Capítulo 13 M.E

338 45 5
                                    

Ya tenía la carta con todas las razones por las que es una mala idea ese nombre, desde que las personas podrían temerle al punto de lastimarlo hasta que nadie se quiera unir.

Me gustaría dársela en persona, pero cuando nos estacionamos con Steve ya noté los autos del laboratorio, así que solo tenía tiempo de dejarla, pero no sabía cuál era su casillero...

-¿Necesitas ayuda? -era el amigo de Eddie.

-¿Sabes cuál es el casillero de Eddie? -pregunté -le escribí una carta, pero no estaré el resto del día como para dársela al verlo.

Él tomó lo que estaba en mis manos y lo dejó dentro de un casillero algo a la derecha.

-Estabas cerca, yo le aviso que le dejaste algo -sonrió -pero si le quieres pedir una cita, te aseguro, aceptará.

-¿Por qué lo citaría? -cuestioné notando a un guardia en la puerta -me tengo que ir, gracias.

Salí y me subí al auto para dirigirnos al laboratorio.

Al bajarme estaba mi padre con su cara de siempre, arrogante.

Lo seguí por los cuartos mientras él trataba de hacer conversación.

-No sé el porqué decidiste que la escuela era una buena opción, ya sabes esas cosas después de todo -mencionó -¿Se te han muerto los injertos de piel?

Negué con la cabeza, no extraño estas platicas.

-¿La cola? ¿Algún daño en tu equilibrio? -volví a negar -después te pasará a ver el dentista... ¿Y la espalda?

-Sanaron, pero aún están las marcas -mencioné, pero antes que continuara con su conversación le interrumpí -te dejaré hacer el experimento que quieras, si es que me pagas dos veces el salario mínimo por ello. Contando con los impuestos.

-No te preguntaré si quieres retractarte, alguien hará el contrato, pero con gusto iniciaremos hoy -sonrió levemente.

Sé que es lo correcto, es la forma más rápida de obtener lo suficiente para pagar una casa en el mismo tiempo que una pareja.

-Hoy te tomaremos muestras de sangre y el siguiente lunes vendrás a las primeras pruebas -dictó -alguien te pasará a buscar después del colegio los Lunes, Miércoles y Viernes.

Yo solo asentí ya resignado con lo que pasaría.

[Mientras tanto en otro lado]

-¡¿Dónde está?! -me agarró y elevó Harrington de la camisa.

-¿Quién? -cuestioné.

-¡Siete! Llegó conmigo, pero te iba a dar algo y desapareció, se perdió la clase -estabas muy molesto -¡¿Dónde está?!

-No sé de qué estás...

-¡Eddie! -llegó mi amigo -¿Interrumpo algo?

-Estaba a punto de decirme dónde está Siete -me soltó bruscamente.

-Se fue con un sujeto de negro -comentó el recién llegado.

Mi compañero de curso dió un golpe a la pared maldiciendo algo de un trato.

-Después del colegio podemos ir a buscarlo y revisar que no le haya pasado nada -le tranquilizó la chica tomando su cara.

¿Algo le pudo haber pasado?¿Estará bien? ¿Quién es ese sujeto de negro que mencionó Wilbur?

-Vamos chicos, él es perfectamente capaz de cuidarse solo, además, ¿Qué clase de trato podrían haber hecho? -mencionó Jonathan despreocupado, pero solo se ganó una mala cara mía y de la pareja.

-Tenemos que hablar -dictó el mayor mientras se lo llevaban.

-Espero que esté bien... -comenté algo preocupado.

-¡Ah! -saltó mi amigo -te tenía que decir que Siete dejó una carta en tu casillero antes de irse.

Esa noticia vino con muchos sentimientos mezclados.

¿Será para alguna cita? ¿Será porque se va para siempre? ¿Ya no quiere hablarme? ¿Tiene algo para decirme? ¿Se irá a la universidad por se muy inteligente o se mudará a la ciudad?

-¿Eddie? -me llamó el de acento algo británico -si no vas a leerla se acabará el recreo y tendrás que esperar al almuerzo.

Salí corriendo a mi casillero evitando el grupo de fútbol americano.

Al tener la carta en mi man comencé a temblar, nunca lo admitiría en voz alta, pero puedo ser algo ansioso.

La abrí esperando lo peor, pero el contenido solo era de preocupación por el nombre del club y distintas opciones que incluyen el juego "La casa de los dragones", "El rincón de la magia" y "El calabozo de la aventura" eran algunos de ellos.

Todo para que mi atención se centrara en un "...por favor, cuídate a tí y a lo que te hace feliz. Cariños, 7".

Mi cara ardió mientras solo me imaginaba a él diciéndolo. Dios, lo peor es que creo que este chico solo está siendo amable.

El cerebro se me estaba friendo cuando el británico me alcanzó y sacudió mis hombros.

-¿Te invitó a salir o no? -preguntó haciendo que mi cara ardiera al punto de echar humo, o así lo sentía.

-Solo me dió nombres para nuestro club... -él iba a tomar la carta, pero se la aparté dejándola en el bolsillo interior de mi chaqueta -escribió que le preocupaba el nombre actual y quería que más personas se unieran...

-¿Y por eso tan tomate? -cuestionó incrédulo mientras me miraba.

-¡Déjame en paz! -le grité para salir a la sala avergonzado.

Él me alcanzó empujándome levemente y riéndose de mí.

-Bueno, en temas nada relacionados... ¿Qué tal las clases de lenguaje de señas? -preguntó con una sonrisa.

Tenía ganas de golpearlo, no mentiré. Pero él es el único que se dió cuenta de mis gustos y me apoya.

-Ayer nos explicaron que habían nombres en lenguaje de señas -comenté -pero que nos lo iban a poner los demás, yo no puedo escogerlo, pero no sé porqué.

-Bueno, tu nombre es un conjunto de señas que te describen y tú personalidad, puede ser corto o largo pero solo te lo van a poner cuando sientan que te conozcan lo suficiente -explicó -por ejemplo, Siete usa su nombre ya que es un número y él nombró a Steve usando los signos de "oso" y "protector".

-¿Oso protector? -pregunté.

-Sí, al parecer de la forma que él lo ha conocido eso describe su forma de ser -mencionó -pero también podría ser más largo si es que descubre otro pilar de su personalidad.

Que raro... Pero me pregunto qué nombre me pondría...

-Oye, con lo del nombre del club ¿Qué va a hacer? -cuestionó Wilbur.

-Voy a leerle la carta a los del club y a buscar su opinión con respecto al tema -contesté, obviamente no les diré la última parte.

-¿Podría dejar la carta en tu casa? -pedí -no quiero que mi tío la encuentre.

-Eddie, ya tienes tu cuarto en mi casa y la estructura de tu cama llega mañana -me agarró de los hombros -no debes preguntar, tienes hasta una llave y mis padres están viendo cómo adoptarte.

Desde que el otro día llegué a su casa con los moretones que sus padres me quieren con ellos, pero siento como si no lo mereciera.

-Gracias -fue lo único que pude decirle y volvimos al salón justo antes que tocara el timbre.

Creado Para EstoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora