Segunda noche en el hotel, son las seis y media de la tarde y todavía no he podido decirle nada. Mañana llega Arturo y mis nervios aumentan por cada hora que pasa. Creo que esperaré a terminar esta mágica experiencia, todavía nos queda disfrutar esta noche y la de mañana. Quizás después de ésto lo ve como algo tonto, aunque a decir verdad conociendo a Cristopher no se lo tomará nada bien, a mí también me dolería que lo hubiera echo, estoy segura de que me enfadaría mucho, pero también sé que lo perdonaría.
-Muñeca.-grita desde la zona exterior.-Ya hablé con Poncho y le dije que imposible estar con ellos mañana.
-Que bien amor...-llego por detrás de él y lo rodeo con mis brazos apollando mi cabeza en su espalda desnuda, tratando de capturar en una sola inhalación todo su aroma. Toma mis manos entre las sullas y trata de girar su cuello para mirarme.
-Sabes una cosa...-hace una pausa. -No soy un hombre de conversaciones largas, aveces incluso evito hablar, soy más de acción, bueno eso tú ya lo sabes.-voltea sonriendo, quedando frente a frente.-Pero debo decirte que eres la mujer de mi vida... No hay otra, somos como el yin y el yang, nos complementamos. Y te amo más que a mí propia vida.-mis lágrimas culpables comienzan a salir de mis ojos y él coje mi rostro entre sus manos .-Nena, daría mi vida por ti una y mil veces, mi felicidad depende de tí, pero por favor, no llores por qué aunque yo sé que es de felicidad, por mis palabras, me duele en el corazón ver que tus ojos derraman esas preciosas gotas saladas.
Me hace reír su forma de referirse a mis lágrimas, pero realmente mi llanto no es de felicidad, es que mi conciencia me grita una y otra vez que soy culpable, si para mí, tonteo son cuernos ¿Que es besarse con otro? Soy una cualquiera... Y realmente entendería que no me personara, así que definitivamente voy a aprovechar estos días y antes de irnos de aquí,se lo diré.
-Yo te amo con todo mi corazón mi rey.-acaricio corta su barba.-No quiero que nada ni nadie nos separé, como tu dices, estamos hechos para estar juntos y quiero un futuro contigo, vernos de viejitos haciendo cochinadas...-sonreimos por esa idea.
-Muchas cochinadas... Y que nuestros nietos digan: ¿Abuelitos porque andan siempre desnudos?-reimos a carcajadas y me abraza. Besa mi mejilla y susurra.-No te voy a dejar escapar... Nunca.
Llegó la noche. Cristopher me pidió que me duche mientras él preparaba la mesa para cenar.Aprobecho para estrenar el conjunto de lencería rojo con bata a juego. Me maquillo sencilla y arreglo mi pelo. Es hora de salir del baño...
Abro la puerta y sonrio. Cristopher esta colocando meticulosamente cada detalle en la mesa, prende las velas y voltea para mirarme.-¿Como hiciste todo esto?-pregunto sorprendida de que haya conseguido todo tan rápido.
-Ven...-me llama moviendo su dedo índice y yo obedezco. Doy unos pasos hacia él y la pared que me impedía ver la cama desaparece. La cama también está decorada con pétalos de rosas naturales y globos. Con forme me voy acercando me voy dando cuenta de los detalles en ella, hay trazado un corazón y en medio una cajita.
-Mi amor, se trataba de que te sorprendiera yo, no tú.
-¿No te gusta?-toma mi mano y se coloca detrás de mí. Aparta mi pelo hacia a un lado y huele mi cuello haciendo que una descarga eléctrica recorra mi cuerpo de pies a cabeza.
-Sí, pero...
-Shhh...-me calla poniendo su dedo sobre mis labios.-No digas nada.
-Mi amor, que te trajeran todo esto, hasta tu traje, que parece echo a medida, te abra costado un dineral...-reniego volteado hacia él y él rompe a reír.
-¿Es en serio mi amor, desde cuándo el dinero es un problema?-acaricia mi cara.
-Lo sé, pero...-me calla con un beso.
-Quiero que disfrutes de esta noche.-susurra sobre mis labios.
-No vas a dejarme hablar ¿no?-niega con la cabeza y yo por inercia muerdo mi labio inferior.
-Solo gemir...-vuelve a besarme apasionadamente y me coje a horcajadas.
De repente me baja de nuevo respira profundo y pasa sus manos por su cara.-No...-golpea su frente y yo frunzo el ceño extrañada. -Perdóname amor, me prometí que hoy sería especial, que sería poco a poco, primero cenar, luego postre...-sonrío al darme cuenta de a qué se refiere. Le doy un fuerte abrazo y el besa mi cabeza.-Vas en clara desventaja, mi amor.-susurro separando me de él.
-¿Porqué?-pregunta arrugando la frente.
Deshago el nudo de mi bata y la dejó caer al suelo mientras lo miro sonriendo pícara.-Yo no hablaré, pero tú no puedes tocarme, hasta después de la cena...
-No hay trato.-sentencia.-Muñeca no me hagas esto...-da un paso hacía a mí y yo hacía atrás. Se agacha y coje la bata de raso roja del piso. La toma entre sus manos y la lleva a sus fosas nasales. -O te pones la bata, o no respondo Dulce María.
-Muero de hambre, vamos a cenar...-tomo asiento en una de las sillas y Cristopher trata de cubrirme con la bata.