Efecto mariposa Pt. 1

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“El aleteo de un insecto en Hong Kong puede desatar una tempestad en Nueva York”

Narrador omnisciente.

—¡¿Dónde está?! —Nicolás entró pegando gritos —. ¿Dónde está ese hijo de puta?

La familia estaba cenando tranquilamente cuando escucharon la exasperante voz de Nicolás. Jae hizo una mueca, Young lo miró extrañada y dejó de darle de comer a su hija. La puerta se abrió de una patada, los hombres que vigilaban se pusieron alerta, sin embargo, Nicolás le estampó un puñetazo a Jae en la cara.

La niña chilló horrorizada y Young se apresuró a ayudar a su hermano, pero Jae la detuvo. No parecía realmente impresionado, ni siquiera demostró qué el golpe le dolió, solo se limitó a limpiarse la sangre de la boca con el dorso de la mano.

—¡Eres un traicionero! —A Nicolás le dio lo mismo que diez hombres lo apuntaron con armas que él mismo les había proporcionado.

—Será mejor que te expliques antes de que acabes enterrado en el jardín —espetó Jae.

—Mataste a Pablo, hijo de puta, no te hagas el imbécil. En su estómago estaba una clara nota de tu mafia. ¿Es que quieres la guerra? Perfecto, la tendrás Kim Jae-min.

—¿Tanto alboroto por eso?

—¿Por qué no aceptas de una vez que lo mataste y terminamos con la alianza?

—No lo acepto porque yo no lo mate —repuso Jae hastiado de su pelea —. ¿Para qué lo quería muerto? De cualquier forma era un inútil.

—Era el novio de mi hermana, está destrozada —golpeó la mesa.

—Lo superará.

—Si no fuiste tú, ¿entonces quién lo hizo? Investiga a tus hombres, haz lo que tengas que hacer, pero averigua quien lo hizo.

—No fueron mis hombres —contradijo.

—Entonces quién, maldita sea —gruñó.

—Nicolás, estás en una casa ajena, te pido que detengas tus malas palabras —lo regaño Young y este le dio una mirada a la niña que lo miraba con auténtico pavor.

—¿Quién fue? —pregunto de nuevo, esta vez, conteniendo su rabia.

—Kian —dijo sin más.

Young levantó la cabeza, curiosa.

—¿Kian? ¿Qué tiene que ver él aquí?

—Que no te brillen los ojos, Young —pidió Jae con seriedad.

Young entrecerró los ojos.

—Sigue con esos chistes, algún día matarás a alguien de la risa.

—A ver, no me interesa la historia romántica de estos, dime como estás tan seguro de que fue él.

—Tengo un infiltrado.

—¿Y lo dices hasta ahora?

—Dije, tengo, no, tenemos. No hay necesidad de hablar de mis propios trabajos.

Nicolás se dejó caer en una de las sillas y se rascó la barba, la curiosidad en su expresión parecía tan ingenua qué Jae no pudo evitar poner los ojos en blanco.

—¿Pero por qué hizo eso? —se cuestionó a sí mismo Nicolás como si no lo entendiera.

Jae sonrió sin ningún tipo de gracia.

—Casi le matas a las hijas, ¿qué esperabas? ¿Las gracias?

—¿Te atreviste a ir tan lejos, Nicolás? —Young le tapó los oídos a su hija —. Eres un imbécil, mira que meterse con inocentes como ellas es de cobardes.

God of deception [Libro#1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora