Capitulo 34

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Hoy es el día de nuestra cita y estaba preparando todo.

Eddie vendría y todo estaba hecho un desastre.

Steve también saldría hoy con Nancy y buscando algo para ponerse dejó todo lo demás tirado por la casa.

Realmente hoy sería agradable. Desde el "accidente" en Navidad no he podido ver esos hermosos rizos o bella sonrisa porque ha tenido que ver todo lo de su trabajo y hacer sus primeras cartas para las universidades.

Yo solo trataba de no pensar en lo de Once. Si muero a manos de mi padre cuando me entreguen no podré verla, ni siquiera más adelante.

Aún dolía esa traición, todas las mañanas me despertaba con lágrimas en mis ojos después de casi no haber dormido.

No logro entender cómo la señora Bayers no vió lo malo en sus acciones. Seguro que esos dos salen y eso no la deja ver la realidad.

Se necesita una voluntad y conciencia de que la otra persona no es perfecta claras para poder distinguir lo correcto en esos casos.

Es una pena que Bob vaya a quedar en el olvido. Es una muy buena persona.

Al escuchar unos pasos acercándose a la puerta me apuré en dejar todo lo de Steve en su cuarto. Sabía que no era Eddie, él camina haciendo sonar más los talones, pero si me distraigo con esa persona hasta que llegue será un problema ordenar después.

Cuando el timbre al fin sonó bajé con todo ya listo.

-Buenos días -era el chico de las pizzas que aún no me dice su nombre.

Le devolví el saludo con la mano. Aún no había ido a comprar libretas nuevas, Steve lo haría cuando volviera.

-Te quería preguntar si nos podríamos juntar para hacer mi posible rutina -se notaba nervioso -sería de gran ayuda hacerla y practicarla los primeros meses contigo para no equivocarme.

Acepté con la cabeza, podía lastimarse gravemente si hacía una mala posición.

-Genial -me quedó mirando un largo rato -¿Te dije que estoy en un curso de "Lenguaje de señas"?

Negué con la cabeza, mis ojeras me estaban matando.

-Bueno, es que yo quería poder comunicarme contigo y así conocernos mejor y tal vez... -dejé de prestar atención, la garganta me picaba, quería toser, pero hacerlo en su cara sería de mala educación.

Mis músculos tampoco se han recuperado del todo.

-¿Qué te parece? -¿Me pide mi opinión? ¿Qué dijo antes? Está muy rojo.

Elevé los hombros tratando de decir que no sabía.

-¿No estás seguro? -preguntó asombrado como un tomate -¿Te gustan los chicos también?

Me le quedé mirando tratando de hilar la conversación que me perdí.

-Es genial -susurró con una gran sonrisa -digo, me parece genial que te gusten mujeres y hombres, seguro te va bien con ambos.

Se quedó callado unos segundos.

-¡Me explico! -gritó -eres un chico asombroso, se nota que eres tierno y dulce y guapo y...

¿Qué está pasando?

-No digo que me gustes -clarificó -aunque no me molestaría... ¡¿Sabes qué?! Cuando termine mi curso vamos a tomar algo.

Se fué corriendo antes de dar mi respuesta.

¿Sabrá que no sé su nombre?

Suspiré y traté de darme ánimos, hoy iba a ver a Eddie. Debo evitar estar depresivo.

La puerta volvió a sonar, por lo que me paré para abrir encontrando al ser que más amo.

Él me abrazó fuertemente respirando profundo.

-¿Cómo has estado? -preguntó -¿Te sigue doliendo?

Negué con la cabeza aún en sus brazos, me sentía tan cómodo que no quería salir de ahí.

Entramos, me relajé  dejando ver mis orejas, nariz y cola y nos sentamos frente a frente en el sofá para poder "hablar".

-¿Pudiste terminar todo? -cuestioné.

-A penas -se rió levemente -pero me van a dejar pasear por el centro comercial antes de la inauguración como beneficio y te quería invitar.

-Con gusto iré si no estoy como salvavidas -me relajé, me alegro que todo le haya resultado bien -¿Qué tal tu amigo?

-Con problemas -aguantó la risa -se le cae el cabello del estrés, pero esto le estresa y una vez lo ví tratando de pegar el pelo que se le caía con cinta adhesiva devuelta a la cabeza.

-¿Tan mal? -me llamaba la atención, eso no se vé a menudo -¿Ha intentado alguna forma de desestresarse?

-Sí, pero ahora prefiero enfocarme en cómo estás tú -me miró cálidamente -¿Pudiste hablar con ese policía idiota?

Suspirando me paré a buscar un papel que me había llegado hace dos días para mostrárselo.

-¡Ese hijo de...! -me quedó mirando -...ese imbécil sí mandó la orden de restricción.

Asentí decaído.

-Iré a hablar con él -afirmó -a menos que lo hayan amenazado o cambiado por un alien, no tiene sentido.

-Gracias -lo volví a abrazar.

-No te preocupes, pero debes descansar, se te nota lo cansado a kilómetros -me acurrucó en sus brazos.

-¿Serías mi novio? -pregunté.

El chico se quedó tieso unos segundos y no sabía cómo interpretarlo.

¿Es demasiado pronto?

De golpe me apretó fuertemente en el abrazo enterrando su cara en mi cuello.

-Dios, ¡Claro que sí! -se estaba riendo mientras trataba de pegarme más a él.

Como me tenía apretado no pude advertir al tiempo que nos íbamos a caer del sofá.

Pero aún en el suelo no me soltaba y besaba mi mejilla.

No pensé que se pondría tan feliz, le hubiera preguntado antes.

Cuando se calmó un poco nos paramos y el saltó a besarme.

Me va a dar un ataque.

Tenía mis mejillas bien tomadas y yo sin saber qué hacer recargué mis brazos en sus hombros.

Nos separamos y volvió a besar mi cara causándome cosquillas.

No fué hasta una hora después que se quedó dormido abrazándome en el sillón con una sonrisa de oreja a oreja hermosa.

Me quedé mirando la mesita mientras escuchaba los latidos de su corazón.

Sonaban sanos y eso me relajaba.

Cuando despertemos seguro será muy tarde y no hemos hecho nada de lo que íbamos a hacer hoy.

Pero este plan también me parece perfecto.

Y sin más tiempo para pensar en mi situación, me dormí.

Creado Para EstoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora