Capítulo 23

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Ben. 

Perder a mi abuelo fue una de las cosas más dolorosas que he pasado. He llorado hasta quedarme dormido, innumerables veces, pensando en todos los momentos que nos arreglábamos para pasar el cumpleaños de alguno de mis abuelos y reunir a toda la familia unas cuantas veces al año. Los recuerdos de mi niñez están en esa casa, jugando con mis primos y hermanos, mientras los adultos celebraban con unas cuantas cervezas, pero todos juntos. 

Pasé los últimos días actuando por inercia, como si fuera un robot programado, pero lleno de cafeína y mucha, pero mucha nicotina. Los fines de semana me lo pasaba con mi abuela, la cual tiene una persona asignada para que cuide de ella, mientras mis tíos se ocupan de sus propias vidas y solo se encargan de pagarle a quien cuida de su madre. 

No he tenido ganas de ver a Zo, por mucho que me gustaría saber cómo está, se que es mejor así. Ella esta pasando por sus propios problemas y yo con los míos, no quiero agobiarla y se que probablemente ella piense lo mismo. Sabemos que eso esta mal, pero así es como manejamos nuestros problemas desde siempre. 

Decido dar una pequeña caminata saliendo del trabajo y Rose me llama diciendo que está cerca. 

—Hola extraño —me da un beso en los labios al subir a su auto— no te veo hace mucho. 

—Han pasado muchas cosas —me encojo de hombros y ella pone en marcha el auto— falleció mi abuelo, mi familia es un desastre y me siento confundido por muchas cosas. 

—Te entiendo, intenté hablar contigo en muchas ocasiones, pero ahora entiendo el porqué he fallado en casi todas —sonríe mirando al frente. 

—Lo siento —me recuesto por completo en el asiento e intento descifrar a donde me lleva— se que no nos debemos nada el uno al otro y las explicaciones son innecesarias, pero no tengo ánimos de nada.

—Lo sé y lo entiendo —aparca el auto cerca a una cafetería— ¿Prefieres tomarlo aquí o deseas entrar? 

—Prefiero entrar —baja y yo la sigo— pensé que me llevarías a tu casa. 

—Nada de eso, solo vine a ver cómo estabas —se sienta en la mesa mas cercana y yo continúo imitando sus movimientos— puede que no seamos una pareja, a pesar de tratarnos como tal la mayor parte del tiempo, pero tenemos algo de muchos años y siempre has estado ahí para mi. Creo que tú también mereces un poco de lo mismo.

—Gracias —sonrío— eres alguien con quien puedo ser yo mismo sin preocuparme, me gusta pasar tiempo contigo y puedo contarte cualquier cosa sin miedo a que me juzgues, puede que nuestro acuerdo haya sido sin nada de sentimientos, pero yo puedo estar seguro de poder llamarte mi amiga. 

—Y yo —me devuelve la sonrisa. 

Me pasé lo que quedaba de la tarde  junto a ella, hablando de nuestros problemas, pero yo no di muchos detalles sobre mi familia. Es genial poder contar con alguien así, a pesar del sexo, que al principio solo era para satisfacer nuestras necesidades básicas. Aun lo veo como tal, pero ella me da el calor de una pareja sin serlo, aclarando siempre que no somos nada y sabiendo que no está generando ningún problema emocional para ambos. Siempre he tenido la libertad de poder expresar mis sentimientos con ella. Es como mi segundo lugar seguro, luego de Zo. 

*

Llego a casa, todos en sus habitaciones y ya no siento mucho el caos que veo a diario, eso me tranquiliza un poco. Al tumbarme en la cama, recibo un mensaje de Blake, diciendo que está a una calle de mi casa. Quería ignorarla, como lo he estado haciendo estas semanas, pero esta vez no tengo alternativa, al igual que con Rose, me dirijo a su auto sin quejarme y al subir, la veo con con las ojeras mas grandes que he visto hasta ahora. Tiene un café en la mano y en el posavasos hay otros dos. 

Ben & ZoeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora