╰┈➤ ❝ [BUGHEAD] ❞
╰┈➤Betty, una amargada por la vida y con un pasado que aún le duele, decide mudarse a Riverdale.
Todo empieza cuando, en una banca en el parque, conoce a Jughead, el niño molesto que llegarán a revolucionar su vida.
Y, quizás, a en...
el timbre suena y Suelto el tenedor y me paro, arrastrando los pies me dirijo hacia la puerta y la abro.
Roo está ahí, parada.
Ella me da una pequeña sonrisa que yo trato de devolver.
—hey.
—hola, Roo. —abro un poco más la puerta para dejar que pase.
—¿Cómo... Cómo estás?!
—bien —miento—. ¿Qué necesitas?
Su mirada cambia y yo agacho la cabeza.
No quiero pensar que me ve con lastima.
—hace días que no sales.
—no tengo ganas.
Me encojo de hombros y me echo en el sofá.
Ella se para frente a mí, pero no soy capaz de mirarla a la cara.
Aveces Roo me intimida.
—¿Quieres ir al kiosco?
Niego.
—no tengo ganas.
Alzo un poco la vista y ella hace una mueca.
Su vista se dirige a uno de los sofás, dónde está el oso grande y bonito que me dió Betty.
Ella frunce el ceño.
Sé que Roo está enojada con Betty, y, muy probablemente , yo también debería estarlo.
Pero no lo estoy.
De cierta forma, estoy acostumbrado a que las personas solo se vayan.
De cierta forma estoy acostumbrado a ser algo insignificante.
Ella se sienta junto a mí y me rodea con sus brazos.
Ese simple gesto se siente tan bien.
Me acurruco un poco más en ella y no puedo evitar que las lágrimas comiencen a caer.
Con la manga de mi suéter, me limpio las lágrimas pero siguen cayendo.
Dios, deja de ser tan llorón.
Reprimo un sollozo y me oculto en el pecho de Roo.
Ella acaricia mi cabello y mi llanto solo se intensifica.
—no lo entiendo —sollozo—. No sé que hago para que siempre me dejen. ¿Tan poco importante soy?
—no digas eso, pequeño. Betty... Quizás tiene sus razones.
—¿¡Y por qué no me dijo nada!? ¿¡Por qué solo se fue!? ¡N-ni siquiera se despidió, yo...!
—no es tu culpa.
Me aferro a ella.
—quizás sí. A-algo tuve que hacer mal. Roo, ¿Qué hago mal?
—no haces nada mal, pequeño. Todo va a estar bien.
—¿Y si no lo está? —murmuro—. Ya no quiero que gente importante para mí se vaya. No quiero que te vayas tú también.
—no me iré, jug. Jamás lo haría. —deja un beso en mi cabeza y acuna mi cara entre sus manos, obligándome a verla— Nunca, ¿Vale?
Quiero decir algo, pero el nudo en mi garganta lo impide, así que solo asiento.
—todo va a estar bien.
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—¿Haz comido algo hoy? —pregunta y no respondo por unos segundos.
—cereal. —Ella suspira.— Tengo frío. —abulto mi la joo inferior y la miró con ojos de cachorrito.
—ven. Vamos a tu cuarto. —me paro y vamos al cuarto. —Vuelvo en un momento, iré a hacerte algo para comer —hago una mueca—. De ninguna manera permitiré que solo comas cereal en todo el día. —me siento en la cama, en completo silencio y, antes de salir, se regresa hacia mí— Sé que es difícil esto de Betty, ni siquiera es solo lo de Betty, pero sé que es difícil. Solo... Siempre estaré aquí para cuando lo necesites ¿Si? No importa la hora, no importa nada.
Asiento sin saber que decir.
Revuelve un poco mi cabello y sale.
Suspiro y miro a mi alrededor.
Hago una mueca al ver el desastre que es mi habitación y hago un puchero al pensar en que tendré que limpiar.
Pero eso quizá después.
Mi cabeza duele y lo único que quiero es dormir.
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