Capítulo 49

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Todo estaba destrozado y cubierto de una baba extraña. Sangre corría por las paredes y el techo estaba apunto de caer.

El líquido rojo no pertenecía a Once o a los Bayers, ni siquiera al policía.

Olía más parecido al exnovio de la dueña de casa.

Bob.

Restos de huesos crujieron a medida que me adentraba en la vivienda ya abandonada.

Bueno, realmente no soy responsable de que esto pasara. No esta vez.

Una vez posicionado en el centro de la mancha más grande traté de concentrarme en el olor para averiguar lo que había pasado ahí.

Un olor tenue mostraba a Bob entrando triste por la puerta, la casa ya estaba abandonada y él se puso a llorar.

Las gotas ligeramente saladas se olían en el piso cuando la puerta se azotó dejando  marcas en el suelo.

Él trató de ver si las ventanas estaban abiertas, pero no y no había nada en las habitaciones para golpearlas.

Volvió al salón.

Trató de gritar por ayuda cuando el piso se abrió bajo sus pies.

La boca salió primero dejando su saliva desparramada por el techo.

Lo mordió tirando las extremidades por los costados al no entrar en un mordisco.

A medida que salía del portal golpeaba con sus patas el techo rompiendo, incluyendo los restos que quedaban del pobre hombre.

Una vez completo en este lado ajustó su tamaño dejando piel pegada a las paredes junto a su sangre.

La puerta se abrió de golpe y salió.

Siguiendo toda la línea de eventos con mi cuerpo, abandoné por unos segundos la casa y miré en busca de otra pista subiendo al techo.

Pude ver a la mitad del bosque un monstruo enorme en forma de araña moviéndose a lo lejos volviéndose transparente.

Esto es muy malo.

Volví a entrar en busca de alguna cosa que haya pasado por alto encontrando un papel que había absorbido tanta sangre que no era legible.

Seguramente una carta de Bob a la señora Bayers.

Bien, ¿Cómo les explico a los demás que hay un monstruo que cambia su tamaño a voluntad y se hace invisible suelto por ahí?

Ya pensaré en algo.

Me quité y enterré mis zapatos 5 metros  bajo tierra en el bosque. Si algún policía llega no quiero que me involucren.

Por suerte ya no tengo huellas dactilares.

Fuí descalzo hasta el centro comercial.

Tanto Eddie, como Steve aún estaban trabajando, por lo que fuí por una malteada mientras los esperaba.

-Así que estás vivo -esa voz me hizo en entrar en modo de alerta parándome por si intentaba atacar.

Era el general que hace tanto tiempo sugirió cortarme las cuerdas vocales.

-Sigues siendo de pocas palabras -se rió -no le diré a tu padre, ya me retiré. Solo quería poder hablar con un viejo compañero.

No podía armar una escena entre tantas personas, por lo que obedecí.

-Fué una lástima cuando te perdiste, el equipo extrañó a su mascota -no sabía si lo decía en serio o si se estaba burlando -incluso uno pegó afiches de se busca con su hija. Pero mostrar cualquier imagen tuya al público estaba prohibido, así que lo mataron.

No entendía el punto de que me dijera eso.

-¿De quién eres la mascota ahora? -cuestionó.

No iba a contestar. Solo tenía malas intenciones.

-De quien sea que seas ahora, te está cuidando mejor que ese científico loco -volvió a reír -cuando te ví por primera vez tenías partes de la cabeza rasuradas y una vocecita chillona horrible.

Tenía apenas un par de años. Todos los niños tienen voces chillonas.

-Solo quería que te callaran -suspiró -pero tu padre me dijo "que gran idea, así no nos puede delatar". En ese momento entendí con quién estaba tratando y por qué el gobierno lo quería de su lado.

¿Por qué me está diciendo todo esto?

A lo lejos pude ver a Dustin, Lucas, Max y Mike llendo detrás de la porrista.

Será mejor que los detenga, ella los podría llevar con la bestia.

-Fué un placer -me paré -pero me tengo que retirar.

Salí corriendo persiguiendo a los pequeños.

Ellos iban a doblar la esquina para seguir el rastro de la chica, pero los levanté de sus camisas.

-¡¿Qué demonios haces?! -cuestionó la peliroja.

-¿Por qué no tienes zapatos? -miró mis calcetines Mike.

-Estábamos a punto de saber lo que trama -comentó Lucas mientras los bajaba.

-¿No deberías estar trabajando? -Dustin parecía confundido.

-No quiero que se acerquen a ella -afirmé -les explicaré todo cuando salgan del trabajo.

-Pero si ayer dijimos... -se quejaba uno.

-Pero nada -suspiré -hay un cadáver involucrado -señalé a lo que se detuvieron.

-¿Alguien murió? -el hermano de Nancy había entrado en pánico -¡¿Cómo es que no te diste cuenta?!

Golpeó mi abdomen de la frustración. No es como si me doliera, así que lo dejé para que se calmara.

Y eso que no vieron los restos.

¿Todos los niños a esta edad les impresiona ver un muerto? ¿Es algo que se pasa con el tiempo?

-Siete -escuché la bella voz de mi hombre favorito.

-¿Qué tal el trabajo? -pregunté dejando un beso en la frente de Eddie -¿Agotador?

-Algo, había una anciana que no tenía idea de lo que quería, tardé más de una hora en que se fuera -tomó mi cara sonriendo -¿Descubrieron algo nuevo?

-Él habló de un cadáver -me señaló el moreno.

No es algo de lo que me gustaría hablar ahora.

-Entonces supongo que vamos por Steve -me miró y sacudió mi cabello -¿Qué tan mala está la situación?

-Bastante -me límite a mencionar.

De vuelta en casa nos topamos con Billy comiendo frituras en el sofá.

-Tengo tres noticias -se volteó a vernos -el acosador te dejará tranquilo, lo que sea que esté en su cabeza le duele y no queda limonada.

-¿Te molestaría sentarte de una forma que todos podamos hacerlo? -cuestionó mi hermano cansado.

-¿Pasó algo con la porrista? -preguntó -¿Por qué esas caras? ¿Y tus zapatos? -me miró -ese chico casi se desmayó cuando te vió sin camiseta.

Mi novio me miró y yo le traté de dar a entender que no era importante, pero no parecía muy convencido.

¡Hola!

Espero que se encuentren lo mejor posible y les esté gustando esta humilde historia.

¡Nos leemos luego!

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