16. Hasta Aquí

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" EL MIEDO ES SOLO UNA MENTIRA"

" EL MIEDO ES SOLO UNA MENTIRA"

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📅 2 de AGOSTO

🕰️ AL DÍA SIGUIENTE

La cabeza de Sara aún estaba en el partido. En esa maldita tanda de penaltis. Le habían remontado a las argentinas un 2-0, pero, en la maldita lotería, no habían pasado. Por solo uno. Terry lo había fallado. Y eso que lo había tirado bastante bien, pero, la portera albiceleste se lo había adivinado. Y ahí terminó su sueño de una medalla de oro.

- Aún podéis ganar la de bronce, Sara -los brazos de Nico rodearon su cuerpo intentando calmarla. Pero cuando uno pierde, el partido vuelve a su cabeza una y otra vez.

- Lo sé. Pero da mucha rabia, Nico. Hubiera sido guay que las dos selecciones hubiéramos estado en la final.

- No ha podido ser, neni. Lo habéis hecho muy bien. Nunca la femenina había llegado tan lejos, así que siéntete orgullosa de lo que has hecho, ¿de acuerdo? -intentó convencerla él consciente del mal trago de su novia. 

- De acuerdo.

Sara se agarró a esos brazos que eran su ancla. Si Nico no estuviera a su lado estaba segura de que todo sería peor. Lo necesitaba tanto. Esto que había nacido entre ellos era tan especial que sabían que una vez que salieran de Florida y volvieran a España, continuarían con su historia.

- Quiero llevarte a un sitio.

Sara se deshizo del abrazo de Nico y se dejó llevar por él. Sin preguntas. Confiando ciegamente en el chico que quería. Porque si, lo amaba. Tantos días juntos, casi las 24 horas, había hecho que estuviera perdidamente enamorada de él. No iba a decírselo. No cuando en unos días, ella se iría antes que él a España, pues la masculina si estaba en la final de fútbol, la cual, se celebraría días más tardes que el encuentro por la medalla de bronce.

Atravesaron la Villa Olímpica a paso ligero, o por lo menos ese era el paso que marcaba Nico. Fueron hasta la zona de transporte y cogieron uno de los taxis libres disponibles para los deportistas. En cuanto se montaron, el gallego le dijo al conductor que los llevara al puerto.

- ¿Y qué vamos a hacer en el puerto? –le preguntó ella recostándose en su hombro. Hoy no tenía ganas de nada, sólo de estar con Nico.

- Ya lo verás, es una sorpresa neni.

- ¿Y la sorpresa tiene que ver con esa mochila?

Sara le señaló con un gesto de su cabeza el pequeño macuto que descansaba en el suelo. Nico le guiñó un ojo para a continuación, depositar un pequeño beso en su frente. La sostuvo en su pecho los 20 minutos que duró el trayecto. Atesorando cada uno de los momentos que le quedaban por pasar con ella. La lucha por la medalla de bronce la tenían en tres días, e independiente de lo que las chicas hicieran, volverían a España, y ya no volvería a ver a Sara hasta que él lo hiciera también.

El último latido/Nico GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora