Capítulo 6. Una noche terrorífica.

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Después de pasar la tarde escuchando música y contando anécdotas del instituto nos dispusimos a preparar la cena. Esta vez nos tocaba a nosotras asar las salchichas y las pocas chuletas que quedaban. Manos mal que mi madre me había hecho una empanada de atún, sino habríamos pasado muchísima hambre.
No podía quitarme a aquel hombre de la cabeza ¿quién sería? ¿qué hacía allí? ¿por qué estaba herido? ¿qué le había pasado? Me había causado una extraña sensación, parecía sacado de otro tiempo y su hermetismo me resultó bastante sospechoso; podría ser un delincuente, un psicópata o algo aún peor, un asesino en serie.
Cuando terminamos de cenar, el ambiente estaba bastante tenso como para jugar a juegos estúpidos. Así que mientras los chicos se ponían a jugar a las cartas, nosotras nos retiramos a la tienda alegando que estábamos muy cansadas, aunque lo que pretendíamos era sonsacar toda la información posible a Helen. Esta parecía ser el vértice de un triángulo amoroso que pondría en riesgo la amistad entre Anthony y Michael.
Anne fue quien comenzó el interrogatorio preguntándole qué había pasado durante nuestra ausencia en el Agujero de la Gloria.
Nada, fue la lacónica y descorazonadora respuesta de Helen, aunque Anne no iba a darse por vencida tan fácilmente.
-Pero te vimos muy acurrucada a Michael cuando salimos de la gruta- le dijo.
-Ya. Él no se encontraba bien y tuve que abrazarlo para darle algo de calor- respondió Helen.
- ¿De verdad, Helen?- intervine sin creerme su respuesta.
- Claro, Rose. La herida de Michael era más grave de lo que parecía.- me contestó intentando zanjar la conversación, aunque sus respuestas sólo avivaban nuestra curiosidad.
- Entonces ¿no te has liado con Michael?- le preguntó Anne sin miramientos.
Ella dudó e intentó esquivar la pregunta, pero tuvo que reconocer que se había estado enrollando con Michael durante aquella excursión. Nos contó sus extrañas salidas nocturnas y sus encuentros a escondidas y de cómo se había peleado con Anthony la primera noche.
De repente un aullido y una voz ininteligible que parecía provenir de lo más recóndito del bosque nos sobresaltaron. Anne se asomó al exterior y vio a los chicos armados con lo primero que habían encontrado y con la mirada fija en la oscuridad. De un brinco salió al exterior y nos dejó a Helen y a mí sin saber qué hacer ¿seguirla o escondernos en lo más profundo de nuestro sacó de dormir?
-¿Qué ha sido eso?- preguntó Anthony asustado. -¿De dónde ha salido?- siguió Peter.
-¿Era el aullido de un lobo?-continuó Anne.
Al final decidí salir al exterior, no sin antes rebuscar en mi mochila y coger el arma más peligrosa y letal de la que disponía... una navaja suiza. Josh tenía un palo, Peter su pequeña hacha con la que solía cortar maderitas, Michael y Anthony tenían sendas navajas que no sé de dónde habían sacado y Anne había cogido un palo de la candela con la punta todavía humeante.
El aullido se repitió con más intensidad y la voz amenazadora se hizo más nítida.
-¡Iros de aquí! ¡Os mataré a todos!
En aquel momento, se me heló el corazón, quedé paralizada y pensé en mis padres y mis hermanos. Ya no podría despedirme de ellos y decirles lo mucho que los quería. Todo había acabado. Me invadió una sensación de vacío y miedo que me dejó petrificada.
Pero Anthony me hizo recobrar la calma con sus palabras. -Esto debe de ser una broma de los compañeros del instituto.
- ¡Claro! Serán los cabrones de John, Lucas y Fred.- dijo Michael. Ellos sabían que íbamos a pasar aquí el fin de semana con las chicas ¿les seguimos el rollo?
- Sí, sí...- dijo Anthony aliviado. Hagamos como que estamos cagados de miedo. Pet y Josh, escondeos detrás de esos matorrales. Anne y Rose ¿podéis gritar aterrorizadas como si hubieseis visto un fantasma? Michael y yo nos acercaremos al lago.
Justo en aquel momento el aullido del lobo se hizo ensordecedor y un grito agudo se acercó hacia nosotros. La imagen fue aterradora. Un hombre bañado en sangre se acercaba hacia nosotros blandiendo una enorme hacha. Aquello no era ninguna broma. Anthony y Michael se dieron cuenta de inmediato y corrieron hacia el campamento todo lo rápido que pudieron.
-¡Corred! ¡corred!-fue lo último que les dio tiempo a decir antes de perderse en el bosque.

El extraño caso del hombre ahogado en el lago Donde viven las historias. Descúbrelo ahora