Capítulo 3

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Su primer día comenzó con mal pie, al haberse metido en la cama tan tarde, se levantó pasada la hora del desayuno, rápidamente se puso el uniforme y salió corriendo para llegar a su primera clase. Jamás había escuchado sobre la asignatura de estudio de criaturas, pocas veces en su vida se había topado con alguna criatura extraña sin contar aquella criatura vegetal que vio el día anterior en la entrada de Dragston.

Una vez, cuando era pequeña un circo ambulante llegó a su vecindario y ahí pudo ver a una criatura que se creaba según lo que decía su adiestrador. Si el quería que está se convirtiera en un reloj la criatura lo hacía. Uno de los trucos que mostró al público fue como se convertía en una persona del público y todos quedaron con tal asombro que el anfiteatro estalló en un ruidoso aplauso.

La clase se impartía en la torre del rayo, o así es como la llamaban todos debido a que siempre era esa torre la que se encargaba de repeler las descargas que lanzaban las muy comunes tormentas que rodeaban el colegio.

Siguiendo las indicaciones de los carteles para no perderse de nuevo, por fin llegó. Había ya veinte alumnos preparados para recibir la lección. La inmensa mayoría estaban en una esquina charlando en un círculo, mientras que una minoría observaba tan asombrados la habitación como Dahlia.

La torre parecía pequeña desde el exterior, pero por dentro era enorme, había espacio para veinte mesas y a un lado una sala para interactuar con las criaturas que estaban enjauladas.

Después de buscar un rato encontró a Becca en un lado de la clase mirando una jaula. Dahlia se acercó y vio a una criatura de pelo negro, con un tamaño realmente pequeño casi como la palma de la mano, tenía orejas puntiagudas y los ojos rojos como las sangre, además tenía una cola que acababa en pinchos.

Las miraba con tristeza y parecía que estaba llorando, sus ojos brillaban y producía un pequeño ronroneo. De vez en cuando rodaba de forma dulce por el suelo de la jaula y se acariciaba el pelaje negro con extrema delicadeza.

— ¡Mira Dahlia! Es un Jawak, mi padre me llevaba a verlos cuando era pequeña, pero ahora ya no se venden, creo que están en peligro de extinción o algo así...aunque la verdad no recuerdo bien cuales eran sus poderes...

— ¡Qué monada! — dijo Dahlia extendiendo el dedo para tocarlo.

La puerta se abrió de golpe y un grito calló todos los murmullos de la clase.

— ¡Ni se le ocurra tocarlo! — chilló un señor mayor de cara rechoncha, señalando directamente a Dahlia — Aléjense de la jaula, ¡ahora!

Sin pensarlo, las dos dieron una zancada hacia atrás y el profesor, corrió a cubrir con un pañuelo negro la jaula.

El profesor tenía una estatura pequeña y era más bien redondo, su pelo era castaño con alguna que otra cana, vestía una bata oscura con el logo del colegio en ella, pero lo que más llamaba la atención era su bigote con forma de rayo.

Dahlia se fijó que en su clase estaba el chico con el que se había topado en el pasillo, este estaba riéndose de la situación y charlando con otro alumno.

— Menuda suerte has tenido jovencita si hubiera llegado más tarde, ahora mismo estaría sin un dedo — dijo mientras depositaba algunos libros sobre la mesa del profesor — Bueno, quiero que vengan por aquí, ya que hoy esta jovencita casi es atacada por un Jawak, os explicaré que es.

Becca y Dahlia estaban aún conmocionadas y avergonzadas, todos los estudiantes siguieron al profesor. Dahlia agarró a Becca del brazo y la llevó detrás de la multitud de alumnos que iban hacia la otra sala.

— Oye Becca, ¿quién es ese chico de ahí? — preguntó Dahlia haciéndole una seña en dirección al chico desconocido del pasillo.

— ¿No sabes quién es? — Becca siguió la mirada de Dahlia y abrió completamente los ojos.

El resurgir de las sombras (A.L.P) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora