CAPÍTULO 14

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Poco tiempo después, Louis encontró un cendero oculto entre toda la maleza. Moviéndose lentamente entre las rosas intentó no pisar a las hadas que revoloteaban por todos lados. Gracias a sus poderes como hechicero, las rosas no le causarían ni un solo daño, confiado pero aún preocupado por Harris, se movió entre todo el cendero por horas.

El tiempo fue pasando, le extrañó bastante que por más que caminaba el final del cendero nunca estaba ante sus ojos. Pensó que incluso se había perdido o quizás una magia estaba allí para que nadie encontrará como encontrar a la bruja.

—Eso debe ser, que tonto —dijo mientras soltó una leve risa y se hincaba en el suelo—Mutasd az uta.

Su voz salió dulcemente de él mientras juntaba sus manos en su pecho, luego sopló aire caliente entre sus dedos.
Sus manos pegaron un pequeño destello y luego él las abrió lanzando un humo a la tierra. Puntos azulados cómo las almas perdidas, flotaron a centímetros del suelo mostrándole el camino que debía tomar.

Las rosas eran muy voluminosas de un color rojo sangriento, se movían con el viento y parecía que el camino no se acabaría nunca, pero está vez sabía que este era el correcto.

Después de una hora  y media caminando, llegó al final, encontrándose con unas escaleras gigantescas. Parecían como si hubieran sido hechas por un gran escultor, pero entre toda la malesa fácilmente se contrarrestaban con ella.

Louis no tardó en llegar a su cima, encontrándose con un gran túnel negro, estaba seguro que detras de él encontraría el hogar de la bruja.
Dudo un poco de aquello, ya que la bruja era la última salida para poder recuperar a su alma destinada.

Gracias a dios cuando paso por aquel lugar se encontró con un paisaje completamente diferente. Los árboles y las plantas tenían colores poco naturales, el color violeta sobresalía en la mayoría como también el color plomo y negro.

Caminando lentamente por el lugar supo que estaba en el sitio indicado en cuanto llegó al templo, ya que allí unas palabras en otro idioma estaban escritas en"sarkhimen."

El templo era viejo, oscuro y sombrío, tenía unas seis escaleras en su entrada y unos enormes pilares que sostenían todo una cúpula. Louis respiró profundamente y con lentitud miró los escalones.
En cuanto su pie derecho tocó el primer escalón una fuerza poderosa llegó a él. Sus brazos rápidamente fueron encadenados a una luz roja que fue tragada por la tierra y obligando al hombre a hincarse quedó postrado en la entrada.

—Arg...mierda— susurró apretando los dientes, pero enseguida una voz llegó a su cabeza.

—¿Quien se atreve a entrar al templo sagrado?

Louis no contestó, busco dónde venía la voz, pero no podía girar bien su cabeza. Intento safarse haciendo fuerza para poder ponerse de pie, pero cuando eso paso vió una enorme sombra que se comió su propio ser. Tan grande que no parecía humano, y luego un frío corrió por su espalda al ver que aquel ser blandia una espada.

—Soy Louis —respondio liberandose de las cadenas justo para caer hacia un lado y la espada de aquel ser cayó hacia un costado donde antes estaba su cabeza. El escalón enseguida se hizo pedazos—. Espera.

Un enorme gigante de piedra estaba allí y no tenía la mínima intención de detenerse. Volvió a alzar su espada y Louis nuevamente lo esquivo por poco pero al poco.

—¡Nermis! —gritó Louis justo cuando el gigante destruyó una estatua y los pedazos de piedra cayeron esparciendo se por el suelo—. Necesito tu ayuda, solo vine por tu ayuda... Soy un hechicero también.

Louis diciendo unas palabras formó dos patrones mágicos en sus manos justo cuando el gigante lo golpeó. Su armadura crujió al caer al suelo pero gracias a su magia no tuvo mayores golpes. Concentrandose en no salir dañado pensó que Nermis tenía un gran hechizo de protección para los intrusos y era de esperarse que él también fuera conciderado un intruso.

MARTINUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora