Era consciente de que mi tía me había mandado al bosque por una razón, Lorena no era el tipo de persona que dejaba cabos sueltos. Ella era una gran planificadora, medía todo al detalle. Una de nuestras grandes diferencias, yo siempre había sido más de improvisar. A sabiendas de su forma de ser, estaba claro que me había guiado al bosque con algún propósito en mente. Lo primero que había pensado era supuestamente lo más lógico, quizás era el lugar más seguro para esconderse, aunque dudaba mucho que esas palabras creasen una afirmación, para mí eran más bien una pregunta. Si me hubiera marchado al extranjero, ¿no tendría todo más sentido? Ahora estaba muy segura de que mi tía me había enviado al monte en busca de algo. Medité seriamente si tenía algo que ver con mis habilidades sobrehumanas, las había desarrollado cuando estaba en peligro, ¿Eso era lo que quería mi tía? ¿Que descubriera mis poderes allí? Me acordé de sus ojos teñidos completamente de negro, ella quizás estaba al tanto de ese lado mágico del mundo.
Me dirigía hacia una tienda de ropa cualquiera, una en la que encontrara una camiseta de manga corta. El calor comenzaba a estar presente, a parte era mi primer día de entrenamiento, por lo que sudaría sin ninguna duda. Estaba nerviosa, si dijera lo contrario mentiría. Me agaché y tomé una prenda negra, la camiseta era ancha. No tardé en sustituirla por mi jersey blanco. Fue agradable no sentirme como un pollo asándose.
Ahora era momento de encontrarme con Jacob. Habíamos decidido que nuestro entrenamiento se daría lugar en la explanada que estaba por detrás del centro comercial. Mis pasos iban directos hacia allí, hasta que alguien provocó que parara en seco.
—Hola, ¿qué tal? ¿Preparada para tu primer adiestramiento?—mis ojos seguían su cuerpo que no paraba de caminar dando vueltas a mi alrededor. No me pasó desapercibido el hecho de que hubiera empleado la palabra "adiestramiento" como si fuera un perro. Su sonrisa me hizo apretar los dientes con fuerza, puede que no tuviese suficientes motivos para que me cayera tan mal, pero aquella chica me parecía despreciable, cada vez que me encontraba a su lado mi energía vibraba a más baja frecuencia.
—Sí—me limité a decir con una expresión indescifrable en mi rostro. No iba a darle pie para que se burlase de mí diciéndole que no.
—Sinceramente no lo creo, pero sólo quería avisarte de una cosa.—se acercó a mi oído, quise apartarme pero también tenía demasiada curiosidad. Me permití escucharla—. Que no se te ocurra intentar acercarte a Jacob de ninguna manera.—hubo una pequeña pausa—. De todos modos él nunca se fijaría en una chica como tú—su "tú" sonó tan despreciable que hasta me produjo asco a mí.
El corazón me dio un vuelco, aquello me había atravesado el cuerpo como millones de cuchillos. Me recordó a mi infancia y mi respiración se volvió entrecortada, casi no me entraba oxígeno a los pulmones ¿Ahora que iba a hacer Allison? ¿Me iba a pegar? ¿Iba a insultarme más? No, claro que no, solo me había dicho eso para molestarme, no iba a pelear conmigo ¿Por qué demonios pensaba como si tuviera once años? Los recuerdos inundaron mi mente y cada vez el aire fue menos presente en mi cuerpo, la garganta se hacía más estrecha, y mi respiración más escasa. Me llevé las manos a la garganta. No entendía la reacción de mi cuerpo, por qué de repente estaba con las rodillas en el suelo batallando por abrir mis vías respiratorias.
Allison comenzó a reírse. No podía quedarme allí parada, tenía que decirle algo, no podía bloquearme otra vez. Sin embargo, mi cuerpo no se pudo mover ni un ápice. Mantuve mis piernas contra el suelo y mis manos apoyadas en el pecho—relájate, relájate. No es para tanto—Me decía a mí misma.
—Madre mía, no pensaba que fueses tan débil—ella soltó otra carcajada.
—¿Allison has visto a Max? No se ha presentado todavía en...—Jacob estaba allí. Se quedó mirando expectante la situación durante unos segundos, parecía confuso. No tardó en ir hacia mi posición, se agachó a mi altura—¿Qué ocurre?—Me quedé muda, ni yo misma sabía que había pasado. Sin contestación por mi parte, observó los ojos de Allison en busca de una respuesta.
—No lo sé, cuando llegué ella estaba aquí en el suelo—quise gritar y decir que aquello era una gran mentira, pero de nuevo, nada salió por mi boca. Maldije a mi cuerpo una y otra vez, maldije a mi mente una y otra vez ¿Por qué debía actuar así? ¿Por qué no podía ser alguien normal?
Jacob se volvió hacia mí. Su expresión era de preocupación, no igual que la que había mostrado en el balcón el día anterior, sino más intensa. Parecía preocupado de verdad. Vio que tenía las manos en mi pecho y que respiraba con dificultad. Se acercó un poco más. No retrocedí, mi ser estaba congelado.
—¿Te encuentras bien?—De alguna manera me las arreglé para afirmar ligeramente con la cabeza. Él imitó mi movimiento–¿Quieres salir afuera?—su voz estaba llena de paciencia, una parte de mí se tranquilizó al ver que no me juzgaba. Volví a confirmar. Me tendió una mano que no me negué a tomar, estaba segura de que en otra situación se la hubiera rechazado, pero no en aquella, no cuando no podía controlarme. Necesitaba ayuda y no iba a negarme a recibirla, por primera vez. Me arrimó hacia su cuerpo y después se puso detrás mío, sujetó mis codos por la parte de abajo y eso me impulsó a andar con más facilidad. No fui capaz de mirar a Allison por última vez, no después de ver lo que había provocado en mi sistema nervioso.
Una vez estuve al aire fresco mis pulmones parecían hincharse de nuevo poco a poco. Respiré disfrutando de aquel oxígeno limpio.
Sabía que Jacob me miraba sin decir nada, se lo agradecí en silencio, no sabría qué decirle si me preguntaba por qué había reaccionado de esa manera.—Siento haberme puesto así, —era consciente de que le debía una explicación, pero solo podía disculparme. Nunca antes me había ocurrido aquello— y gracias por... Ayudarme—completé después de tragar de forma sonora.
Él me observó apenado, lo percibí, eso y también cómo mis mejillas se tornaban rosadas por la vergüenza. Me sentía humillada por mis actos, no le había contestado a Allison, me había quedado quieta viendo cómo ella se reía de mí. Me sentía inservible.
—¿Por qué te disculpas?—desde luego su pregunta me pilló desprevenida. Lo miré insegura. Era cierto, ¿por qué me disculpaba si era yo la que había sufrido un ataque de pánico? Jacob fijó sus ojos en mis mofletes colorados de un rojo suave—No tienes de qué avergonzarte, no tienes porqué disculparte. No te voy a juzgar porque no soy nadie para hacerlo. Tampoco te pediré explicaciones que no me incumben—sus palabras me hicieron sentir mejor. A pesar de que no me hablaba enfadado, notaba por su expresión que estaba irritado. No pude resistirme y pregunté sin rodeos.
—¿Estás enfadado porque he interrumpido nuestro entrenamiento? No pasa nada, yo puedo entrenar en este momento. Ya me encuentro mucho me...
—Tú no has interrumpido nada, y hoy no vamos a entrenar. Tengo algo mucho más importante que hacer en este momento—echó a andar y me dejó sola en aquella gran explanada de cemento. Después de unos minutos entré de nuevo al edificio. Divisé a lo lejos dos figuras que parecían estar discutiendo, identifiqué a esas personas. Jacob y Allison. Ella hacía aspavientos con los brazos, pero él no se movía. Me acerqué un poco más e intenté escuchar lo que decían. Sabía que estaba mal, sabía que debía respetar su privacidad, pero la curiosidad me pudo.
—No vuelvas a ponerla en esa situación—decía Jacob.
—Si es tan frágil no es mi problema—pronunció Allison con la misma expresión de asco que tanto le caracterizaba.
—Allison, no te pases—se acercó a su oído y susurró algo inaudible.
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Los peligros de confiar #1
FantasyElla poseía un poder prohibido. Él poseía una conciencia inquieta. Ella no se permitía parecer débil. Él no se permitía querer a nadie. Ella escapaba de los asesinos de su padre. Él escapaba de su pasado. Ella solo tenía que odiarle por lo que hi...