Capítulo 13

29 3 0
                                    


Desperté entre las miradas de Emma, Ben y su madre, me habían recostado en el sofá. Creí que todo era un mal sueño, pero solo bastó mirar a mi alrededor y escuchar el interminable sonido de los golpes en la parte superior para recordar que no lo era. 

—¿Te encuentras mejor? ¿Te duele algo? —pregunta Ben al quedarse a mi lado, su madre y hermana regresan a sus puestos de vigilancia, viendo las pantallas y la pelea que se sigue desarrollando en el piso de arriba. 

—Solo siento un ligero dolor de cabeza y mareos, pero las náuseas ya no están —Emma se acerca al pequeño refrigerador que hay debajo de las escaleras y saca botellas de agua para luego entregarnos una a cada uno.

—Espero que todo esto pase pronto y poder llevarte a casa, lamento que nuestro reencuentro haya sido tan desastroso —me dice ella al entregarme una botella— pero deberías ir al médico, tal vez te haya caído mal algo de la comida. 

—Descuida —le doy un sorbo a mi bebida y Ben hace lo mismo en silencio— quizá mañana amarezco mejor, gracias por todo —sonrío y el sonido de las sirenas llama nuestra atención.

La madre de Ben llamó a la policía cuando me había desmayado, dos patrullas estaban frente a la casa y bajaron dos oficiales de cada una, todo pasó muy rápido, pidieron refuerzos y nos llevaron a todos a la comisaría. Tardaron dos horas en solucionar el problema, pero no tenía nada claro de lo que había sucedido. Al parecer, solo Ben y yo éramos lo únicos sin tener idea de lo que sucedía, no le tomé importancia, ya me lo contará cuando haya oportunidad. 

Me llevaron muy tarde a casa, al parecer mis padres fueron informados de lo sucedido, pero no dijeron ni media palabra, tampoco me moría por preguntarlo a la mañana siguiente cuando estábamos desayunando. 

Por la tarde, Ben me acompañaría al hospital para ver si todo estaba en orden y tener mas información sobre el embarazo. Me hizo gracia ver a mi mejor amigo preguntando todo por mi, mientras yo no tenía idea de qué hacer o decir. 

—¿Usted es el padre? —preguntó la doctora, cuando me hacía la ecografía para poder visualizar el feto, el gel estaba muy frío, pero la respuesta llamó mi atención mas que la pregunta.

—Sí —no sabía si reí o llorar, pero él continuó— ¿todo está en orden? ¿podemos saber cuánto tiempo tiene? 

—Todo está en orden y por lo que puedo observar —mueve levemente el aparato de un lado al otro— son entre cinco a siete semanas.

Nos quedamos en silencio hasta el final de la ecografía y continuamos así hasta salir del lugar, luego de haber recibido la información necesaria. Subimos al coche y cuando esperaba la lluvia de preguntas por parte de Ben, solo encendió la radio a un volumen moderado y me llevó a casa. 

—¿Te vas? —pregunto al bajar del auto y ver que él no lo hace.

—Eso depende, ¿deseas estar sola? —me mira de reojo, bajando el volumen de la radio— en casa todo es un desastre y no pretendo llegar allá hasta más tarde o quizá el próximo año. 

—No seas idiota, quédate el tiempo que necesites, pero no quiero hablar sobre el tema. 

—Lo se, idiota —se burla y baja del auto— no hablaremos de nada, solo si buscamos que comer, muero de hambre. 

—Mis padres salieron, no me dijeron a donde, pero he de suponer que fueron a ver mi regalo de cumpleaños —digo con desgano al sentarme en el sofá.

—¿Sushi? —dice al mirar su celular— ¿pizza? ¿hamburguesas? 

—Lo que sea, solo espero no vomitarlo todo —me encojo de hombros. 

Ben & ZoeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora