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—¿Podrías decirme cuándo pasó? —el Alfa bajó la cabeza, tímido ante su Omega—. Vamos, puedes decírmelo...

—Esta mañana... me desperté pensando que era lunes cuando en realidad estamos a sábado... Fue sin querer... —se quejó haciendo un puchero.

—Min —alzó su cabeza y sonrió enternecido—. Me debes una taza nueva —dijo dando un besito en uno de los hoyuelos del menor.

—Tú me debes una luna de miel en condiciones —retó abrazando a su esposo por la cintura.

—Ya te dije que una luna de miel no consta de sexo, Minho.

—Claro que no, consta de hacer el amor y que salgan muchos cachorritos, no para ir a hacer fotos que a día de hoy no has imprimido ninguna.

—¿Te quejas de mí?

—Me quejo de ti —confirmó pellizcando la mejilla de su amado—. Quiero un cachorro, ya me estoy cansando de decirlo —puchereó y el menor soltó una carcajada poniendo uno de sus dedos en el hoyuelo del menor.

—Ya~ luego no vas a poder tranquilizarlo cuando llore, no vas a poder cambiar pañales, no sabes hacer biberones —enumeró con sus manos y el menor rodó los ojos.

—Puedo leer libros sobre cuidados de niños, además, lo alimentas tú, no yo... —dijo pensativo.

Ambos estaban en la cama, compartiendo besos y conversaciones random. Seungmin ya casi cumple veintisiete y en verdad tiene miedo a ser padre, es verdad que Minho le da ánimos e intenta convencerlo, pero siempre se niega, partiendo sin saber el corazón de su esposo. Tiene miedo a ser un mal padre, pero eso no se lo ha dicho nunca a Minho. No quiere que Min piense que es un mal Omega que no sabe tratar a su cachorro.

Por otro lado, Minho siente que Seungmin no quiere ser padre y él se tiene que aguantar las ganas de llorar porque desde que conoció a Sengmin en la secundaria su deseo ha sido siempre ese, casarse con él y formar una familia. Al parecer, la familia que tanto soñó, nunca la podrá tener. Pero tampoco se va a enfadar con su novio, respeta su decisión y no piensa obligarlo a algo tan grande.

Ambos se abrazaron y cayeron dormidos otra vez, bueno, Minho se quedó acariciando los cabellos castaños del mayor con delicadeza y amor.

¿Tan malo era querer un cachorro con la persona que más amas?

—Te amo... —susurró dando un besito en la cabeza del castaño—. Y si eso implica no tener un bebé, lo aceptaré... —dijo sin ganas dejando salir algunas lágrimas.

Le partía el corazón, pero era cosa de Seungmin, no suya.

Su lobo bajó la cola, sin ánimos de seguir jugando con el lobo blanco que dormitaba a su lado. Lamió sus orejas y se acostó a su lado, bajando sus orejas cuando el otro se acomodó.

Tal vez era mejor así.


(...)

—¿Ya saben qué es? —preguntó el peliblanco dejándose golpear por las manitos de Chanhee, que se entretenía jugando con el rostro de su padre.

—Una niña —dijo contento Félix soltando una risita cuando Chanhee lo observó, ese niño era muy curioso y parecía examinar todo de ti cuando te ve. Y ahora cada vez que ve a Félix y esa enorme panza se atreve a tocar con sus pequeños deditos. También ha notado que Jeongin ahora pasa abrazado a Chan y que ahora ambos duermen juntos, lo que es bueno para él ya que sabe caminar y va de arriba para abajo y se mete entre ellos en las madrugadas.

—Ow, ¿escuchaste eso, Hee? Tendrás una amiga para jugar... —comentó Chan acariciando los cabellos castaños del niño.

—¿Han tenido suerte ya? —preguntó ahora Félix viendo a la pareja, ambos negaron levemente. Ya habían ido a dos citas para confirmar el sexo del bebé y ver que todo estaba en orden, pero no se deja ver—. Bueno, estaría bien que fuera una niña, así tienen dos.

—Pues yo quiero otro niño —dijo Jeongin restregando su nariz en el pecho del bebé, que carcajeó por ello.

—¡Apa, apa, apa! —sus primeras y únicas palabras.

Chanhee ha podido darse cuenta que es el niño mimado de los mayores de la casa, así que tiene ciertos privilegios cómo quedarse en cama hasta tarde o que le den solo leche y no le obliguen a comer las papillas que hace Jeongin, porque saben verdaderamente mal.

—¿Irás al trabajo la semana que viene? Yo ya no puedo más, así que Changbin me ha dejado en casa encerrado... —se quejó el rubio haciendo un puchero y acariciando su vientre.

—No, ya cinco meses, pero puedo pillar algo en el hospital...

—Tenemos ahorros y con eso podemos vivir algunos meses más.

—Nini —el niño salió de los brazos del Omega y se fue directo al suelo a jugar con los juguetes que había por allí.

—Nini —el niño salió de los brazos del Omega y se fue directo al suelo a jugar con los juguetes que había por allí

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To rent¹ ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora