-Padre, ¿que pasó?-contesta Cristopher.-No pude hablarte antes porque estaba ocupado...-Esta bien en un momento estoy ahí.-guarda su celular mientras yo me quedo viéndolo cruzada de brazos, no me gusta nada esa llamada.
-¿Te vas?
-Muñeca...- me agarra por codos.-¿Vienes conmigo?
-No.
-¿Porqué?-agarra el mechón de pelo que sale de mi moño despeinado y lo coloca tras mi oreja.
-Sí ese hombre te está llamando no debe ser para nada bueno, y yo, no quiero ser partícipe de tus locuras.-me mira desde ahí arriba, con sus labios humedos entreabiertos que me hacen sentir tan débil...
-¿Estás nerviosa Dulce María?-pregunta pasando su lengua por sus labios y termina mordiéndose el labio inferior. Sin darme cuenta de mi garganta sale un gemido ahogado.
-No vayas...-trato de sonar lo más cuerda posible, pero ya noto que mi voz se a tornado más ronca.
-¿Mm, porqué? Me están esperando...-da pequeños pasos hacia a mí haciendo que yo también retroceda hasta que chocó contra la pared. -Señorita Dulce, es de mala educación hacer esperar, acaso no le enseñaron eso...
Me tiene acorralada entre la pared y su cuerpo, apenas puedo moverme; siento su boca tan cerca que solo me provoca besarlo. Noto su mano en mi muslo y no me contengo más, doy un salto para terminar sobre él y comienzo a besarlo con pasión. Me lleva hasta el sofá para tumbarme sobre él. Besa y muerde mi cuello repasando las marcas que dejó ayer.
-¡Ooh, Dios mio!- gimo cuando me comienza a tocar.
-Nena, estás completamente mojada, como me gusta que no uses ropa interior en la casa.-baja sus besos por todo mi cuerpo llegando a donde me provoca más placer. Se coloca entre mis piernas posicionando su pene en la entrada de mi vagina.-¿Vas a acompañarme?-pregunta torturandome deteniéndose por completo.
-No.
Roza su pene por mi entrada volviéndome loca.
-Creo que no te he oído. ¿Vas a venir conmigo Dulce María?
¿Dios mío porque me pone tanto que diga mi nombre así?
-Dije que n...-no me deja terminar cuando comienza a introducirme el pene.-Cristopher, no me hagas esto...-consigo decir cuando lo saca y vuelve a jugar rozando mi entrada.
-Sabes lo que tienes que decir, muñeca.-pasa su dedo por mi clítoris y de repente vuelve a entrar en mí.
-Siii
-¿Vendrás?-pregunta saliendo de nuevo.
-Dije que sí pero no pares.-respondo ya algo molesta.
-Eso quería oír.-entra completa de un solo golpe.-A que no fue tan difícil -rie mientras se mueve de a lante a atrás cada vez más fuerte.- Me tienes loco muñeca.-me besa para callar mis gemidos cuando exploto en un intenso clímax.
Cambiamos la postura. Me coloco sobre él dándole la espalda introduciendo en mí su pene centímetro a centímetro.
-¿Te gusta torturarme? -pregunto moviéndome muy despacio.
-Dulce, no juegues conmigo.-responde con una voz extremadamente sexy.
-Tu ya lo hiciste...-gimo y me detengo poco a poco.
-Dulce María te las verás conmigo.-me agarra de las nalgas y comienza a moverme. Le cojo las manos y las coloco en mis pechos.
-¿Te encanta jugar no? Me hiciste decir que te acompañaré.-digo moviéndome lento. -Ahora tu prométeme que, a lo que te mandé, también me llevarás contigo...-aumento el ritmo para desconcentrarlo.
-Oh muñeca, como me enloqueces.-paro de nuevo.
-Eso no es lo que quiero oír, dime qué me llevarás contigo donde vayas...-volteo quedando cara a cara.
-Vendrás conmigo siempre.-ahora sí. Aumento la velocidad cogiendo un ritmo casi perfecto, el ansia y la necesidad de los dos va en aumento, nuestras lenguas se vuelven locas jugueteando una con la otra cuando llegamos los dos a la vez mirándonos a los ojos.Caigo sobre su pecho con la respiración agitada.-Eres increíble.-besa mi cabeza y yo sonrío.
Minutos después me levanto, le doy un beso fugaz y voy al baño.No tardo mucho en alistarme. Salgo ya preparada y veo que el también, ya está listo.
-¿Nos vamos?-pregunto llegando hasta él.
-Sí, mi amor.-toma mi mano y vamos hasta el auto.
Después de no decir ni una palabra durante todo el viaje, llegamos. Pasamos por un túnel subterráneo hasta llegar a un garaje en el que habrá, mínimo, unos doscientos autos, hay de todo tipo, algunos están tapados,otros muy golpeados, pero la mayoría son de lujo como los que usa Cristopher.
-Los autos que están cubiertos, son autos robados que todavía no emos usado y los golpeados, los que están usados en atracos; cuando pasa un tiempo nuestra gente de confianza se encargan de deshacerse de ellos, pero no puede ser inmediatamente justo después, para no dejar ningún cabo suelto.-informa Cristopher mientras yo asiento comenzando a entender.
Estaciona el auto y bajamos de este.
Viene hacia a mí y toma mi mano con fuerza, a continuación caminamos unos pocos metros para subimos al elevador, una vez dentro voltea a verme sin soltar mi mano.-Mi amor, ¿estás segura de esto?-pregunta algo nervioso.
-Claro, no te preocupes, nose porqué estás nervioso...-cojo su mejilla y lo acerco a mí para darle un tierno beso en los labios, mientras, siento como las puertas del elevador se abren.
Llegamos hasta una gran puerta de madera situada al fondo del pasillo, custodiada por guaruras. Cristopher les saluda estrechando sus manos y a continuación le hacen pasar.
La silla en el escritorio esta volteada hacia el gran ventanal, al oírnos pasar voltea despacio.
-¡Que bueno que ya estás aquí! Me costó contactar contigo...-se pone en pie y se hacerca para saludarnos con un beso en la mejilla.
-Todavia está en recuperación...-consigo decir tratando de que los nervios no me traicionen.
-Sí, no tengo mucho tiempo con el tema de los doctores, rehabilitación y demás...
-Mmm ok. Tendrás que hablar con los doctores porque estarás unos días sin poder visitarlos...-responde serio volviendo a sentarse y haciendo un gesto para que también nos sentemos.
-¿Qué necesitas?-pregunta Cristopher cojiendo mi mano para sentarnos al mismo tiempo en las dos sillas que quedan frente al escritorio.
-Vuelbes a Colombia, no es trabajo como tal solo que los colombianos ya no quieren negociar si no es contigo.
-Pero puedo hacerlo desde aquí puedo marcarles con mi celular...- Cristopher trata de convencerlo.
-No, te quieren allí y nose por cuántos días.
-¡Dulce viene conmigo!-me remuevo incómoda en el asiento,ya que no sé que va a responder.
-Eso háblalo tu con ellos, pero mañana mismo te vas, con, o sin ella.- responde haciendo un gesto con la mano para que nos vayamos.