You love me?

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—Gafotas, necesito hablar con vos

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—Gafotas, necesito hablar con vos.

Era domingo en la mañana, el dia anterior Spreen había llevado a Juan a su antigua casa, donde conoció a su familia y traumas de por medio.

—¿Qué pasa, osito?

El semblante tranquilo del oso cambio a uno más serio, se quitó las gafas, eso lo hacía cuando quería ser tomado demasiado en serio por el hechicero. —Vos sabes cómo es mi familia, sabes todo mi pasado, mi afición por el trabajo y mi dificultad para expresar mis sentimientos.

Sonrió —Sí, lo sé

—Entonces... ¿por qué sigues aquí? — Miró con el seño fruncido a Juan —no entiendo, ¿cómo sos capaz de aún estar conmigo?

El hechicero volteo los ojos, a veces su novio era un tonto.

Un osito demasiado tonto.

—Por que te amo, daah — Acercó su cara hacia las mejillas del contrario, dejando un beso tierno con cariño.

Spreen no sabía cómo actuar, nunca antes había escuchado la palabra amor.
Y estar él relacionado con el significado era demasiado raro.

¿Juan realmente lo amaba?

¿Era alguien digno de ser amado?

¿Merecía el amor que el hechicero le brindaba?

¿Era suficiente bueno para amar?

¿Que es a-

—Osito... — Juan le interrumpió sus pensamientos, —Amor, mírame — el hechicero se había preocupado al ver como Spreen se quedaba viendo a un punto fijo mientras sus ojos se cristalizaban.

—¿Vo-vos realmente me amas? — preguntó con una voz rota.

Cosa que causó un sentimiento raro en Juan, porque atrás de aquel chico rudo y sin sentimientos se encontraba un niño lastimado que solo necesita amor.

Que lo necesita a él.

—Spreen, —Hizo que lo mirara fijamente —te amo y como no tienes una idea — Empezó a llenar la cara del híbrido en mimos y caricias —Te amo, te amo, te amo, te amooo.

Entre caricias ambos cayeron acostados en la cama, dándose mimos mutuamente a punto de dormir.

—Juan — pero Spreen interrumpió su ensoñación.

—¿Sí?

—Yo te amo también...

Juan sonrió embobado, no cambiaría nada de su vida, todo era perfectamente imperfecto y le agradaba eso.

Juan sonrió embobado, no cambiaría nada de su vida, todo era perfectamente imperfecto y le agradaba eso

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