To rent¹ ☘ ChanIn

˚ ⁀➷ 07

—Aww, qué cosita tan hermosa —Félix sé derritió tras el cristal, el bebé de apenas dos horas de nacido descansaba en una incubadora y su padre pasado los dolores del parto en la camilla de su sala.

—Félix, ¿te apetece tener hijos? —preguntó Chan y el rubio le vio por algunos segundos, con unos ojitos iluminados.

—Me encantaría tener... pero a Changbin no le gustan los niños y no puedo hacer nada yo solo... —dijo triste haciendo un puchero. Cuando habló con Changbin ese tema, el mayor le dijo que no quería tener y a Félix le entró pánico decirle que él amaba a los niños y que su sueño era tener muchos, pero se tragó sus propias palabras.

—¿No le has dicho que te gustaría tener un cachorrito? —insistió el azabache.

—Mi sueño cuando empezamos a salir era ese, tener muchos bebés y vivir en un departamento con todos ellos, pero... él lo dijo tan serio que me eché atrás... —vio con pesadez el bebé de su mejor amigo, ¿tan malo era tener un bebé con la persona que amas?

—Entonces será mejor que se lo digas, así como importa su opinión, así importa la tuya...

—No quiero pelear con él —habló bajito dándose la vuelta, encontrando a su novio con un café en la mano y una botella de agua en la otra—. Amor...

—¿Por qué no me lo habías dicho? —preguntó dándole el café a Chan, quien desapareció de allí en cuestión de segundos.

—Yo... —el rubio desvió la mirada al suelo.

—Si me lo hubieras dicho, hubiera tirado todos los malditos condones, Félix. Tu celo es dentro de una semana, vete preparando para tener una enorme pancita —dijo acercándose a su novio y abrazarlo con fuerza.

—¿Lo dices en serio?

—Vamos a tener todos los que tú quieras, amor —susurró contra el cuello de su pareja.

Por otro lado, Chan tocó la puerta del castaño, pasando lentamente se encontró al mismo totalmente dormido, abrazando una mantita que antes había usado su pequeño bebé, era algo con lo que podía relajarse ya que su bebé apenas estuvo con él unos minutos, cosa que le molestó e incluso le gruñó a la chica que se lo llevó. Le dejaron a un lado una pequeña manta amarilla, estaba bastante molesto con el trato del hospital.

El azabache dejó el café a un lado del mayor y se dedicó a observarlo mientras dormía. Hizo un puchero ante sus pensamientos, Jeongin solo estaba siendo amable con él, seguro y el mayor le veía como un niño pequeño. A sus veintitrés años, Chan no se siente capaz de confesar sus sentimientos abiertamente por miedo.

Pudo en estos ocho meses, asegurar que no era un gusto solo por lo físico, le gustaba la forma de ser del mayor, le encantaba todo y no, él jamás pensó en dejar a un lado al pequeño Chanhee pues antes de confirmar sus sentimientos, Jeongin ya le había contado de su embarazo.

Y en algún momento deseó ser el padre del bebé.

—Buenos días, Innie Hyung —susurró el menor acariciando el sedoso cabello del Omega—. ¿Has descansado?

—Mmm, lo suficiente por ahora... —rasgó sus ojitos con las manos hechas puños y bostezó sentándose en la camilla.

—Te he traído café, necesitas algo para estar de pie... —dijo de repente nervioso.

—Uh, muchas gracias, lo necesito. ¿No irás a casa a descansar? Mañana trabajas... —habló dándole un sorbo al vasito de plástico.

—Pedí la semana... —el castaño ladeó la cabeza levemente—. Creí que sería de ayuda en casa... —murmuró entre dientes como niño pequeño.

—No tenías porqué, me las puedo apañar bien. Soy un Omega, no estoy enfermo y sé cuidar de mi cachorro —dijo con el ceño fruncido.

—Yo no... no me refería a eso... So-solo... —bajó la cabeza, arrepentido de lo que dijo antes—. Olvídalo.

Y salió de la sala casi con las lágrimas en las mejillas.

El castaño se quedó algunos segundos procesando lo ocurrido hasta que cayó en cuenta de cómo trató al menor. Estaba de mal humor, pero eso no justificaba su trato.

Quiso ponerse de pie e ir en busca del azabache, pero una enfermera pasó con un bulto de mantas y a él se le derritió el corazón.

—Yang, te toca alimentar a Bang Chanhee —dijo con una sonrisa poniendo el bebé al alcance de su padre.