidió, y fui tras él a la cama.

-- Acuéstate. Quiero dormir en tu pecho.

-- Estoy jodido, bien domadito... --Susurré más que nada para mí mientras me acostaba, aunque no era nada malo dormir con Baz sobre mí. "En realidad él está jodido, literalmente" pensé, pero no lo dije. En cambio, lo dejé acomodarse con su cabeza en mi torso y sus brazos abrazándome. Lo abracé también, y le hice caricias en el cabello húmedo.

-- Por fin siento verdaderamente a lo que Agatha llamaba "Gran Mago". --Me ahogué con mi saliva al querer tragar y reír al mismo tiempo.-- Ya lo habías sentido. Quiero decir... en tu mano, ¿o no?

-- Pero nunca en mis entrañas. Eso que fue conocer al mago más grande de la Tierra.

-- Baz... Fui tu primera vez, no puedes comparar con otros porque no has visto más...

-- Mi primera vez y serás el de la última. No quiero conocer o ver otro. Si en algún momento me terminas me compraré un vibrador de tu tamaño. --Eso fue romántico. Y sexual. Románticamente sexual; me reí.

-- Bueno, técnicamente también fuiste el primero, quiero decir... Agatha no tiene pene.

-- Ya duérmete, estás diciendo estupideces, Snow. -- No. --Mi voz retumbó más de lo que esperaba, haciendo que Baz abra por completo sus ojos adormilados.

-- Hasta hace cinco minutos estabas gimiendo Simon, Merlín, no me digas Snow ahora. -- Cállate, Snow. Calla y duerme... En el suelo.

Rió diabólicamente antes de patearme fuera del colchón, dejándome tirado en medio de las envolturas de papas que habíamos olvidado botar de la noche anterior.-- ¿Sabes qué? Ven aquí. Tengo frío y quiero abrazarte.

Me senté en el suelo, mirándolo con el ceño fruncido.

Él extendía su mano pálida hacia mi rostro, dando pequeñas caricias en mi mejilla. Su cabello estaba revuelto en la almohada ahora húmedo, con las marcas de su cuello vibrantemente vivas por haber sido recién hechas.

Era un jodido Dios griego. Mi Dios griego. Vampiro. Mi Dios griego vampiro, sólo mío.

-- Deja de mirarme así, ven conmigo. --Un Dios griego poeta del romanticismo, que con sólo abrir sus labios rosados pálidos hacía arte, porque todo su ser irradia arte. Lo amo.

Lo amo mientras me abraza de nuevo y se acuesta en mi pecho, su cabello haciendo que me pique la nariz.

Lo amo mientras va cayendo poco a poco en el sueño bajo mis caricias.

Lo amo mientras lo veo dormir con su boca entreabierta, un hilo de saliva mojando mi pecho.

Lo amo.

Y daría mi vida por él. Él lo es, es mi vida.

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Estiré la mano para agarrar mi teléfono de la mesa de luz. Treinta llamadas perdidas de Penny, tres de Shepard, tres de Lady Ruth y dos de Jamie. El brillo al cien me encandiló.

Nueve y media de la noche, la habitación estaba más oscura que el cabello de Baz. Y el único ruido que había eran sus suaves ronquidos. Llevábamos durmiendo bastante, creo, no miré la hora antes de dormir.

Volví a dejar el teléfono y froté mis ojos, bostezando. Baz se giró y se alejó de mí para taparse con la manta, así que me estiré.

Aunque el silencio no duró mucho ya que tres golpes fuertes en la puerta me exhaltaron, y a mi novio también.-- Sigue durmiendo, yo abro. -- Mh, vale.

Tomé un pantalón cualquiera que estaba en el suelo y me puse mis pantuflas para luego lavarme rápido la cara antes de ir a abrir. Mi pelo estaba todo revuelto como si me lo hubieran jalado por horas y mis labios aún seguían un poco rojos por los besos. Ni hablar de los rasguños en mi espalda.

Salí igual, abriendo unos centímetros la puerta.-- ¡Merlín y Morgana, Simon, te llamé por una horas cuando llegué de USA y me...! Oh... ¿Interrumpimos... algo?

Una Penny enojada pero con las mejillas sonrojadas (tal vez por la vergüenza de haberme "pillado" haciendo travesuras con Baz) y un Shepard con tres bolsas de papel (¿sándwiches?) estaban afuera.-- Sí, Penny, interrumpes el mejor polvo que tuve en mi vida.

Blanqueé los ojos para abrirles y dejarlos pasar (Shepard tiene sándwiches), cerrando después.-- ¿De verdad... interrumpimos eso?

-- Crowley Penny, ni siquiera les hubiera abierto si fuera así. Estábamos durmiendo.

-- Después de hacer eso, definitivamente. Mira tu espalda...

-- Cállate, Shepard. Muy santo no eres, recuerda que ya no llevas la chaqueta ocultando tu matrimonio fantasmal, a ti también se te ve. Iré a ponerme una camiseta y vuelvo, no hagan eso en mi sala.

Volví a la habitación y Baz entrecerró los ojos para verme, sentándose un poco (eso significa "¿quién mierda viene a interrumpir nuestros sueños?").-- Sólo Penny y Shepard. No importa, duerme un poco más si quieres. Parece que vienen para rato porque trajeron ropa cómoda y sándwiches. Y manteca.

Asintió y aunque comenzó a levantarse se quedó mirando sus pantuflas un momento, y concluyó por acostarse de nuevo mientras me ponía la camiseta de Agatha, aunque se levantó para quitármela y darme la de él.-- La mía. Y mi pantalón. Simon Snow con la nueve de Watford. Me encantas. Dormiré unos minutos más, aún me siento un poco... adolorido.

Le di un beso antes de salir de la habitación, y Penny ya estaba con una pared hechizada para escribir.-- Todo. Cada palabra. Quiero saber todo lo que pasó con mi mejor amigo este último tiempo. Desde la pelea con Baz hasta el puto incendio que de no ser por Agatha no sabría. To.Do. Y si no, te lo saco con un tirabuzón.

Shepard alzó los hombros como disculpándose por telepatía y yo reí, sentándome con las piernas cruzadas.-- Esto va para largo. Quiero un té... y bollos de cereza de Watford calentitos con mucha mantequilla, o no cuento una sola palabra.

Apareció todo mágicamente ante mí (literalmente), y le di un mordiscón al manjar. Un deleite.

-- Hay que comenzar desde el principio... Quiero decir, desde la muerte del Mago. Y... De ahí en adelante, uhm... Es un poco difícil, sabes que divag...

-- Ya sé que divagas, que te vas por las ramas, que te dispersas, no me importa. Por eso hechicé la pared. Iré tomando notas, desarrollé un hechizo para clasificar lo importante y lo que no. --Penny es genial. Asombrosamente genial. Mi mejor amiga.

Ojos de cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora