Tiraste del edredón sobre tu cabeza, dejando que te envolviera por completo. ¿Qué demonios bebiste anoche? Tal vez haya un 5% de posibilidades de que dejes tu cama extra cómoda hoy, y ese porcentaje está reservado para orinar y tomar un Advil gigante.
Los recuerdos de las luces del club parpadeantes y la música a todo volumen se agolparon en tu mente cansada, y ahogaste un fuerte gemido en tu almohada, preguntándote por qué decidiste que los cubos de alcohol de alguna manera te harían sentir mejor al contarle a Kylian sobre tu noche con Haaland.
Por desgracia, llegó el momento en que no podías seguir conteniendo la vejiga y te arrancaste las sábanas como una tirita, mirando hacia el techo... excepto que no era el techo que esperabas ver.
La avalancha de confusión que se apoderó de tu cerebro era palpable mientras mirabas las altas paredes familiares y la lámpara de diseño que colgaba sobre tu cuerpo.
Tu ritmo cardíaco aumentó cuando te diste cuenta de que, de hecho, no estabas en tu nueva cama en tu nuevo apartamento, sino en tu vieja cama (aunque, una cama mucho más cómoda) en la casa que solías compartir con el mismo hombre que estabas tratando olvidar.
"Maldita sea". Soltaste en el aire, notando que estabas usando su vieja camisa de Mickey Mouse que dejaste atrás. Mirando a tu lado de mala gana, agradeciste a Dios que el lado de la cama de Kylian estuviera demasiado tranquilo como para que él pudiera haber dormido allí contigo, pero tal vez no descartarías nada todavía.
Te sentaste lentamente, notando que tu vieja mesita de noche tenía un vaso alto de agua, dos pastillas para aliviar el dolor de cabeza y tu teléfono en el cargador.
"13:30 Santa mierda"
La última vez que dormiste hasta tan tarde fue cuando Kylian tuvo dio gripe el año pasado. El pobrecito se sentía tan mal... Fueron cuatro días miserables de nada más que estornudar y Netflix.
No es un recuerdo muy grato y definitivamente no fue la mejor idea en la que pensar en este momento porque tuviste que salir corriendo de la cama como si te hubieras electrocutado, en línea recta hacia el baño, apenas lo lograste antes de que comenzaras a vomitar nada más que claro. líquido que te picó en la garganta al salir disparado.
Kylian escuchó tus pasos desde el piso debajo de ti, su ritmo cardíaco aumentó. Finalmente, te levantaste . Habría estado preocupado si no hubiera estado escuchando tus suaves ronquidos cada vez que pasaba por la puerta, sin darse cuenta de cómo sonreía estúpidamente cada vez.
Se levantó del sofá y se dirigió a la cocina para cocinar lo único que sabía que comías mientras te recuperabas de la resaca; dos huevos y queso cheddar en un panecillo multigrano con una guarnición de tocino de pavo.
Sentía que hoy era finalmente el día en que podía comenzar a intentarlo de nuevo contigo... realmente intentarlo.
Le ha llevado tiempo comunicarse contigo lo cual es bastante justo y él comprende tus razones para esperar, pero todo lo que quiere es mostrarle que ha cambiado. Que no volverá a ser el gilipollas distante, un hombre que no te escuchaba. Él no se daría por vencido ni un segundo. Perderte fue tan doloroso que no podría volver a hacerse eso a sí mismo. No podría volver a hacerte eso .
Cuando comenzaste a bajar las escaleras, Kylian te colocó un mantel individual en tu lugar favorito junto a la ventana, un pequeño ramo de flores en el centro, un vaso de jugo de naranja, agua y una taza llena de café, todo cómodamente colocado al lado. tu desayuno... Bueno, el almuerzo.
En el momento en que vio tu dulce cuerpo entrar en la habitación con su vieja camisa y pantalones de chándal, el cabello despeinado, todo con puchero y entrecerrando los ojos, su estómago dio un vuelco. Te veías tan hermosa para él, todo lo que quería hacer era abrazarte fuerte y salpicar tu rostro con besos. Algún día...
