Claire se abalanzó a los brazos de Leon y, al sentirse arropada por él, rompió a llorar desconsolada. El rubio la abrazó con todas sus fuerzas tan afectado como ella; habían estado a punto de morir, de perderse el uno al otro definitivamente.
Él acarició el pelo pelirrojo con mimo, y ella depositó una mano en su corazón para sentir su calor. Ambos cerraron los ojos para tan sólo sentirse durante unos momentos.
Chris miró a la pareja y sonrió. Por su parte puso incómodo los brazos en jarras para evitar cualquier muestra efusiva. Sabía que por parte de Ada no habría ninguna; además, la morena parecía mostrarse más afectada de lo que quería mostrar viendo a Leon con Claire. Y no sabía si deseaba abrazar a Jill como amiga o como algo más. Así que, mejor no arriesgarse.
—Mierda, desaparecen —dijo atónito de pronto.
A su alrededor, los cadáveres de los cerberos habían empezado a descomponerse a ojos vista, y algunos de ellos ya se habían desintegrado por completo liberando un gas tóxico y corrosivo. Jill, al lado de uno de estos, comenzó a toser, y él la cogió en brazos rápidamente y la llevó a una de las habitaciones, donde no había muerto ningún engendro.
Rápidamente, todos lo siguieron y cerraron la puerta una vez hubieron entrado. Cogieron la ropa de cama y la usaron para bloquear el hueco que había debajo con el fin de que el gas tóxico no lograse entrar hasta que se hubiera disipado.
—Encerrarse aquí es como caer en una ratonera —Ada afirmó con disgusto.
—Es mejor que exponerse a los peligros del bosque en la oscuridad de la noche —Leon argumentó—. De todos modos, tenemos que aguardar a que llegue la mañana para investigar lo que ha pasado y para comprobar si nuestros vehículos están aún en condiciones de poder sacarnos de aquí.
—¿Que qué ha pasado? ¡Esta arpía nos los ha echado encima! —Jill acusó a Ada lanzándose sobre ella.
Pero Chris lo impidió, y la castaña lo fulminó con una mirada llena de ira.
—Tu amiguito te ha librado de que te lleves una buena paliza —la morena se burló retadora.
Jill intentó agredirla una vez más, pero el capitán se interpuso entre ambas una vez más.
—Yo no os he echado encima nada —continuó tranquilamente—. Para mí, está claro que alguien nos tenía vigilados a todos nosotros, y ha aguardado hasta que nos hemos reunido al completo para intentar eliminarnos de un solo plumazo. Y yo creo saber quién ha sido.
—¿Vas a ayudarnos? —Chris la encaró amenazador.
—Voy a hablarte claro, soldado: lo único que me interesa es la venganza. Ese tipo se ha metido con la mercenaria equivocada, y lo pagará. Si por el camino mis actos os ayudan, es asunto vuestro —respondió con voz fría.
—No voy a permitir tener varios frentes abiertos a la vez —Leon se inmiscuyó—. O te alías con nosotros, o te dejo seca aquí y ahora. Decide —la amenazó abiertamente.
—¿Crees que vas a ser capaz? —preguntó desdeñosa.
—Ponme a prueba, mercenaria. Tú me conoces mejor que nadie, y sabes que, si antes ya era temible, ahora tengo un motivo muy poderoso por el que luchar contra ti y contra quien demonios se me ponga por delante. Y no pienso perder —le aseguró sin un atisbo de arrogancia en su voz.
Por un momento, ambos se midieron con las miradas, y finalmente la morena se encogió de hombros tranquilamente.
—Ayudadme a lograr lo que quiero y yo os ayudaré —aseguró con una sonrisa apenas perceptible—. Tenemos un enemigo común.
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▌│█║▌║▌║ AQUELLO QUE PERDIMOS ║▌║▌║█│▌
Fanfiction𝑬𝒍 𝒇𝒖𝒏𝒆𝒓𝒂𝒍 𝒅𝒆 𝑴𝒐𝒊𝒓𝒂 𝑩𝒖𝒓𝒕𝒐𝒏 𝒉𝒂𝒄𝒆 𝒗𝒆𝒓 𝒂 𝑱𝒊𝒍𝒍 𝑽𝒂𝒍𝒆𝒏𝒕𝒊𝒏𝒆 𝒚 𝒂 𝑪𝒍𝒂𝒊𝒓𝒆 𝑹𝒆𝒅𝒇𝒊𝒆𝒍𝒅 𝒒𝒖𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝒉𝒐𝒎𝒃𝒓𝒆𝒔 𝒅𝒆 𝒔𝒖𝒔 𝒗𝒊𝒅𝒂𝒔, 𝒂𝒒𝒖𝒆𝒍𝒍𝒐𝒔 𝒂 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒏𝒆𝒔 𝒔𝒊𝒆𝒎𝒑𝒓𝒆 𝒉𝒂𝒏 𝒒𝒖𝒆�...