Capítulo 32 E

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Era un desastre, mi cabello se había arruinado después del viaje en auto y realmente quería arreglarlo antes de ir con Siete.

Era nuestra primera cita y ya casi me infarto dos veces y es que mi traje estaba lleno de arrugas, tuve que plancharlo haciendo que llegáramos tarde. Ahora mi cabello era un desastre y es que es tan esponjado que el solo hacerme un moño resulta en una misión imposible.

-¡Me cansé! -declaró Wilbur bajando del auto -yo iré a dentro, si quieres perder toda tu cita por la que pasé 3 horas escogiendo un traje contigo por un peinado que está perfecto como está, bien. Pero yo no perderé mi oportunidad de pasar un buen rato en el baile que estuve meses organizando.

Tal vez él tenía razón y yo solo estaba nervioso.

Salí del auto respirando profundo y entré.

Habían muchos niños bastante más bajos y casi nadie de preparatoria, así que encontrar a Siete no debería ser difícil.

Luego de 10 minutos lo pude visualizar dejándome congelado.

Su cabello ligeramente despeinado haciendo que parezca relajado, su traje con las mangas subidas a los codos y una sonrisa genuina que daba mientras Wilbur se quejaba de algo me dejaron sin aliento.

Es precioso.

Con mi cara hirviendo me acerqué a paso veloz notando cómo su sonrisa se ensanchó y sus ojos brillaron al notarme.

No sé que hice para poder encontrarlo, pero agradezco a lo que sea que haya juntado nuestros caminos.

-Hablando del rey de Roma -comentó mi amigo con una mueca -veo que decidiste aparecer.

-Me dijo que tenías problemas con tu cabello -mencionó sin borrar su sonrisa -te ves hermoso.

Me voy a morir de ternura.

-Yo me retiro -declaró mi amigo llendo a la mesa de los bocadillos.

-Luces muy bien -afirmé nervioso.

-Gracias, viniendo de tí significa mucho -se acercó un poco más -¿Te gustaría si bailamos?

-Me encantaría, pero hay muchas personas muy religiosas aquí y profesores que no estarán de acuerdo -realmente era una lastima.

-Está bien, a mí no me importa, pero si tú no te sientes cómodo con eso, podemos bailar en otra ocasión, cuando estés listo -nos fuimos a sentar a las gradas.

Durante la noche conversamos bastante tranquilos de cosas triviales, como el hecho de que va a probarse mañana para salvavidas y que yo iba a entrar a trabajar como vendedor en un "Blockbuster" qué habría en el centro comercial.

Técnicamente yo ya salí por notas, pero como debemos tener el último semestre este solo es una preparación para las pruebas universitarias y escribir cartas de presentación con profesores para que nos ayuden.

No sabía a qué universidad ir o qué me gustaría estudiar, ni siquiera si quiero hacerlo.

-Hey, no esperaba encontrarte aquí -se acercó un chico saludando a Siete.

-¿Se conocen? -le pregunté.

-Es el chico que nos atendió en la pizzería hace una semana cuando volvimos de cerrar el portal -avisó.

-¡¿Hablas lenguaje de señas?! -me preguntó sobresaltado.

-Sí... -esto era incómodo, aunque no sé porqué -gracias por las pizzas el otro día, estaban muy ricas.

-¿Pizzas? -cuestionó sorprendido.

-Sí, Siete me dijo que tú lo atendiste cuando fué -comenté.

Él se sonrojó ligeramente mirando a mi cita de una manera que no me gustaba del todo.

-Fué un placer -le sonrió -¿Puedo hablar contigo un segundo?

Me tironeó del lugar bajo la mirada sorprendida de Siete.

-¿Necesitas ayuda? -alcancé a ver que preguntaba.

-Vuelvo en unos minutos -me despedí.

Llegamos a una esquina no muy concurrida cuando paró.

-¿Dónde puedo aprender lenguaje de señas? -me preguntó.

¿Por qué me apartaba para preguntar eso?

-¿Quieres aprender? -cuestioné.

-Sí, quisiera poder pasar más tiempo con ese chico -miró de reojo a Siete -se ve que es amable... Y lindo -susurró lo último, pero alcancé a escuchar.

Bien, debo mantener la calma.

-Si quieres aprender para comunicarte con personas que no pueden hablar o escuchar te puedo recomendar un lugar -expliqué a lo que se emocionó -pero conocerlo y ser amigo de Siete es algo de él. No le importa si haces señas o no. La mayoría de sus amigos no hablan lenguaje de señas.

Después de eso me retiré, repentinamente me sentía algo cansado.

-¿Todo bien? -preguntó preocupado cuando llegué a su lado.

-No es importante -me senté pegado a él.

El tenerlo cerca realmente es relajante.

-Estoy aquí para tí si quieres hablar del tema -se quitó su chaqueta y la dejó en su regazo -si te molesta que nos vean, espero que esto esté mejor.

Tomó mi mano ocultando nuestro agarre bajo la chaqueta y con su pulgar acarició el dorso de mi mano mientras me sonreía.

Como ya estábamos sentados cerca no se notaba y eso me relajaba. Era una absoluta victoria.

Ya sufría de bastantes prejuicios por jugar calabozos y dragones, no quería más por ser gay.

Aunque no sea algo que yo haya decidido realmente.

-Hola chicos -se acercaron Nancy y Steve -¿Cómo les va?

-Bien por aquí -respondí sinceramente -¿Y ustedes?

-Agotados -suspiró ella -he vigilado toda la noche a Mike y necesito un respiro. ¿Les conté que voy a comenzar a trabajar en el periódico escolar?

Ambos negamos a la vez. La verdad es la primera vez que entablo conversación con ella.

-¿A nadie más le parece raro que hagan el baile de invierno dos días antes de Navidad? -comentó Steve -la próxima semana volvemos a clases. ¿No era mejor hacerlo al inicio de las vacaciones?

-Yo también lo encuentro raro -acepté -entre eso y la fiesta que hacen al mismo tiempo es casi como si no quisieran que las personas vinieran.

-Por fin alguien que entiende -miró al techo aliviado.

-¿Qué tal van? -llegó Wilbur -¿Han disfrutado el baile?

-Bastante -añadió Steve -me sorprende que en unos meses esos niños entrarán a la escuela con ustedes. Es una pena que nos graduemos cuando eso pase. Al menos Siete, Nancy y Jonathan nos podrán decir cómo se comportan con los adultos.

-¿Eso dice el que le quería poner gomitas a su jugo? -se burló su novia.

Ya ni recuerdo porqué estaba tan nervioso.

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