Capítulo 19

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Desperté horas más tarde, con mi madre sentada en unas de las sillas que tiene la habitación. Miraba su celular, hasta darse cuenta que la estaba mirando.

—¡Zoey! —sonríe—, que bueno que despertaste, la cena llega en media hora, temía que no despertaras a tiempo.

—Da igual, no tengo hambre —me encojo de hombros, o eso intento— ¿todos se fueron?

—Sí, tu padre tuvo que salir por una emergencia y solo una persona se puede quedar por noche.

—Está bien.

Me quedo en silencio, examinando los detalles de la habitación. Tiene una silla y dos mesas, una a lado de mi madre y la otra está a mi derecha, en donde noto que se encuentra mi celular, junto con mis auriculares. También hay un sofá en una de las esquinas, supongo que ahí dormirá mi madre. Intento, de forma fallida, tomar mi celular con mi mano derecha, pero mi madre se pone de pie para ayudarme.

—Me lo hubieras pedido —me lo entrega con una pequeña sonrisa— a penas y puedes mover esa mano.

—Lo siento —lo recibo y centro mi atención en el aparato. Con mis auriculares puedo escuchar todos los audios mandados por mis amigos, también vi las publicaciones que me dedicaron. Miles de mensajes de Dean, que eliminé sin abrirlos.

Pasaron los minutos en donde hice todo lo posible por responder todos los mensajes con una sola mano y decido escuchar algo de música, pero se ve interrumpida por mi madre.

—¿Te duele algo? —pregunta cautelosa.

—No —respondo a secas y reproduzco la canción, pero me obliga a detenerla otra vez con la siguiente pregunta.

—¿Por qué no me dijiste? —con los ojos llenos de angustia, entiendo a qué se refiere.

—¿Para qué? —suspiro— no es algo que querría hablar con cualquiera y menos contigo.

—¿Por qué? —se pone de pie— soy tu madre.

—¿Por qué? —repito con ironía su pregunta— hace mucho no te cuento absolutamente nada, desde que empezaste a minimizar cada cosa con "Solo debes concentrarte en estudiar" —hago comillas con mi mano derecha— "Eres muy joven para tener preocupaciones" "Deberías pensar en otras cosas".

—Pero... —intenta interrumpirme, no lo consigue.

—El trabajo es todo para ti, no me ibas a poner el mínimo de atención para algo así y si lo hacías, solo habría sido para menospreciar mi malestar, haciéndome saber, por milésima vez que tú tienes razón en todo y yo no. —mis mejillas se llenan de lágrimas— hacerme saber lo irresponsable que he sido y pidiendo asumir las "consecuencias" de mis actos, obligándome a hacer algo que no quiero.

—Eres mi hija e intento hacer lo mejor para ti.

—Lo mejor es que te vayas.

Me sostiene la mirada unos segundos, intenta decir algo, pero no lo hace y solo sale de la habitación sin mirar atrás. Mis lágrimas no se detienen hasta que llega una enfermera a entregarme la cena, no me presta mucha atención y sale en silencio dejándome sola otra vez. 

Creo que no debí ser tan dura con mi madre, pero fue una conversación que sabía a la perfección como iba a terminar. Nuestra relación de "madre e hija" no siempre ha sido la mejor. Con mis padres siempre tuve mis diferencias, en especial con ella. La amo y mucho, es es una persona increíble, pero muchas veces le cuesta aceptar que mi perspectiva sobre ciertas cosas es muy diferente a la suya. Conforme iba creciendo, le contaba menos cosas sobre mi vida al ser testigo de cómo opinaba sobre algunas personas y no me mal interpretes, todos tenemos opiniones sobre algo o alguien, pero cada vez que me sucedía algo y necesitaba un consejo, prefería no hablarlo con ella, me hacía sentir juzgada, aun me siento así. En especial cuando una amiga cercana se embarazó a los 16, mi madre solo me dijo que debía tener cuidado de cometer tal error y no "arruinar" mi vida para siempre. Entiendo que el intento de lección estaba mal formulado, pero eso y muchos casos similares, en los que mi madre toma como ejemplo la vida de alguien que conozco para evitar cometer lo mismo o para decir que yo puedo ser igual o mejor en lo que hace... Es algo que me molesta demasiado y genera una presión en mi, que a veces no soporto y simplemente exploto, generando una discusión como la que tuvimos hace unos instantes.  

A la mañana siguiente, la primera imagen que tengo es de mi madre, estaba profundamente dormida en el sofá de la habitación. Ella no suele dormir en cualquier lugar. Cerca de una hora, en donde intento no hacer ruido, mientras sigo contestando mensajes de mis amigos, llega una enfermera con mi desayuno y eso despierta a mi madre. Sus ojeras son muy marcadas y tiene los ojos levemente hinchados. Aquella imagen me genera un nudo en la garganta tras la discusión que tuvimos anoche, no hemos hablado hasta entonces.

Tras muchas pruebas, medicamentos y miles de preguntas, me dejaron almorzar en paz. Estuve en mi habitación sola, comiendo lo que sea que fuera el almuerzo que me trajeron, escuchaba música, intentando no pensar en todo lo que me espera al salir del hospital. Termino de comer con un poco de náuseas y dolor en el estómago. No me quito los auriculares hasta ver la puerta abrirse, esperaba que fuera mi madre que se fue a mi casa a traerme mi laptop y de paso a darse una ducha, pero veo a Mialeah entrar. 

—¡Zoey! —me dice sonriente y se acerca a darme un beso en la mejilla. 

—¡Mia! —respondo cuando se aleja, sin creer que esté aquí. 

—Supe que tuviste un accidente y que ayer despertaste, pero recién pude venir hoy a verte —suspira— lamento mucho que te haya pasado todo esto y me alegro que por fin hayas despertado. Han pasado...

—Cuatro años y medio —interrumpo.

—Sí —mira en otra dirección— ha pasado bastante. 

—No hace falta preguntar cómo te enteraste —me burlo.

—Kate —decimos al unísono y vuelve a mirarme. 

—Sinceramente... Creí que no volvería a verte. 

—Pero mira —estiro el brazo derecho con cuidado de no mover la vía— sigo existiendo para molestarle la vida de los demás —me burlo. 

—Nunca molestas, nunca lo hiciste —sonríe. 

—A veces lo siento así. 

Hubo un silencio en donde pude recordar el día que la conocí, estaba en el instituto. Mi pequeño grupo de amigas se hablaba con el suyo, pero yo no solía participar en sus reuniones y cuando por fin lo hice, quedé totalmente confunda de lo que quería. Tenía 17 años y ella 21, pero al vernos creerías que ella es la menor, por su pequeña estatura. Me agradó desde el primer instante que la vi y desde ese día, intercambiábamos mensajes casi a diario. Empecé a preguntarme si solo me agradaba o sucedía algo más, cuando los mensajes eran mas seguidos.

A los meses salimos solas, luego volvimos a salir y las ganas de volver a verla al momento de llegar a casa, eran muy molestas. Para ese entonces, ella estaba lidiando con algunos problemas con su ex, que era una chica. Se alejó por unas semanas, pero luego volvimos a hablar como si nunca se hubiera alejado. La siguiente salida no fue al cine, decidimos quedarnos en su casa por falta de dinero, la película que elegimos estuvo aburrida y decidimos conversar, hubo bromas, muchas risas y el jugar a golpear a la otra nos acercó mas. Yo sabía que me gustaba, pero no era capaz de aceptarlo hasta el momento que me besó por primera vez.

Fue la primera vez que me sentí así con una chica y hasta ahora se ha mantenido así. 

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 Ya, pero no te esperabas eso ¿O sí? 

Ben & ZoeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora