Ben & Zoey

Capítulo 26

Los días pasan y la rutina de trabajo, universidad, fumar con Zane y luego volver a una casa en donde mis padres aceptan que su matrimonio no da para más y me quedo viviendo con mi padre. Él está enfrascado en toneladas de trabajo y el papeleo del divorcio y ella, se fue de casa a un apartamento al centro de la ciudad, no hablamos mucho, pero se que evita todo tipo de comunicación que no tenga que ver con trabajo. 

Ya veo de donde saco la naturalidad de evitar los problemas por completo, pero en mi caso es añadiendo algún vicio de por medio. Se que ahora estoy fumando demasiado con Zane, pero si dejo eso, se que volveré al alcohol o el tabaco. Los litros de café que bebo a diario dejé de medirlos y hago todo de forma automática. Mi madre me recordó que tenía cita con mi Psiquiatra, pero lo dejaré pasar por ahora, no me apetece hablar sobre lo que me sucede y volver a las pastillas que me hacen perderme aun más en la realidad, a pesar de ser muy tentador. 

Stephen se da cuenta de mi sistema automático de hacer las cosas y lo poco que le presto atención a la vida social fuera del trabajo. Hace una semana me invitó a una salida grupal con todo el personal que salía de turno junto con nosotros, que constaba en dos veterinarias, la recepcionista y él. Me dijo que quería integrarnos más y que le gustaría que el ambiente en el trabajo se sienta como una segunda familia. Le dije que la intención estaba muy bien, pero que ya tenía planes. También vi que sus intenciones de acercarse a mi, no cuadraban con el trabajo, Mherly en más de una ocasión me advirtió que él suele ser así con todo mundo y me causó mucha gracia lo inocente que creyó que yo sería al no darme cuenta de sus intenciones. 

Mi jefe está guapo, no lo voy a negar, pero mis ganas de tener algo con alguien, no son las más grandes y una de mis reglas personales, es no involucrarme con nadie de mi trabajo. Parece una tontería, pero en uno de mis primeros trabajos que fue ser cajera en un cine, las experiencias amorosas de las que fui testigo, me hicieron crear esa regla personal. 

—¿Todo en orden? —pregunta Stephen asomando solo la cabeza por el marco de la puerta. 

—Sí —digo al volver a la realidad y me doy cuenta que estoy mirando la pantalla del ordenador, se había suspendido al no estar usándola por mucho tiempo. 

—¿Segura? —dice y entra por completo a la pequeña oficina.

—Sí —muevo el mouse para que mi ordenador me responda y me ayude a evitar la conversación. 

—Esta noche, al concluir el turno, iremos a cenar —dice a mis espaldas, tras un largo silencio, al ver que no voy a contestar; añade— si en algún momento te apetece ir, me lo haces saber —no espera respuesta y sale del lugar cerrando la puerta detrás de él. 

Zane siempre pasa por mi luego de cada turno en el trabajo, pasamos lo que queda de la tarde juntos, fumando como es costumbre, pero hoy solo llegó y me dejó un porro, luego de disculparse por no poder quedarse, tenía que reunirse con su grupo de la universidad para finalizar un trabajo. Fumar sola no me apetecía, me guardé lo que me dio mi amigo y al volver la mirada hacia la salida del trabajo, veo a Stephen salir junto a Dave el encargado de la farmacia y Mherly la recepcionista. Esta última no me caía tan bien al principio, pero decidí que debo esperar a tener mi oportunidad de poder conocerla mejor. 

—¡Ahí está Zoey! —dice Stephen al verme y atraigo la atención de sus acompañantes— ¿Te unes? —me mira con súplica y asiento con la cabeza lentamente y su sonrisa se hace notar. 

—¡Perfecto! —sonríe Dave también— hay un restaurant aquí cerca que me muero por probar. 

No veo muy convencida a Mherly, pero al pasar un par de horas, luego de haber cenado y beber un par de cervezas, parecemos las mejores amigas del siglo, tenemos mucho en común y me dijo que estaba empezando la carrera de veterinaria y con el trabajo se lo está pagando. Dave solo es un par de años mayor que yo y también es muy agradable. 

En todo momento siento la mirada de Stephen que esta sentado frente a mi junto a Dave y Mherly esta a mi lado. A esta última lo llama su novia y pasan por ella a los pocos minutos. 

—Parece que somos solo los tres —sonríe Stephen— pediré otra ronda. 

—Yo... —dice Dave— ya tuve suficiente. 

—Tú también te vas ¡No! 

—Sí, por la mañana debo hacer inventario y mejor no tener una resaca del infierno mientras lo hago —se encoge de hombros y se pone  de pie— ha sido un placer, Zoey. Nos vemos mañana. 

—Igualmente —digo y le doy un apretón de manos como despedida. 

Se marcha tras despedirse de Stephen y esto nos deja a los dos solos. Era lo que me temía, pero tras un par de rondas mas de cerveza, me agrada el haberme quedado.

—No puedo creer que la mas seria y callada del trabajo me esté contando sus cosas y se ría de las tonterías que digo —me dice luego de darle un largo trago a su cerveza. 

—Bueno, es lo que hay —me burlo— cuando estoy sobria prefiero estar en modo automático y así poder hacer una sola cosa a la vez. Cuando he bebido o... —me corto y continúo lo más rápido que puedo— cuando bebo se me facilita mucho solo enfocarme en una cosa, cuando no es así, pienso en tres o cinco cosas que debo hacer. 

—Vaya —suspira— te entiendo, suele pasarme de vez en cuando, el estrés de llevar la cadena de veterinarias de mis padres no me deja en paz. A pesar de que ando mas tiempo en la de aquí y las otras las visito una vez al mes.

—Ser adulto es muy molesto —hago una mueca y él se burla— ¿Qué? 

—Nada, solo que eres mas agradable de lo que pensé. 

—Se supone que yo debo ser la aduladora aquí, para poder ganarme el cariño del jefe.

—Aquí solo somos Stephen y Zoey —me mira cuidadosamente esperando alguna reacción de mi parte— no estamos en el trabajo.

—Bueno Stephen  —digo su nombre con un poco de ironía— puedes preguntar lo que te apetezca, mañana no tendrás la misma oportunidad. 

—¿Lo que sea? —alza una ceja.

—Sí —sonrío, sabiendo a donde me puede llevar esta conversación. 

Las reglas están para romperse de vez en cuando ¿No?

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