Capítulo 15

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Sentí que el tiempo se congeló. Mientras esperaba su respuesta, el sudor bajaba por mi espalda y me costaba concentrarme en un punto fijo, evitando mirarla directamente. 

—Soy la detective Blake Miller —al escuchar la tercera palabra, regreso rápidamente la mirada hacia ella y eso me genera un pequeño mareo—, me gustaría hacerte algunas preguntas, pero primero te necesito sobrio. 

—¿Por qué se acercaría una detective para hablar conmigo? —alzo una ceja, intentando permanecer tranquilo— Si me necesitas sobrio, ¿Por qué no esperaste hasta mañana? 

—Muchas cosas, pero ese no es el punto —suspira— intenté acercarme en el bar, pero saliste de repente y no pude hacer nada, estaba de camino a casa, cuando te vi aquí. 

—Salí del bar para que nadie me vea mal, pero al parecer no funcionó —le doy una última calada a mi cigarro y lo apago— no estoy completamente ebrio y aun tengo mi conciencia casi intacta. No luces como una detective y pareces de mi edad. 

—"Casi" —hace comillas con sus dedos— no es algo que me ayude a resolver algún crimen. —sonríe— hoy era mi día libre, pero el trabajo me sigue a donde quiera que vaya. 

—Sigo sin creerte —me pongo de pie y ella hace lo mismo sosteniendo mi brazo.

—Espera —de otro bolsillo saca una billetera, la abre y me enseña su placa, junto a su identificación.— ¿Ahora si podemos hablar? 

Blake Joey Miller Smith.  

Detective.  

—Eso no responde mi primera pregunta —me suelta y guarda su billetera— ¿Qué es lo que quieres? No puedo darte una declaración sin un abogado.

—No te estoy pidiendo una declaración, tampoco eres culpable de nada —suspira mirando en otra dirección—  corres peligro.  

—¿Peligro? —me burlo— ¿De qué estas hablando? 

—Hablaremos por la mañana, si te apetece. —me suelta y me entrega una tarjeta con su número—  ¿Tienes cómo irte a casa? 

—No, supongo que iré andando —me encojo de hombros— pensaré lo de llamarte o no. 

—¿Te llevo? —señala un auto en la esquina del lugar.

—¿Llevarás a un extraño?  —alzo una ceja.

—No eres un extraño para mi —sonríe—  Ben Mason Reeves, 22 años. Último hijo de seis de Oliver y María Reeves. Tu mejor amiga Zoey Brown y tú sufrieron un accidente hace una semana y ella aún no despierta y...

—Esta bien —interrumpo— me queda claro el que sepas quien soy, pero el saber todo eso —me rasco la cabeza incómodo— es aterrador.

—Soy detective, no una acosadora —se burla—he estado siguiendo todo el caso de cerca desde que me ascendieron hace unos meses. 

Me quedo en silencio y ella camina en dirección a su auto. Por un instante dudo en seguirla, pero lo hago. De camino a mi casa, estuvimos escuchando música a volumen bajo. Le di las indicaciones para llegar, pero una parte de mi, sabía que ella conocía el lugar a la perfección.

Llegamos y me despedí de Blake con un nudo en la garganta, queriendo hacer miles de preguntas, pero en el camino me dejó claro que lo hará mañana cuando no tenga ni una gota de alcohol en el cuerpo. 

Al entrar a casa, es lo mismo de siempre, cada uno haciendo sus cosas y en su mundo. Tres de mis cinco hermanos, ya no viven con nosotros, pero últimamente vienen a diario. Mis padres ya no mantienen el secreto del sótano, ahora entran y salen libremente. Mantienen la vigilancia de la casa las veinticuatro horas y cuando decido hacer alguna pregunta respecto a sus comportamientos, solo se encogen de hombros y me ignoran por completo. A veces siento que soy uno más de los nietos menores de edad que no toman en cuenta para sus decisiones. 

Ben & ZoeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora