CAPITULO 19

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Habían salido de Terminus hace unas horas, pero el ambiente se mantuvo bastante tenzo de parte de Louis. Harris no dejó de mirarlo, ambos estaban sentados frente al otro pero el joven rey no pudo evitar posar sus ojos en el hombre que tenía delante. ¿era porque hace mucho tiempo que no lo veía o simplemente nunca había tenido la oportunidad de verlo detenidamente?

Louis iba mirando por la ventana hacia afuera, la luz entraba con fuerza desde el exterior, pero a medida que ingresaron al bosque, el rostro y el cuerpo del hombre se fue manchando de sombras que se movían lentamente por él. Sus ojos azules tan fuertes y profundos hacían juego también con la hermosa armadura que llevaba puesta. Harris a veces se olvidaba que su alma destinada no era un hombre común, sino un joven soldado y hechicero que más de una vez llevó sangre en sus manos. 

Bajó la mirada hacia sus piernas y pensó en esa frase que había venido a su mente. Manos manchadas, manos dónde también llevaba la sangre de su padre.

Harris volvió a subir sus ojos hacia el hombre y vio aquellas manos, sin duda, no parecían de un asesino.

Por otro lado Louis estaba consciente de la mirada del hombre, pero quería evitarlo, se sentía incómodo estando los dos solos y su corazón latía con gran fuerza. Aún así, no entendía porque ahora debía ir a Martinus, comprendía que ir a ese lugar podía alterar la tranquilidad que tenía la gente, que él haya asesinado al rey de esa tierra no era algo poco, pero parecía que Harris no se tomaba aquello en serio.

–¿Por qué crees que es bueno que yo vaya a tu hogar? –preguntó Louis bajando su mirada hacia sus manos y lentamente se lamió los labios antes de mirar al hombre.

–No te dejaría solo en Terminus.

–¿Comprendes que mi presencia en ese lugar puede no ser una buena idea?

–Las personas, los brujas y todo lo que habiten en Martinus tendrán que aceptarte, Louis. ¿Crees que no he pensado en eso? –dijo Harris llevando sus manos a su cabeza y lentamente se echó en el asiento soltando un gran suspiro–. Le he dado mil vueltas al asunto, pero no me arrepiento ni por un segundo en llevarte conmigo. No es que podamos estar separados ¿O si? 

–No te entiendo –dijo Louis arrugando un poco la frente.

Harris subió lentamente la mirada hacia los hermosos ojos que lo observaban y sin apartarlos abrió la boca.

–Despues de todo lo que has hecho por mí y lo que hemos sufrido, no voy a alejarme de ti, Louis. –Harris pudo sentir cómo su corazón latía más rápido y su rostro agarraba calor, no pudo sostener su mirada, así que rápidamente miró hacia la otra ventana posterior del carruaje–. La gente tendrá que aceptar que tú serás mi pareja.

“Y mi rey” 

Louis soltó una pequeña risita al escucharlo, avergonzado por lo que el hombre había dicho se tapó la boca con la mano y miró otra vez por la ventana. Claramente Louis no escucho los pensamientos de Harris llamándolo rey, pero eso no evitó que el también lo pensara

–Si nos encontramos con problemas, confía en mí que los arreglaré.

–No necesito que me defiendas Harris, pero agradezco que trates de darme mi lugar.

–¿Tu lugar?

–Sí, de ser tu pareja.

Ambos hombres se miraron con aquellas confesiones que se estaban haciendo. Había vergüenza en el ambiente, nervios, incomodidades, anciedad y una pizca de placer, pero todo eso se calmó, cuando ambos se mantuvieron solo cinco segundos en silencio antes de soltar carcajadas al aire.

Todas esas emociones se esfumaron gracias a la confianza que se estaba formando entre los dos. El malestar que había traído Louis había sido borrado gracias a Harris.

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