╰┈➤ ❝ [BUGHEAD] ❞
╰┈➤Betty, una amargada por la vida y con un pasado que aún le duele, decide mudarse a Riverdale.
Todo empieza cuando, en una banca en el parque, conoce a Jughead, el niño molesto que llegarán a revolucionar su vida.
Y, quizás, a en...
Mi madre se para y hace ruido con su copa, llamando la atención de las —para mi suerte, no muchas— personas que hay.
Con una sonrisa, se dirige a los demás.
—primero que nada, gracias por venir. Hoy es un día muy importante, para nuestra familia y la familia St Clair. Hoy anunciamos el compromiso de mi querida hija, Elizabeth y el Nicolas St Clair.
No oigo más de lo que dice, más bien, no me interesa, sea lo que sea es más que seguro que es una vil mentira.
Solo me dedico a tomar un poco de mi copa y ver a mi al rededor si ver realmente nada.
Aplausos suenan, sacándome de mis propios pensamientos y ahí me doy cuenta que Nick, el más grande idiota, imbécil, hijo de puta que ha pisado la tierra, está hincado ante mí con una cajita en mano.
Tengo que admitirlo, eso me sorprendió.
Lo que no me sorprendió fue ver, de primera mano, su cara llena de falsa felicidad ante aquel compromiso.
Dice algo, que supongo es para pedirme matrimonio o algo así.
No es como que me importe más que una mierda.
Cuando llega mi turno, forzo mi mejor sonrisa.
—acepto.
Y con eso he dictado mi propia sentencia.
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Cuando la noche cae, y comienzo a sentirme especialmente asfixiada por el ambiente y las personas, decido entrar a la casa.
El vestido, los zapatos y el peinado se están volviendo algo que no puedo soportar.
Extraño los tenis, camisas de bandas y pelo a como caiga.
Al tratar de subir las escaleras, me encuentro con Nick, a quién decido ignorar de forma loco exitosa, pues me toma por el brazo para detenerme.
Una sonrisa socarrona está pintada en sus labios
Y, aunque sé que a él tampoco le gusta la idea del matrimonio, y menos conmigo, también sé que piensa que ha ganado.
—te dije alguna vez que ibas a ser mía.
Me suelto de forme brusca de su agarre y lo veo con algo de superioridad y esbozo una pequeña, pero burlona sonrisa.
—el juego no inicia hasta que yo lo diga.
Nuestras miradas, más bien, parecen estar en combate para ver quién es mejor.
Pero a mí, nadie me gana.
—el juego comenzó hace mucho, Elizabeth. Y, créeme que por mucho, vas perdiendo.
Luego, solo se va, dejándome parada como idiota.
Pero, de cierta forma, sé que tiene razón.
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3 seguido es mucho, pero es recompensa por la inactividad esta semana, pero acabo de volver a clases y ya no aguanto.
