Hanahaki [Nejiten]

Impulso

Impulso
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Tenten escuchó voces de horror a su alrededor, pero poco le importaron. De seguro en otro momento, estar de rodillas sobre el suelo, sosteniendo un filoso kunai escurriendo sangre por su mano hasta llegar a la punta de sus dedos, hubiese sido el peor resultado de una misión en custodia: alguien había apuñalado a su mejor amigo.

Apenas vio la sangre escurrir por la comisura de los labios de Neji, de pie cerca del hombre que supuestamente estaban custodiando, no lo pensó dos veces y actuó en defensa, clavando el mismo tipo de arma que utilizó el viejo para lastimarlo, pero ahora en la región de su cuello, específicamente en la yugular.

Tenten se movió de aquel lugar durante más de cinco segundos cuando concientizó su ataque, se arrodilló cuando el hombre quien se supone era el cliente, se desplomó sobre el suelo, apestando y manchando de sangre lo que antes era el verde pasto del bosque.

Algunas voces comenzaron a silenciarse al notar que, la Kunoichi proveniente de la Aldea de la Hoja había utilizado su fuerza Shinobi en su contra.

Su respiración cálida y pesada comenzó a causarle dolor en cada exhalación. ¿Qué había hecho? Entonces vio al responsable de su impulso. Justo al frente de ella, a escasos metros de distancia, Neji ya la estaba mirando con ojos consternados.

Un leve quejido por parte de él se manifestó, recordando que tenía una herida similar en el costado derecho de su abdomen.

Parecía mentira, pero el arma que  el viejo utilizó para lastimarlo, fue siniestra. Presionó fuertemente aquella zona afectada con sus manos. La sangre no dejaba de escurrir, manchando de forma invasora la prenda blanquecina de su uniforme Shinobi.

-- Neji -- Añadió ella en un tono de voz preocupado.

Sin embargo, una nueva oleada de voces horrorizadas, transformadas en quejas e incluso ira, la regresó a la realidad de su reciente delito.

-- ¡Asesinaste a nuestro jefe! --

-- ¡No mereces vivir! --

-- ¡Traidora! --

Tenten escuchó atentamente. Los gritos provinieron de todas las direcciones. Fueron una oleada de disgustos e improperios. El hombre desplomado en el suelo no iba solo. Con ellos había alrededor de seis personas más, de los cuales, cuatro de ellos eran adultos y habían declarado la guerra. Esta vez, el dolor y la preocupación que se apropió por un segundo de ella en ver a Neji herido, ahora se había transformado en cólera, frustración y deseo de venganza.

'¿Por qué lo hirieron de esa forma?'

Apretó los dientes, y ,con eso, el kunai que antes estaba manchado de rojo, ahora fue sacudido, listo para enfrentar otro ataque despiadado. Corrió hacia el hombre más vulnerable para comenzar a derribarlos uno por uno, pero su ataque no llegó ni a medio camino cuando una mano se apresuró en atajar su muñeca que contenía el arma homicida.

Aun así estuviese herido, la fuerza que Neji utilizó para evitar que cometiera otra imprudencia, fue intacta. La mano de ella temblaba por la furia e impotencia. Incluso, se vio cada vez más sofocada cuando los dedos y las uñas de él se clavaban en su piel, interpretando un mensaje directo "suelta el arma".

Ella sabía lo que debía hacer, pero no podía hacerlo. Por primera vez en la vida no estaba a favor de obedecerle. Sus ojos castaños estaban enfurecidos, envueltos en la cólera al mirar a cada una de esas personas. La sangre que veía en la ropa blanca de él le recordaba su razón de luchar. Para eso se había formado como Shinobi.